Ronaldo busca al padre
Fuera del campo, Ronaldo camina enfadado. Al menos caminaba enfadado uno de estos d¨ªas, 24 horas antes del encuentro que disput¨® contra el Real Madrid y que ¨¦l mismo resolvi¨® con la ayuda de su proveedor de camisetas madridistas, su amigo Roberto Carlos. Cabizbajo, aquel Ronaldo de civil caminaba aprisa por la rampa exterior de la terminal del puente a¨¦reo del aeropuerto de Barcelona; cuando le vimos, ¨¦l levant¨® esa mirada desconfiada, y educadamente distante, con la que mira a los que ahora buscan sus piernas como oscur¨ªsimo objeto del deseo de revancha, y respondi¨® as¨ª cuando le empezamos a explicar la pasi¨®n que a uno le lleva a pedir un aut¨®grafo a un crack:-D¨¦me un papel.
-Es para un ni?o, se llama Martinho y le admira.
-D¨¦me un papel.
Paul Auster cuenta que siempre va con bol¨ªgrafo y se hizo escritor as¨ª, porque una vez, cuando ten¨ªa ocho a?os, no fue capaz de encontrar en el per¨ªmetro razonable de un campo de b¨¦isbol a nadie que le prestara un l¨¢piz para que le firmara un aut¨®grafo el as de aquel tiempo. Llor¨® hasta el regreso a casa y tom¨® esa determinaci¨®n: siempre hay que ir con bol¨ªgrafo. Eso le hizo escritor.
?Y el papel?, repet¨ªa Ronaldo. Finalmente apareci¨® el papel, y el astro enfurru?ado garabate¨® con la elegancia de los regates y una firma bien legible. S¨®lo su firma. ?Y la dedicatoria? ?Y Martinho? ?Por qu¨¦ no pone "para Martinho"? El astro ya no miraba al aficionado, sino que estaba fijo, como una piedra, en la faz del guardia civil que se le acercaba.
-?Y mi padre?, le pregunt¨® Ronaldo. ?D¨®nde est¨¢ mi padre?
El guardia titube¨® como ante los jefes, mir¨® al aire y perdi¨® su mano diestra por los vericuetos de la indecisi¨®n.
-No s¨¦. Yo lo mand¨¦ para la otra terminal.
-Pero, ?c¨®mo? ?C¨®mo ha extraviado usted as¨ª a mi padre?
Solo, desolado, el astro que hab¨ªa firmado con la rapidez de los soldados el papel de la dedicatoria mir¨® al suelo maldiciendo y se fue enseguida, corriendo, en busca del padre que ven¨ªa de viaje. Despu¨¦s vi al astro tambi¨¦n enfadado en el campo, pero ya hab¨ªa encontrado la ruta del padre y, con la ayuda inversa de Roberto Carlos, la boca del gol, la madre de todos los futbolistas.
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