Pol¨ªtica virtual
Se rumorea que en los archivos secretos del Kremlin han encontrado una sorprendente carta de despedida de l¨®sif Stalin. Parece que en ella ofrece una serie de consejos a sus camaradas para el caso -altamente improbable, por supuesto- de que no fuera el capitalismo, sino el socialismo, el que se rompiera v¨ªctima de sus propias contradicciones: disolver entonces la Uni¨®n Sovi¨¦tica, unificar Alemania y solicitar la entrada de Mosc¨² en la OTAN. "Occidente nunca se recuperar¨¢ de ese golpe", conclu¨ªa seguro el moribundo hombre de Estado.Algunas de las sorpresas que nos ha deparado la historia reciente se deben a que cosas ins¨®litas de este estilo se han convertido en realidad y realidades tenidas por s¨®lidas se han desvanecido de manera misteriosa. Por eso se impone la necesidad de tratar con m¨¢s respeto las fronteras de lo posible, con iron¨ªa todo lo que se presenta como algo estable y con menos incredulidad cuanto nos parece, por ahora, un sue?o irrealizable. La pol¨ªtica-ficci¨®n puede ser una anticipaci¨®n imaginaria de la realidad, mientras que la seriedad de quien ¨²nicamente constata hechos y mide magnitudes se puede revelar pronto como un desvar¨ªo rid¨ªculo.
Muchos de los conceptos que todav¨ªa manejamos tienen un aspecto cansado y resulta dif¨ªcil inventar otras categor¨ªas desde las que comprender algo mejor la realidad social. Esta precariedad hace que tengamos la sensaci¨®n de vivir en una sociedad desconocida, cuya realidad se mueve m¨¢s r¨¢pidamente que nuestro vocabulario, siempre tan lento e impuntual. Casi todos los diccionarios pol¨ªticos y sociales han envejecido aunque sus conceptos sigan utiliz¨¢ndose. Buena parte de nuestros discursos la conforma un lenguaje ruinoso, inapropiado, inercial. Cubrimos con las mismas fachadas verbales realidades que han cambiado radicalmente. Nos parecemos a alguien que sigue tratando de atrapar algo con un brazo que ha perdido o a quien vive de una renta hace tiempo agotada. La pol¨ªtica virtual consiste en la ficci¨®n de aplicar el mismo nombre a realidades dispares, en querer vivir en la inocencia de las denominaciones.
Las identidades sociales, por ejemplo, presentan un aspecto que ya no puede determinarse con el vocabulario tradicional en el que se condensaba la idea moderna de soberan¨ªa. Todav¨ªa se piensa que lo propio debe ser defendido contra lo ajeno, delimitado y separado, si es que quiere conservarse la identidad, pero hace tiempo que las cosas funcionan de otra manera y la identidad se construye de manera bien distinta, mediante la cooperaci¨®n y el, acuerdo, explorando posibilidades no disyuntivas. La construcci¨®n europea o la idea de una intervenci¨®n humanitaria son un ejemplo de estas nuevas realidades que han puesto en una dif¨ªcil situaci¨®n a muchos conceptos que manej¨¢bamos para definir la soberan¨ªa de los pa¨ªses y condenar su avasallamiento. Mucha ret¨®rica soberana y la vieja letan¨ªa antimilitarista se parecen, en este contexto cambiante, a aquella piadosa anciana que segu¨ªa dando limosnas para redimir a los cautivos por los turcos en tierra santa. No se trata de estar haciendo algo bueno o malo, sino algo que no tiene sentido. Imaginemos un astronauta ruso que fue lanzado al espacio hace unos anos y al regresar ahora se declara ciudadano de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La cuesti¨®n es nuevamente una actitud cuyo referente en la realidad es un destinatario inexistente.
A muchas de las cosas que nombramos les pasa algo parecido y sufren esa enfermedad que procede del envejecimiento de las denominaciones. Tambi¨¦n el lenguaje se cansa y desgasta, aunque se resiste a morir mientras encuentre un discurso inercial que le ofrezca cobijo. ?Qu¨¦ significado puede tener la designaci¨®n de algo que todo el mundo sabe como secreto de Estado? ?Por qu¨¦ conf¨ªan tanto en la justicia quienes m¨¢s han de temer de' ella? ?Qu¨¦ quiere decir exactamente dejar trabajar a los tribunales? ?Cu¨¢l es el sentido de objetivos pol¨ªticos como moderaci¨®n o estabilidad, tan queridos por el centrismo difuso? ?Qu¨¦ significa cumplir la Constituci¨®n? Las palabras nos sirven para saber de qu¨¦ hablamos, para identificar las realidades denominadas, y eso es precisamente lo que empieza a dejar de percibirse en tantos casos. La habilidad pol¨ªtica consiste entonces en suplir mediante la insistencia a una realidad fantasmag¨®rica. D¨ªgalo usted muchas veces y parecer¨¢ que se est¨¢ refiriendo a algo realmente existente. Y aumente la frecuencia de repetici¨®n cuando la ausencia de lo nombrado empiece a mostrarse. ?ste pod¨ªa ser, m¨¢s o menos, el consejo para una estrategia de gesti¨®n de la pol¨ªtica virtual.
El lenguaje es, en principio, un poder para nombrar las cosas y hacerse con ellas, pero Nietzsche sab¨ªa muy bien que es ¨¦l quien nos posee y por eso lo comparaba con un poder que tiene brazos de fantasma y nos lleva a donde no queremos ir. ?A qu¨¦ lugar conduce esa pobreza que pone de manifiesto el lenguaje de la pol¨ªtica virtual? Pues a unos lugares, en los que se ve muy poco, no se comprende casi nada y en los que apenas se puede actuar pol¨ªticamente. Son los m¨¢rgenes de la queja o la repetici¨®n, los lugares poblados por el lugar com¨²n, la complacencia que no se deja sorprender por alg¨²n descubrimiento y a la que no perturba la movilidad de las cosas. Es una zona en la que se observa la paradoja de que seres que se mueven sin cesar est¨¢n literalmente aparcados, en donde el movimiento no equivale a progresi¨®n, sino que puede ser un indicativo de que no se sabe bien ad¨®nde ir.
La pol¨ªtica es un ¨¢mbito de innovaci¨®n y no s¨®lo de gesti¨®n. Y la creatividad tiene mucho que ver con el hallazgo de un lenguaje apropiado para detener esos procesos de desrealizaci¨®n que son la deriva inercial de los ahuyentadores de todo lo nuevo. Aqu¨ª podr¨ªamos encontrar un nuevo eje para delimitar la izquierda- de la derecha, un indicativo para reconocer el progreso frente a la conservaci¨®n. Lo innovador es la capacidad de descubrir problemas, nombrarlos y hacerles frente; lo conservador ser¨ªa la seguridad indiscutible que oculta la dificultad y disimula las propias perplejidades. Es avanzada aquella pol¨ªtica que recoge las preguntas inc¨®modas que la pereza mental no quiere hacerse por miedo a tener que cuestionar sus c¨®modos escenarios, sus pr¨¢cticas habituales y su falta de atenci¨®n hacia las cosas que se mueven. La verdadera demarcaci¨®n pol¨ªtica es la que distingue a los que no encuentran m¨¢s que motivos para confirmar cuanto sab¨ªan frente a los que son capaces de incertidumbre. La innovaci¨®n procede siempre de que alguien se pregunt¨® si lo hasta entonces dado por v¨¢lido se ajustaba a las nuevas realidades.
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