Las pensiones y el 'tocomocho'

Cuatro meses antes de su muerte, en julio del 96, mi padre, que nunca entendi¨® ni jota de pol¨ªtica, nos dec¨ªa que no sab¨ªamos, ni siquiera imagin¨¢bamos, lo que nos esperaba con el Gobierno de Aznar. Sus augurios se quedaron cortos. ?Cortos? Cort¨ªsimos.El INSS acaba de notificar a mi madre la revalorizaci¨®n de su pensi¨®n para 1997. Como todas las pensiones, dicen, se revaloriza en un 2,6% y, por tanto, "me complace comunicarle que el importe ¨ªntegro de su pensi¨®n, que en 1996 ascend¨ªa a 53.435 pesetas mensuales, ha quedado fijado en 53.435 pesetas mensuales, una vez aplicada la revalorizaci¨®n correspondiente a 1997".

?Genial! Y yo... o me est¨¢n tomando el pelo y/o las matem¨¢ticas han cambiado mucho desde que implantaron eso que llaman ESO. O, a lo mejor, la pensi¨®n de mi madre -va de broma, ?eh?- es de ¨¦sas llamadas m¨¢ximas que no se revalorizan.

Tras varias docenas de llamadas al tel¨¦fono gratuito de informaci¨®n (900) 16 65 65 del INSS, una amable se?orita me informa de que, evidentemente, hay un error. Pero... sorpresa, sorpresita.... su madre (me dicen entre mi ira y mi risa) no va a cobrar 53.435 pesetas, ?no!, cobrar¨¢ 34.083, porque el "complemento a m¨ªnimos se ve reducido de 26.813 a 8.181, puesto que su madre cobra 20.022 pesetas de otra pensi¨®n de clases pasivas", cantidad que, por cierto, es el 25% de lo que cobraba mi padre. La explicaci¨®n es evidente: "Es as¨ª".

Si mi padre viviera o resucitara se morir¨ªa de risa, de pena o de verg¨¹enza. Yo animo a mi madre para que no se muera de ninguna de las tres cosas y la convenzo de que con la superrevalorizaci¨®n de mi sueldo nos podemos ir bandeando. Soy funcionario.- . .