Un segundo enfermo terminal se acoge en Australia a la eutanasia legal
Janet Mills tem¨ªa 52 a?os y sufr¨ªa un extra?o c¨¢ncer de piel
(Australia)Una enferma terminal de c¨¢ncer de 52 a?os es la segunda persona que fallece por la aplicaci¨®n de la ¨²nica ley vigente en el mundo que permite la eutanasia, en el norte de Australia. Una nota de la Coalici¨®n Nacional a favor de la Eutanasia Voluntaria inform¨® ayer de la muerte, el pasado d¨ªa 2, de Janet Mills al administrarse una dosis letal de droga. El Parlamento nacional quiere derogar la ley que el pasado a?o aprob¨® la eutanasia.
En presencia de su esposo y un hijo, Mills puso fin a tres a?os de sufrimiento en su lucha contra una micosis fungoides, un extra?o e incurable tipo de c¨¢ncer de piel. Mills, quien ten¨ªa por delante s¨®lo unas semanas de vida, fue asistida por el doctor Philip Nitschke, quien ayud¨® asimismo a morir el pasado septiembre a Bob Dent, de 66 a?os, tambi¨¦n enfermo de c¨¢ncer. "Creo que la eutanasia es lo mejor que existe para los enfermos que no tienen posibilidad de mejorar, ya que acaba con un sufrimiento innecesario", dijo Mills la v¨ªspera de su muerte en una carta que ha sido difundida por Internet.Bob Dent fue el primero en morir mediante el m¨¦todo de Nitschke, que consiste en un ordenador que controla la aplicaci¨®n de la jeringuilla. El paciente al presionar la palabra "s¨ª" en el teclado autoriza la introducci¨®n de una dosis letal en su cuerpo.
Seg¨²n la legislaci¨®n, la persona que se quiera acoger a la ley de la eutanasia debe presentar tres certificados m¨¦dicos de facultativos distintos en los que se confirme que es un enfermo terminal, que no existe tratamiento para su mal y que est¨¢ en pleno uso de sus facultades mentales.
Mills viaj¨® en diciembre a Darwin, capital del Territorio del Norte australiano, acompa?ada por el doctor Nitschke, para "suplicar" la firma de un onc¨®logo que, junto con las del facultativo y un psiquiatra, conseguir¨ªa las tres necesarias.
El Parlamento nacional quiere abolir la ley de la eutanasia, vigente desde el pasado 1 de julio en el Territorio del Norte, por lo que los m¨¦dicos a¨²n se resisten a ayudar a morir a los enfermos incurables que lo solicitan.
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