Telef¨®nica lucha por mantener su negocio en Argentina ante las firmas de EE UU

Desde varios frentes, Telef¨®nica de Argentina, controlada por Telef¨®nica de Espa?a, de cuya buena marcha dependen otras muchas empresas espa?olas suministradoras, sufre un acoso encaminado a impedir la continuidad de su monopolio en telefon¨ªa b¨¢sica m¨¢s all¨¢ de 1997. El cerco pretende tambi¨¦n limitar la presencia de la empresa en los nuevos negocios de un sector que factura 8.000 millones de d¨®lares (1,040 billones de pesetas).

Argentina ha resultado clave en la estrategia de expansi¨®n internacional desarrollada por Telef¨®nica en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, el empuje de las compa?¨ªas de telecomunicaciones de Estados Unidos, con el apoyo de algunos parlamentarios argentarios, est¨¢ poniendo en aprietos la actividad de Telef¨®nica Argentina (TASA), cuya gesti¨®n est¨¢ controlada por Telef¨®nica de Espa?a desde 1990.A la decisi¨®n oficial de suspender el lanzamiento de InfoVia en la capital y el gran Buenos Aires, poni¨¦ndose en duda la legalidad de este servicio de suministro de im¨¢genes, voz y datos, se. suman otras como la entrada de la competencia en la prestaci¨®n de servicios interurbanos e internacionales, pese a la protesta de Telef¨®nica, entre ellas el llamado call back (un servicio de rellamada que abarata las comunicaciones internacionales v¨ªa alguna operadora norteamericana).

TASA encuentra, adem¨¢s, resistencias de todo tipo a la reestructuraci¨®n tarifaria que ha presentado a las autoridades y se ha topado con un controvertido proyecto de ley de radiodifusi¨®n que impide su entrada compa?¨ªa en la televisi¨®n por cable.

Aunque el ministro de Econom¨ªa, Roque Fern¨¢ndez, asegura que no permitir¨¢ ninguna jugada sucia contra los derechos de Telef¨®nica, no parece tan escrupuloso el comportamiento de otras personas, algunas con capacidad decisoria en la Administraci¨®n y vinculadas en su momento a intereses claramente contrarios a los de Telef¨®nica de Argentina.

Se avecinan tiempos dif¨ªciles para Telef¨®nica de Argentina, que ha reducido aqu¨ª sus planes iniciales de inversi¨®n en unos 300 millones de d¨®lares (39.000 millones de pesetas). Su direcci¨®n teme que, tal como ha sucedido en no pocas ocasiones, razones pol¨ªticas o de imagen primen sobre las t¨¦cnicas a la hora de adoptar decisiones importantes, a juzgar por los acontecimientos.

A ra¨ªz del r¨¢pido desarrollo del sector en este pa¨ªs suramericano, se observ¨® un desembarco y toma de posiciones de grandes empresas de Estados Unidos como AT&T, GTE, TICI, Bell Canada, Bell Atlantic, US West, y otras como Entel Chile, Continental o la editora del Washington Post. Y lo cierto es que mientras las competidoras norteamericanas aprietan, se observa una indefinici¨®n gubernamental sobre las pol¨ªticas de telecomunicaciones y el ¨¢mbito decompetencias de TASA.

La antigua Entel (Empresa Nacional de Telecomunicaciones) fue privatizada en 1990 y se decidi¨® la modalidad de monopolio, en favor de Telef¨®nica espa?ola, para asegurar que el servicio b¨¢sico alcanzase al mayor segmento posible de poblaci¨®n. La duraci¨®n del contrato fue de siete a?os, con pr¨®rroga autom¨¢tica de tres m¨¢s si se cumpl¨ªan los objetivos.

Pese a que estas metas se han superado con creces, seg¨²n datos oficiales, algunos funcionarios pretenden ahora una auditor¨ªa internacional y se intensifican las presiones de todo tipo para lograr la liberalizaci¨®n del mercado en 1997, sin pr¨®rroga. "Hemos cumplido sobradamente los compromisos adquiridos cuando asumimos la gesti¨®n de Telef¨®nica Argentina" afirma Javier Nadal, presidente de TASA.

Telef¨®nica Argentina, con una facturaci¨®n de 2.700 millones de d¨®lares (m¨¢s de 350.000 millones de pesetas) gestiona m¨¢s de 3,9 millones de l¨ªneas en servicio y ha reducido los tiempos medios de espera de instalaci¨®n de un tel¨¦fono a 15 d¨ªas (frente a los tres meses comprometidos) y de reparaci¨®n a d¨ªa y medio (frente a los tres d¨ªas pactados con la Administraci¨®n). Los principales agentes interesados en romper el monopolio son las empresas privadas de telecomunicaciones, con la vista puesta en las comunicaciones de larga distancia, entre otros negocios. Se trata de la gigante norteamericana AT&T, un lobby de firmas activamente secundado por su embajada y la C¨¢mara de Comercio de Estados Unidos, y determinados funcionarios y legisladores, que maniobran para renegociar el contrato de privatizaci¨®n.