Un tecn¨®crata universitario en la c¨²pula del poder
Jiang Zemin representa un nuevo modelo de l¨ªder con menos autoridad y menos carisma
El hombre destinado hoy por hoy a seguir los pasos de Mao Zedong y Deng Xiaoping y dirigir China en los pr¨®ximos a?os es Jiang Zemin. Intelectual de car¨¢cter suave a quien le gusta citar al presidente norteamericano Abraham, Lincoln, ser¨¢ el primer l¨ªder en la historia de su pa¨ªs con un t¨ªtulo universitario.Jiang, un hombre de complexi¨®n fuerte, de 70 a?os, que une los cargos de presidente, secretario general del partido comunista y presidente de la Comisi¨®n Central del Ej¨¦rcito, fue elegido por Deng en 1989 para ser el dirigente supremo del pa¨ªs.Nacido en la ciudad de Yangzhou, en la parte central de China, Jiang se afili¨® al partido comunista en 1946, pero particip¨® poco en la vida del partido antes de la revoluci¨®n comunista de 1949. Despu¨¦s de estudiar ingenier¨ªa t¨¦cnica en la Universidad en Shanghai, trabaj¨® como gerente en una serie de f¨¢bricas en la antigua URSS, donde tambi¨¦n estudi¨® ingenier¨ªa.
La fuerza aparente de Jiang, al menos por ahora, es que representa la transici¨®n a un nuevo tipo de l¨ªder: un tecn¨®crata urbano y de alta formaci¨®n acad¨¦mica, en vez de l¨ªderes de procedencia agraria poco educados como Mao y Deng. De hecho, Jiang fue elegido, en parte, porque a Mao y a Deng les impresionaron mucho sus dotes intelectuales y su capacidad de hablar idiomas, entre ellos ingl¨¦s, ruso y rumano.
Aunque los dirigentes chinos dicen que Jiang ya tiene asegurado su papel de hombre fuerte de China, en Pek¨ªn se ha especulado sobre el riesgo de una lucha por el poder. Jiang ha suscitado algo de resentimiento entre los otros dirigentes por su tendencia de amontonar cargos que, seg¨²n sus cr¨ªticos, superan sus talentos.
La perseverancia con la que Jiang ha cultivado a los l¨ªderes del Ej¨¦rcito demuestra su astucia pol¨ªtica, pero tambi¨¦n revela una de sus debilidades y su, aparente preocupaci¨®n por un golpe de Estado promovido por las Fuerzas Armadas.
Es dif¨ªcil juzgar c¨®mo se va a perfilar el camino futuro de Jiang, que pasa por ser un veleta y a quien se ha criticado por su tendencia a cambiar de posici¨®n dependiendo de los vientos pol¨ªticos. Se le ha asociado m¨¢s con la cautela que con el liderazgo. Tambi¨¦n tiene limitaciones porque es el primer l¨ªder chino del partido comunista sin experiencia militar, lo cual quiere decir que goza de menos respeto que Deng entre los viejos oficiales.
En algunos casos, en otros pa¨ªses asi¨¢ticos, la transici¨®n desde un l¨ªder carism¨¢tico a uno con mucho menos legitimidad y apoyo militar ha llevado consigo riesgos de golpe de Estado. ?sa es una posibilidad que Jiang ha considerado. Se comenta en Pek¨ªn que ya pidi¨® un estudio sobre los golpes de Estado militares en otros pa¨ªses para utilizarlo como referencia. En ocasiones recientes, cuando hablaba con la Polic¨ªa Popular Armada, lo hac¨ªa desde detr¨¢s de una placa antibalas.
Sin embargo, Jiang ha cortejado y promocionado una serie de l¨ªderes castrenses, y seg¨²n se afirma en c¨ªrculos diplom¨¢ticos, ha hecho mejor que nadie la labor de ganar amigos entre los generales. A lo largo de toda su carrera se ha subestimado la capacidad de Jiang para imponer su autoridad. Lo cierto, sin embargo, es que se ha mostrado con el tiempo como un pol¨ªtico mejor y una figura m¨¢s tenaz de lo que la mayor¨ªa de los cr¨ªticos hubieran esperado.
Su escaso carisma' en relaci¨®n con los l¨ªderes actuales puede incluso actuar a su favor en los nuevos tiempos que corren en China. Hoy d¨ªa, el partido comunista -que ya no tiene mucho que ver con el comunismo- dirige el proceso pol¨ªtico, pero no la vida diaria de los chinos. Jiang surge como el l¨ªder gris de un partido disminuido, y ¨¦sta es una situaci¨®n que muchos chinos ven con buenos ojos.
Mientras que Mao y Deng eran los dos visionarios osados, Jiang ha actuado de forma mucho menos brillante. Favorece la liberalizaci¨®n econ¨®mica, pero a un ritmo moderado, y parece pensar que el Gobierno deber¨ªa jugar un papel importante en el control de la econom¨ªa.
A Jiang no le parece molestar tanto los desaf¨ªos ideol¨®gicos de la libertad de empresa en un pa¨ªs socialista como los problemas pol¨ªticos pr¨¢cticos. Parece t¨ªmido ante la idea de privatizar. las empresas p¨²blicas, no porque ser¨ªa incompatible con el r¨¦gimen del partido comunista, sino porque le preocupa que los despedidos se echen a la calle para protestar.
En el mundo pol¨ªtico, Jiang es tambi¨¦n un autoritario moderado en comparaci¨®n con sus antecesores. Se ha reunido con disidentes, y por encontrarse en Shanghai en aquel momento no tuvo relaci¨®n directa con la decisi¨®n demandar tropas para aplastar la rebeli¨®n estudiantil de Tiananmen. Pero s¨ª se le reconoce mano firme. Cerr¨® el peri¨®dico m¨¢s aperturista de Shanghai en 1989, antes de. Tiananmen, y apoy¨® las ejecuciones tras la rebeli¨®n estudiantil. En los ¨²ltimos a?os ha dirigido tambi¨¦n un estrechamiento de los controles' pol¨ªticos, con la detenci¨®n o exilio de casi todos los disidentes.
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