Despu¨¦s de Pujol, ?qu¨¦?
LA LARGA ristra de congresos que este oto?o han protagonizado todos los partidos catalanes no ha sido en balde. Desde el 28 de septiembre, fecha de la celebraci¨®n del congreso regional del PP de Catalu?a, hasta ayer mismo, en que clausur¨® su congreso Uni¨® Democr¨¢tica de Catalunya -el socio j¨²nior de la coalici¨®n que gobierna a Catalu?a y garantiza la mayor¨ªa de gobierno a Aznar-, muchas cosas han cambiado en el paisaje pol¨ªtico catal¨¢n. El PP descabalg¨® a Aleix Vidal-Quadras para seguir en sus tratos con Pujol con mayor comodidad. Converg¨¦ncia Democr¨¢tica consolid¨® como secretario general a Pere Esteve -mediante un discurso program¨¢tico m¨¢s radicalizado- para intentar organizar el partido sin Miquel Roca -que ha sido su segunda alma y ahora se ha retirado a la vida privada- y pensando en c¨®mo sobrevivir cuando Pujol no pueda seguir siendo su primera alma y presidente de la Generalitat.
Narc¨ªs Serra at¨® bien cortas las bridas del PSC en su congreso, arrinconando a Raimon Obiols en la presidencia del partido gracias al pacto con los llamados capitanes del aparato, pero el congreso local de Barcelona depar¨® la sorpresa que descoloc¨® a todos: el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, anunci¨® su retirada de la alcald¨ªa y como t¨¢cita conclusi¨®n su disponibilidad futura para otros lances pol¨ªticos como retar a Pujol en las elecciones para la presidencia catalana.
El congreso de Esquerra Republicana de Catalunya tambi¨¦n registr¨® cambio de dirigentes: Josep Llu¨ªs Carod Rovira, m¨¢s propenso a pactar con otras fuerzas de izquierda como Iniciativa per Catalunya (IC) y PSC que con los actuales socios del PP, ocup¨® el lugar del que hab¨ªa desertado ?ngel Colom, junto a Pilar Rahola, para fundar el Partit de la Independ¨¦ncia, una informe organizaci¨®n dividida entre las querencias de Colom por Pujol y las de Rahola por Maragall y por su idea de un partido transversal u Olivo a la catalana. Otro de los dirigentes que patrocinan tal alternativa, Rafael Rib¨®, consigui¨® mantenerse en cabeza de IC, a pesar de las constantes amenazas del anguitismo de organizar una sucursal del PCE en Catalu?a que mantenga bien limpia la diferencia entre las dos orillas en vez de las conciliadoras propuestas de unir a todo el centro-izquierda.
La culminaci¨®n de este oto?o congresual, este fin de semana, ha correspondido a los democristianos, que han subrayado con descaro todo lo que los otros congresos indicaban de forma indirecta. El partido que preside Josep Anton Duran i Lleida se considera maduro, y suficientemente fuerte -incluso en cuadros y cargos p¨²blicos- como para adoptar una fisonom¨ªa netamente diferenciada de CDC y de Pujol para preparar una nueva ¨¦poca en la que la coalici¨®n deje de existir. A ello se han dedicado los congresistas a conciencia: si Pujol propone la negociaci¨®n bilateral entre el Gobierno y el nacionalismo catal¨¢n como m¨¦todo, Duran apoya la unidad de acci¨®n de todos los partidos catalanes para consolidar y aumentar el autogobierno, o lo que denomina un Olivo nacional; si CDC rechaza participar en el Gobierno, UDC se muestra dispuesta, despu¨¦s de que se reconozca el car¨¢cter plurinacional de Espa?a.
Pero donde Duran pone el dedo en la llaga es en su dibujo del pujolismo como una larga etapa excepcional a la que seguir¨¢ la normalidad de mayor¨ªas relativas y gobiernos compartidos. Uni¨® desea evitar la b¨²squeda de un nuevo Pujol para sustituir a Pujol; es decir, de un delf¨ªn capaz de seguir aglutinando como una sola cosa al nacionalismo y a la derecha moderada. Esta formaci¨®n de inspiraci¨®n cat¨®lica y catalanista, fundada en 1931, tiene ante s¨ª ahora la oportunidad de dar el salto que la historia no le hab¨ªa deparado en ning¨²n momento, despu¨¦s de 17 a?os de fundir su vida en la de CiU, de gozar las ventajas de la ascensi¨®n pujolista y los sufrimientos de quien constantemente se ve estigmatizado por parasitismo. Para UDC, despu¨¦s de Pujol, las instituciones; es decir, los partidos, el nacionalista por un lado y el democristiano por el otro. Y para un planteamiento de estas caracter¨ªsticas, con Duran reconocido y consolidado en cabeza de su partido, saben los democristianos que tienen buenas cartas para ganar esta manga, en la que no est¨¢ en juego tanto el gobierno futuro de Catalu?a como el liderazgo del centro-derecha-izquierda catal¨¢n, un espacio en el que aspiran a ser la fuerza principal y hegem¨®nica.
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