?Qu¨¦ negociaci¨®n?
EL DOCUMENTO del PNV sobre la pacificaci¨®n presentado ayer por Arzalluz aspira a sintetizar en unos cuantos criterios b¨¢sicos los dos discursos que sobre el problema de la violencia coexisten en ese partido. Hace un a?o, su portavoz, Joseba Egibar, enmend¨® la plana al consejero de Interior, Juan Mar¨ªa Atutxa, advirti¨¦ndole secamente de que la estrategia de pacificaci¨®n la marcaba el partido, no el Gobierno. El frente negociador del PNV, encarnado sobre todo por los burukides (miembros de la direcci¨®n) Egibar y Ollora, no ha dejado de tratar de tender lazos con el mundo radical; el segundo de ellos, en un libro de reciente publicaci¨®n, explica que los contactos habidos en 1992 con los jefes de HB "supusieron el inicio de relaciones de amistad" con sus interlocutores. Por su parte, Atutxa, que cuenta con el respaldo de Ardanza y que ha sido objeto de al menos cinco planes de asesinato por parte de ETA, ha denunciado reiteradamente la responsabilidad de los dirigentes de HB y KAS en la estrategia terrorista.Si la cosa no ha ido a mayores es, en parte, porque Arzalluz ha actuado como ¨¢rbitro. Un ¨¢rbitro, sin emb¨¢rgo, m¨¢s escorado del lado de los negociadores, especialmente en los ¨²ltimos meses. Como ha ocurrido otras veces en el nacionalismo vasco, las divergencias sobre la violencia han acabado afectando a otros aspectos de su pol¨ªtica. En s¨ªntesis, los negociadores tienden a relativizar el significado del Estatuto de Gernika y la utilidad de la Mesa de Ajuria Enea -al menos en su formulaci¨®n actual-, que m¨¢s bien consideran un obst¨¢culo.
Sectores intelectuales cuyo exponente m¨¢s conocido es el ex consejero de Cultura Joseba Arregi defienden, por el contrario, que la autonom¨ªa no es simplemente una estaci¨®n de paso hacia la independencia, sino la ¨²nica respuesta pol¨ªtica coherente con el pluralismo (pol¨ªtico, nacional, ling¨¹¨ªstico) de la sociedad vasca. Al margen de esto, sectores nacionalistas ligados al mundo econ¨®mico han expresado -con extraordinaria prudencia- su prevenci¨®n ante la creciente influencia de los partidarios de un acercamiento al mundo de HB y KAS.
En el texto ahora aprobado hay referencias al pluralismo, al Estatuto y a la Mesa de Ajuria Enea, pero de ellas no se desprenden apenas consecuencias pr¨¢cticas en orden a la estrategia de pacificaci¨®n. Mientras que de las consideraciones rescatadas del acervo del otro sector (car¨¢cter pol¨ªtico del contencioso, necesidad de moverse, nada se pierde por intentarlo) s¨ª se extrae una apuesta por la negociaci¨®n, sin apenas cautelas.
Que el origen de ETA es pol¨ªtico y que esa organizaci¨®n secuestra y mata en nombre de objetivos pol¨ªticos es obvio. Pero esa consideraci¨®n debe completarse con la evidencia de que el objetivo prioritario de ETA y su entorno es su propia perpetuaci¨®n como aparato de poder. Algo que es una constante en casi todos los grupos violentos desde que alcanzan cierta entidad organizativa. Es cierto que una salida negociada ser¨ªa deseable, pero existen opiniones fundadas de que la expectativa de forzar -a bombazos- una negociaci¨®n es actual mente el principal acicate de los terroristas para seguir en la brecha. De ah¨ª las cautelas que (aqu¨ª o en Irlanda) siempre han acompa?ado a cualquier iniciativa de este tipo. En el Pacto de Ajuria Enea se condiciona la apertura de una eventual negociaci¨®n a la previa acreditaci¨®n por parte de ETA de su voluntad de dejar de matar -lo que implicar¨ªa como m¨ªnimo la apertura de una tregua indefinida-, y se establece el principio de que las cuestiones pol¨ªticas s¨®lo podr¨¢n negociarse entre "los representantes leg¨ªtimos de la voluntad popular", lo que excl¨²ye que ETA pueda, como pretende, negociar con el Gobierno una reconsideraci¨®n del actual marco pol¨ªtico.
Tales cautelas desaparecen pr¨¢cticamente del texto del PNV, que adopta una postura de equidistancia entre ETA y el Estado muy en la l¨ªnea de lo que han venido defendiendo el movimiento Elkarri y el obispo Seti¨¦n. En esa onda, el escrito llega a afirmar que el experimento servir¨¢ "para que, en todo caso, la sociedad vasca extraiga sus propias conclusiones respecto de la sinceridad y el esfuerzo realizado por las partes implicadas en querer buscar una soluci¨®n". ?De verdad hace falta realizar esa comprobaci¨®n con dos secuestrados en poder de ETA, dos asesinatos en lo que va de a?o y todo lo dem¨¢s que cada d¨ªa sale en los peri¨®dicos?
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