El oro nazi despierta al fantasma antisemita
Suiza vive una ola de insultos a los jud¨ªos por los ataques a su sistema bancario
La pol¨¦mica suscitada por los fondos jud¨ªos que todav¨ªa permanecen en las cajas fuertes de los bancos helv¨¦ticos y el oro nazi est¨¢ despertando viejos fantasmas antisemitas en la Confederaci¨®n Helv¨¦tica. Las declaraciones realizadas por el presidente saliente, Jean-Pascal Delamuraz, a finales del pasado a?o, en las que acusaba de "chantaje" a las asociaciones jud¨ªas, que reclaman la creaci¨®n de un fondo para las v¨ªctimas a cambio de dar por zanjada la campa?a de acoso lanzada contra Berna y el sistema bancario helv¨¦tico, ha abierto la caja de Pandora de las reacciones antisemitas.A la sede de las asociaciones y a la Embajada de Israel han llegado estas ¨²ltimas semanas decenas de cartas y llamadas telef¨®nicas, sembradas de insultos, trat¨¢ndoles de "perros sarnosos" o conmin¨¢ndoles a que se vayan. El secretario general de la Federaci¨®n Suiza de Comunidades Israel¨ªes (FSCI), Martin Rosenfeld, piensa que este resurgimiento del antisemitismo se ha desactivado con las declaraciones del consejero federal Delamuraz. "Mucha gente piensa que ahora puede hablar abiertamente. Una barrera ha ca¨ªdo".
En Suiza, las asociaciones jud¨ªas han mantenido una actitud discreta durante toda la pol¨¦mica. Para Sigi Feigel, presidente de honor de la comunidad israel¨ª de Z¨²rich, el Congreso Jud¨ªo Mundial (CJM), con sede en Nueva York, ha soliviantado a los suizos con sus "ataques masivos" y al respaldar sin condiciones la cruzada lanzada por el senador republicano Alpihonse D'Amato contra Suiza. La apertura de los archivos secretos del Departamento de Estado a principios del pasado a?o cay¨® como un regalo llovido del cielo al impopular senador norteamericano, abanderado de la causa jud¨ªa. No en vano en 1992 el 40% de sus electores sali¨® de esa comunidad.
Entre las comunidades jud¨ªas internacionales ' pocos son los que se atreven a alzar la voz, pero muchos los que ven con cierta aprensi¨®n las consecuencias de esta pol¨¦mica. Sin acusarle directamente, el rabino del Centro Sim¨®n Wiesenthal de Los ?ngeles, Marvin Hier, "se extra?a" de la virulencia de los ataques de D'Amato contra Suiza. "El principal problema es la repartici¨®n del oro nazi, efectuada por los aliados en l946", dice, y se pregunta entonces "por qu¨¦ no atacar a Washington, Londres y Par¨ªs". En Suiza, pol¨ªticos y opini¨®n. p¨²blica en general no saben a qu¨¦ santo encomendarse. El papel desempe?ado por los herm¨¦ticos bancos, que han arrastrado a la clase pol¨ªtica, irrita a la mayor¨ªa. Todav¨ªa hace unos d¨ªas un subdirector encargado de los archivos de la Uni¨®n de Bancos Suizos en Z¨²rich fue sorprendido, con las manos en la masa, intentando deshacerse de documentos de la ¨¦poca, a pesar de la prohibici¨®n de destruir cualquier prueba.
Y la historia de los hijos de David en Suiza no ha sido muy diferente a la del resto de Europa. Persecuciones, expulsiones y marginaci¨®n la han jalonado hasta que en septiembre de 1856 se proclamara la igualdad de los derechos pol¨ªticos y se suprimieran las restricciones a la libertad de comercio. A finales del siglo pasado y a principios de ¨¦ste, sin embargo, Suiza se convirti¨® en el centro de sus actividades. En 1897 se celebr¨® en Basilea el primer congreso sionista que preconizaba el retorno de- los jud¨ªos a Palestina; en 1929 se fund¨® en Z¨²rich la Agencia Jud¨ªa, cuya sede se encuentra hoy en Israel, y en 1936, el Congreso Jud¨ªo Mundial en Ginebra. Actualmente viven 20.000 jud¨ªos en Suiza, el 0,5% de la poblaci¨®n.
Para el profesor de historia de la Universidad de Z¨²rich Jakob Tanner, lo m¨¢s embarazoso es lo que ha ocurrido desde 1945. "El pa¨ªs ha continuado su caminos sin hacerse algunas preguntas esenciales. Esta falta de reflexi¨®n Podr¨ªa ser una de las razones de la situaci¨®n actual".
Pero si Suiza ha sido, por el momento, el ¨²nico pa¨ªs sentado en el banquillo, el esclarecimiento total de los hechos no se habr¨¢ conseguido hasta que se juzgue el papel que desempe?aron otros pa¨ªses como Espa?a, Portugal, Estados Unidos, Suecia o el Reino Unido en el asunto del oro nazi y los fondos de las v¨ªctimas del holocausto. S¨®lo el Estado de Nueva York recibi¨® en 1953 m¨¢s de 3.600 millones de d¨®lares de ¨¦stos ¨²ltimos.
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