Nochebuena
Esta noche es Nochebuena: me juego el sueldo.Hay quienes abominan de la Nochebuena (y la Navidad) no por nada sino porque se lo impide su religi¨®n. M¨¢s bien se lo impide su agnosticismo. Dicen: "A mi no me felicite las Pascuas: no creo en Dios".
Dan que pensar, ciertamente. A muchos que ya se encontraban preparando la gran cena de Nochebuena, mu¨¦rdago en la puerta, luces de colores, espumillones por cima del mobiliario, el pavo en el horno aromatizando a la vecindad, vinos y licores, turr¨®n y mazap¨¢n, ni se les hab¨ªa ocurrido que tal noche como hoy, de esto hace 1996 a?os -ya ha llovido- naci¨® en Bel¨¦n el Ni?o Dios.
Es lo malo de la Nochebuena, lamentan la Iglesia, sus ministros, sus feligreses: que en vez de la conmemoraci¨®n del acontecimiento m¨¢s trascendental de la historia del mundo, parece una fiesta pagana.
Uno no mentar¨ªa la historia, sin embargo, por si acaso. A lo mejor a alguien le da por revolver y encuentra en el arcano que fiesta pagana ya hab¨ªa (en loor del solsticio de Capricornio, por cierto), y aprovechando astutamente aquella costumbre, la convirtieron en religiosa.
Tampoco dramatizar¨ªa tanto: Nochebuena, Navidad y Reyes forman parte de nuestra cultura -seguramente lo m¨¢s hondo y sentido de nuestra cultura- y adem¨¢s son fiestas bonitas, fiestas. entra?ables, donde se come, se bebe, se regala el cuerpo con alegr¨ªa, y si algo se predica es paz y armon¨ªa, es solidaridad y amor.
Ir¨¢ por gustos (para lo cual no existen normas) pero unos cuantos de este lado del hemisferio preferimos las conmemoraciones navide?as que las de Holloway, pongamos por caso. A muchos les motiva y les enternece m¨¢s la Navidad mediterr¨¢nea, con su Sagrada Familia en el Portal, los Reyes Magos trayendo ofrendas, de testigo la vieja haciendo gachas, que el gordito Pap¨¢ Noel.
A Papa Noel lo consideran asimismo pagano y nada hay de eso. Papa Noel aparece abrigado de pieles y terciopelo rojo, desliz¨¢ndose majestuoso por la nieve en su trineo m¨¢gico, y posiblemente no sea sino un mandado; el traidor que llaman en jerga teatral. Los regalos. los env¨ªa en realidad San Nicol¨¢s, segun pagos nombrado Santa Claus, y lo propio es que se presente vestido de obispo, mostrando tres bolas de oro, un ancla a sus pies. Santo milagrero donde los haya, ense?a la tradici¨®n que mediante aquellas bolas aur¨ªferas impidi¨® se prostituyeran tres doncellas, a mayor abundamiento resucit¨® tres ni?os, y echando el ancla dio amparo a los navegantes y mareantes de principios del actual milenio.
San Nicolas ser¨ªa taumaturgo -nadie lo duda- mas parece evidente que contaba con buenas herramientas. El ancla es signo de salvaci¨®n y de esperanza -as¨ª lo acogieron los cristianos primitivos-, v¨¢lido para mareantes y navegantes aunque igualmente para todo ser humano lo mismo con oficio que sin beneficio. El oro, al margen su prosaica cotizaci¨®n mercantil, alcanza un valor de proporciones inconmensurables. Es luz, seg¨²n la doctrina hind¨². Maestros de la alquimia revelaron que los movimientos de rotaci¨®n y traslaci¨®n de la Tierra convierten los rayos de sol en hilos de oro y estos penetran los estratos terrestres hasta alcanzar el n¨²cleo del planeta, donde se guardan hechos un ovillo. Y si el oro es proyecci¨®n del Sol, lo ser¨¢ del Ser Supremo, de la Omn¨ªmoda Inteligencia Divina.
La Nochebuena, en definitiva, es luz cegadora que aniquila el caos y los malos presagios con la alegr¨ªa de vivir. Es noche de albricias y villancicos, del buen yantar y el largo libar. Es noche de generosidades y ofrendas, que deber¨ªan repetir, con la m¨¢xima fiabilidad posible, los usos primigenios cimentadores de nuestra cultura.
As¨ª que, ?sea! Esas bolitas de oro, por ejemplo... O, mejor a¨²n, oro puro fundido en barras. Constituye un buen regalo, fino detalle, ajustado al gusto del consumidor. Uno practica esta elegancia social del regalo, no se crea. "Regale oro", aconsejan los joyeros, que en cuesti¨®n de regalos son sabios. En cambio nadie aconseja regalar anclas. Un servidor pasa de anclas. A un servidor le meten un ancla en casa y tiene que dormir en la escalera. Y tampoco es eso.
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