Arquitecto de la reforma econ¨®mica
Deng Xiaoping ha sido una de las figuras m¨¢s destacadas de la segunda mitad del siglo XX. Fue uno de los pocos dirigentes hist¨®ricos de la Larga Marcha y de la revoluci¨®n de 1949 que han permanecido activos hasta los a?os noventa. Secretario general del Partido Comunista Chino (PCCH) entre 1956 y 1967, fue, junto con Zhou Enlai, uno de los lugartenientes de Mao Zedong. Sobrevivi¨® a las sucesivas. purgas que entre 1967 y 1973, y de nuevo en 1976, le relegaron al ostracismo durante la Revoluci¨®n Cultural y justo antes de la muerte del gran timonel,Desde 1977 Deng Xiaoping fue igualmente, en sentido figurado, el ¨²ltimo emperador de China, al haber dispuesto de un poder personal omn¨ªmodo, fen¨®meno que seguramente ya no se repetir¨¢ en el gigante asi¨¢tico. Incluso despu¨¦s de haber renunciado a todos sus cargos oficiales en 1990 y presidiendo ¨²nicamente la Asociaci¨®n China de Bridge, sigui¨® siendo, en la sombra, el principal gobernante del pa¨ªs.
Adem¨¢s, Deng Xiaoping fue tambi¨¦n el arquitecto y el padrino pol¨ªtico de la reforma econ¨®mica iniciada a, finales de los a?os setenta, un cambio que ha acabado con siglos de estancamiento y aislamiento internacional, y que ha situado a China en posici¨®n de convertirse, en la superpotencia industrial y comercial del siglo XXI. Deng Xiaoping contribuy¨® sin duda a que se mantuviese un r¨¦gimen pol¨ªtico autoritario y fuertemente personalizado, a pesar de sus .denuncias al estilo dictatorial y al culto a la personalidad de Mao. Tambi¨¦n recurri¨® a la violencia, como durante el conflicto con Vietnam en 1979 y a ra¨ªz de las protestas estudiantiles de Tiananmen en 1989.
La reforma china ha tenido un ¨¦xito indiscutible, especialmente en comparaci¨®n con el descalabro de la mayor parte de las otras econom¨ªas en transici¨®n. La tasa de crecimiento anual medio de la producci¨®n pas¨® del 4,2% en 1957-1978 al 9,4% en 1978-1996, cifra que ha supuesto un incremento sin precedente hist¨®rico y sin parang¨®n internacional de casi un &'/o por habitante. Adem¨¢s, las exportaciones pasaron de 9.800 millones de d¨®lares en 1978 a 158.000 millones en 1996, lo que permiti¨® a China multiplicar por 10 su cuota del mercado mundial, hasta un 3% (la de Espa?a es del 1,7%). Ese extraordinario auge se produjo sin una inflaci¨®n significativa (apenas el 7% de media), salv¨® en 1988 y de nuevo en 1992-1904. El peso de la industria, especialmente la ligera, ha aumentado notablemente. La proporci¨®n de las manu facturas en las exportaciones pas¨® del 50% al 85% entre 1978 y 1996. Por a?adidura, se registraron mejoras sustanciales en el ni vel y la calidad de vida de la poblaci¨®n: la renta disponible por habitante se ha triplicado desde 1978, al tiempo que ha aumentado y se ha diversificado el abastecimiento de bienes de consumo.
La reforma sit¨²a a China en condiciones de convertirse en la mayor econom¨ªa del mundo en 20 o 25 a?os. Seg¨²n el Banco Mundial, la econom¨ªa china, medida su renta. nacional en paridad de poder adquisitivo, es ya la segunda del mundo. En suma, si bien la reforma ha tenido efectos indeseados (corrupci¨®n, inflaci¨®n, crecientes desequilibrios territoriales y sociales, deterioro del medio ambiente, migraciones masivas o desnacionalizaci¨®n de una buena parte de la industria), no es exagerado afirmar que su balance, desde el punto econ¨®mico, ha sido globalmente positivo.
El ¨¦xito de la reforma ha obedecido en gran medida, a una! buenas condiciones de partida. A finales de los a?os setenta China no ten¨ªa graves desequilibrios macroecon¨®micos (inflaci¨®n, d¨¦ficit presupuestario y exterior o deuda externa), por lo que no tuvo que recurrir a la estabilizaci¨®n. Adem¨¢s, el grueso de su comercio exterior se efectuaba ya con pa¨ªses de econom¨ªa de mercado, raz¨®n por la cual el desmoronamiento del Comecon (el bloque comercial del Este) no le afect¨® como a las naciones de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica y de Europa central y oriental. Por a?adidura, la econom¨ªa china no estaba tan industrializada ni presentaba un sesgo tan acusado hacia la industria pesada como su hom¨®loga sovi¨¦tica, de manera que las posibilidades de crecimiento en la agricultura y la industria ligera eran considerables.
Con todo, es seguramente abusivo achacar el ¨¦xito s¨®lo a esos factores y desde?ar. la importancia del gradualismo (liberalizaci¨®n progresiva de los precios, apertura comercial controlada, ausencia de privatizaciones masivas, etc¨¦tera) y de la experimentaci¨®n (cambios circunscritos y controlados que, s¨®lo en caso de arrojar buenos resultados, se generalizaban). Tal evoluci¨®n contrasta claramente con las a menudo contraproducentes terapias de choque, esto es, con las transformaciones repentinas e irreversibles seguidas en otras econom¨ªas en transici¨®n.La pauta gradualista y experimentadora de la reforma se ha debido en buena medida a que los dirigentes chinos la iniciaron y llevaron a cabo sin disponer de un esquema claro y de un calendario preciso. Sin embargo, no es menos cierto que el Gobierno opt¨® decididamente por cruzar el r¨ªo saltando de piedra en piedra, en vez de intentar atravesarlo de una vez (y acabar, por cierto, empapa do). El PCCH s¨®lo decidi¨® sancionar oficialmente la econom¨ªa socialista de mercado en 1992, trece a?os despu¨¦s del inicio de la reforma.
La apuesta de Deng Xiaoping por el gradualismo y la experimentaci¨®n fue se guramente una buena muestra de pragmatismo, pero tambi¨¦n, y sobre todo, de su voluntad de evitar los inconvenientes de los cambios bruscos e ¨ªrreversibles. Deng de fendi¨® las cuatro modernizaciones (en la agricultura, la industria, el Ej¨¦rcito, la cien cia y la tecnolog¨ªa) como un proceso por etapas: hab¨ªa que reformar primero la agricultura y comprobar los resultados antes de extender los cambios a las ciudades y la industria. Adem¨¢s, la pol¨ªtica de puertas abiertas o de apertura al exterior se circunscribi¨® inicialmente, desde 1980, a cuatro zonas econ¨®micas especiales en las provincias meridionales.de Guangdong y Fujian, y s¨®lo fue extendida en 1984 a o tras ciudades del litoral y aplicada con car¨¢cter general a finales de los ochenta, en el marco de la estrategia de desarrollo costero.
En suma, Deng no fue un dirigente pragm¨¢tico y desideologizado. Hizo gala de un realismo alejado de las pol¨ªticas que, inspiradas en las prescripciones fundamentalistas de organismos internacionales, se han llevado a la pr¨¢ctica, a veces con desastrosas consecuencias, en otras latitudes.
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