Alarma entre los "tories" tras el descalabro en la ¨²ltima elecci¨®n antes de las generales
El Partido Conservador brit¨¢nico, intentaba ayer penosamente recuperar la moral tras el descalabro electoral sufrido el jueves en Wirral South (noroeste de Inglaterra). Aunque la p¨¦rdida de este esca?o, que deja al Gobierno de John Major con un diputado menos que el conjunto de la oposici¨®n, no es una sorpresa, nadie se hab¨ªa atrevido a vaticinar la magnitud de la victoria laborista, cuyo candidato, Ben Chapman, se alz¨® con una mayor¨ªa de 7.888 votos en este basti¨®n tory. Major minimiz¨® ayer el fracaso se?alando que "no cambiar¨¢ la vida de nadie" pero advirti¨® al electorado: "La pr¨®xima vez, una cruz en la casilla err¨®nea puede significar que el Reino Unido toma un rumbo err¨®neo".
Los ¨¢nimos estaban bajos en el cuartel general tory, en el centro de Londres. El presidente del Partido, Brian Mawhinney, se aferr¨® al an¨¢lisis oficial de la derrota para salir al paso de los pron¨®sticos de futuro m¨¢s pesimistas. La tesis oficial, defendida tambi¨¦n por el vice primer ministro, Michael Heseltine, y por el ministro de Sanidad, Stephen Dorrell, considerado como un nuevo delfin de Major, es que los tories pierden las elecciones parciales pero ganan las generales. Eso ocurri¨® en la pasada legislatura, cuando se perdieron siete circunscripciones, reconquistadas m¨¢s tarde en las elecciones nacionales de 1992.Pero los ejemplos del pasado no acaban de ser tranquilizadores, sobre todo cuando el Partido Laborista sigue manteniendo un liderazgo abrumador en los sondeos de intenci¨®n de voto. Muchos analistas consideraban ayer que la p¨¦rdida de Wirral South, un rinc¨®n pr¨®spero de Merseyside, en el noroeste de Inglaterra, significa el fracaso de la campa?a negativa desarrollada por los conservadores. Hasta ahora, el eje de la propaganda tory ha girado sobre la demonizaci¨®n del Partido Laborista. Los buenos resultados electorales del jueves vendr¨ªan a demostrar, sin embargo, que Tony Blair ha logrado liberar al partido del lastre de impopularidad acumulado tras a?os de errores econ¨®micos.
Blair, exultante por el triunfo, pidi¨® ayer a lo conservadores que abandonen su estrategia negativa contra el laborismo y acepten una batalla electoral limpia. Para el l¨ªder laborista, describir el fracaso en Wirral South como un simple voto de castigo al Gobierno, "s¨®lo demuestra lo fuera de onda" que est¨¢n los conservadores. Aun as¨ª, Blair mantuvo la cabeza fr¨ªa y repiti¨®, como en pasados triunfos electorales, que es pronto para cantar victoria. El n¨²mero dos laborista, John Prescott, salud¨® los resultados de Wirral como "un gran desplazamiento pol¨ªtico", del voto de los conservadores a los laboristas. Por su, parte, el candidato triunfador, el maduro Ben Chapman, consider¨® que los votos de Wirral South, "hablan por todo el Reino Unido. Lo que le dicen a John Major es que ya est¨¢ bien".
La votaci¨®n en Wirral South, a las afueras de Liverpool, ten¨ªa por objeto elegir un sustituto al diputado conservador Barry Porter, fallecido en noviembre pasado. Los tories defend¨ªan una mayor¨ªa de casi 8.200 votos, en una circunscripci¨®n de unos 80.000 habitantes. Sin embargo, tanto los partidos en liza como los medios de comunicaci¨®n hab¨ªan convertido este peque?o acontecimiento del calendario pol¨ªtico en un verdadero ensayo para las pr¨®ximas elecciones generales. Desde esta perspectiva, los laboristas tienen todas las razones para el optimismo. El jueves, y con un porcentaje de participaci¨®n del 73% del electorado -considerablemente alto para una votaci¨®n de este tipo-, los laboristas obtuvieron un 17% mas (le votos que en las elecciones de 1992. Porcentaje que equivale casi exactamente a la p¨¦rdida de votos experimentada por los conservadores.
"Tarea herc¨²lea"
Tal fue el impacto de los resultados electorados que se conocieron a primeras horas de la ma?ana de ayer que un peri¨®dico londinense, Financial Times, consideraba a partir de este descalabro una "tarea herc¨²lea" para Major la de ganar las pr¨®ximas elecciones generales. El primer ministro, sin embargo, acostumbrado a la zozobra pol¨ªtica que ha presidido sus mas de seis a?os como inquilino del n¨²mero 10 de Downing Street, pareci¨® encajar acepta blemente bien este nuevo rev¨¦s. Los conservadores se han asegurado el apoyo parlamentario del Partido Unionista del Ulster (PUU), con el a nuncio de la creaci¨®n de un Gran Comit¨¦ para Irlanda del Norte, un organismo con limitados poderes que era una vieja aspiraci¨®n del l¨ªder unionista David Trimble. Este Gran Comit¨¦, del miino tipo del que existe ya, en Escocia, fue mencionado en la C¨¢mara de los Comunes el mismo jueves por la noche, por el ministro para Irlanda del Norte, Patrick Mayhew. Los nueve votos del PUU son vitales para que Major no se vea obligado a adelantar la consulta electoral, que ya se considera casioficialmente fijada para el 1 de mayo.
Pese al anuncio el jueves por la noche de una nueva moci¨®n de censura, esta vez planteada por los partidos nacionalistas de Escocia y de Gales los riesgos para la supervivencia del Gobierno tory son escasos. Las amenazas proceden m¨¢s del propio seno del partido dividido en facciones hostiles.
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