Pu?ado de goles en San Mam¨¦s
Ziganda (13 tantos) y Guerrero (11), dos de los goleadores espa?oles
Todo campeonato que se precie tiene un momento para la burocracia: partidos que se tramitan, como estaba previsto y que uno de los equipos los eleva a la categor¨ªa de espect¨¢culo. El bal¨®n como un papel oficial va de ventanilla en ventanilla, en este caso siempre con el membrete en rojo y blanco y con el H¨¦rcules. correteando detr¨¢s sin llegar a. tocar el cuero. El Athletic invadi¨® la peque?a oficina del H¨¦rcules y le dej¨® sin aliento, reduciendo el partido a un debate permanente entre ataque y defensa. El H¨¦rcules, con buenos precedentes en la Liga, se cort¨® las u?as en San Mam¨¦s, humill¨® su actitud, acongoj¨® su estrategia y se llev¨® un pu?ado de goles que pudieron resultar escandalosos.Los goles cayeron secos, fundamentados en una presi¨®n incansable del Athletic que ratificaba un cr¨¦dito ofensivo. El tr¨¢mite de ganar no qued¨® exento de espect¨¢culo. Los goles fueron fruto de ideas geniales o resoluciones explosivas. Ziganda aprovech¨® la ocasi¨®n para reafirmar su liderato entre los goleadores espa?oles; Larrainzar marc¨® un gol de los que ya no se estilan y Guerrero prosigui¨® la racha que reclama para volver por sus fueros.
El H¨¦rcules fue un ejemplo de generosidad. Una sola vez accedi¨® a la porter¨ªa rival, en la ¨²nica ocasi¨®n en que se movi¨® de la fila. Valencia resolvi¨® con agilidad un mano a mano con Miljanovic.
La burocracia alcanz¨® el espect¨¢culo en la segunda mitad. El H¨¦rcules baj¨® los brazos tras el tercer gol y el Athletic entendi¨® que era un d¨ªa predestinado para disfrutar del f¨²tbol.
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