Al Valencia le salva la campana
Un gol de G¨¢lvez sobre la hora derrota al Rayo
Le salv¨® la campana. Desfilaba ya el p¨²blico, disfrutaba de su punto el Rayo, asum¨ªa su fracaso el Valencia y ... apareci¨® G¨¢lvez. Le cay¨® un rechace y lo mand¨® a las redes. Respir¨® Valdano. La grada, sin embargo, no cambi¨® de opini¨®n pese a la victoria: mostr¨® pa?uelos y almohadillas en se?al de protesta. Aquello no era lo que le hab¨ªan prometido en la pretemporada. Ni mucho menos.Nuevos tiempos, viejos defectos. El equipo, espeso; la gente ansiosa; el rival a la contra y el partido en el limbo. El Valencia se encontr¨® con el tipo de encuentro que menos le interesa: el rival escondido y el gol esquivo, con la grada ense?ando el pulgar hacia abajo. El Rayo se defendi¨® con todo y a su merced tuvo el partido, pero se conform¨® con el punto y, al final, por r¨¢cano, se qued¨® sin nada.
Y eso que, por una vez, el Valencia comenz¨® el partido con claridad de ideas. Tocaba raudo y de primera, lo que constitu¨ªa una novedad en Mestalla. Al punto que la hinchada, propicia al baile, enton¨® Paquito el Chocolatero en espera de que cayeran los goles. Todo lo anunciaba as¨ª: el Valencia muy arriba, presumiendo de su nueva estrella, Leandro, que remat¨® a las redes laterales nada m¨¢s abrirse el partido; y el Rayo muy abajo, hundido y con cara de asumir su paso por el matadero.
Pero el fulgor no dur¨® m¨¢s de 15 minutos, tras los cuales, el Valencia olvid¨® casi de golpe todo lo que hab¨ªa aprendido en el camerino y se fue oscurenciendo al ritmo de la tarde. Ante la espesura, el Valencia le dio por empujar con todo (qu¨¦ remedio), pero en caso de dudas siempre aparec¨ªa Contreras, que transmiti¨® solvencia. As¨ª hasta que lleg¨® G¨¢lvez.
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