Karembeu no pudo ganar al Madrid, su futuro equipo
Dej¨® sobre el c¨¦sped un regate de malabarista, un soberano sombrero y un toque de terciopelo que un compa?ero no aprovech¨® porque el portero reserva del Madrid, de apellido Ca?izares, quer¨ªa demostrarle muchas cosas a Capello. Dej¨® tambi¨¦n su lucha fren¨¦tica, su habilidad en la presi¨®n y su larga zancada. Y se fue al vestuario jaleado por el Bernab¨¦u, que le agradeci¨® su fidelidad a unos colores que todav¨ªa no puede vestir. Era el d¨ªa de Karembeu, protagonista de una esquizofr¨¦nica situaci¨®n. Ayer volvi¨® a jugar en el equipo en el que no quiere jugar pero lo hizo contra el equipo en el que se muere por jugar.Y con el p¨²blico deseando saber por qu¨¦ el Madrid y el Bar?a andan a la gre?a por ¨¦l, comenz¨® la segunda parte, o sea, el partido. Porque el Madrid- Sampdoria se inici¨® con 45 minutos de retraso, los que tard¨® Ra¨²l en aparecer sobre el c¨¦sped. Hasta entonces el hielo pudo con todo. El ¨²nico criterio del Madrid lo pon¨ªa Redondo, que no ped¨ªa permiso al banquillo para que el bal¨®n circulara. Porque andaba el Madrid encorsetado, con S¨²iker aturronado, Seedorf perdido en una zona que le ense?¨® ayer su t¨¦cnico y que se llama punta de ataque y Sanchis buscando el regate imposible. Ense?aba mientras el Sampdoria a Manzini, coloso en un encuentro de circulaci¨®n prohibida, de ritmo falso y que guardaba la imaginaci¨®n en la nevera.
Pero en esto que un pelotazo de Roberto Carlos, de esos que parecen sin sentido y lo encuentran cuando alguien, por ejemplo S¨²ker, lo acuna en su bota, acab¨® en penalti. Lo transform¨® el croata, lleg¨® el descanso y empez¨® el partido, es decir, que sali¨® Ra¨²l. Y se hizo el f¨²tbol.
Mihajlovic so?ar¨¢ de por vida con lo que lo hizo. Pocas veces vivir¨¢ semejante pesadilla. Preferir¨¢ estar despierto, como estaba cuando all¨¢ en la banda le desri?on¨®. Y despierto estaba cuando le hizo un cano, y le amag¨® por dentro y se fue por fuera. Y centr¨®. Y no fue gol de milagro. Fue un suplicio. Un esc¨¢ndalo. Ra¨²l.
Pero ya nada cambiar¨ªa el resultado. Qued¨® en el recuerdo el sentimiento, representado por Karembeu, y el f¨²tbol, propiedad de Ra¨²l. Y qued¨® tambi¨¦n el pu?etazo que Petkovic le dio a Pesares? al final del choque. Un feo colof¨®n para lo que no dej¨® de ser la fiesta de Karembeu.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.