?Viva la especulaci¨®n! ?Muera el urbanismo!
La derecha se presenta siempre coherente con sus decisiones inmediatas, seguramente porque no cree en el futuro ni tiene un futuro consistente. El PP en estos meses de poder ya ha demostrado esta coherencia, por lo menos en el campo del urbanismo: ha decretado que los terrenos urbanizables no programados pasen a ser simplemente urbanizables y anuncia una ley que suprimir¨¢ los terrenos no urbanizables -excepto en los escasos parajes especialmente protegidos- y que anular¨¢ o reducir¨¢ las hasta ahora obligadas cesiones al municipio. Si esto se confirma, estamos en v¨ªsperas de un desastre econ¨®mico, social y ecol¨®gico.Seg¨²n la legislaci¨®n vigente, en Espa?a hay tres categor¨ªas de suelo: el urbano, el urbanizable (subdividido en programado y no programado) y el no urbanizable. El mantenimiento de estas categor¨ªas es la base para un control del crecimiento de las ciudades y su recalificaci¨®n. Con las decisiones que est¨¢ tomando el PP, toda Espa?a pasar¨¢ a ser urbana o urbanizable, es decir, absolutamente incontrolada, ajena a los intereses de la colectividad. El fin del urbanismo.
Una de las razones con la que se intenta justificar estas decisiones es la ley del mercado: cuanto m¨¢s terreno se ofrezca, m¨¢s barato ser¨¢, y, por lo tanto, se reducir¨¢ el coste de las viviendas. Error que parece ingenuo, pero que es malintencionado. La oferta competitiva de suelos del extrarradio urbano no hace disminuir nunca los precios del suelo central. Lo ¨²nico que se consigue es complementar la oferta con unos terrenos nuevos que de momento son m¨¢s baratos, pero cuya situaci¨®n comporta diversos costes a medio y largo plazo: urbanizaci¨®n, accesos, servicios, equipamientos, transporte, mantenimiento. Si estos costes van a cargo del promotor o del usuario, la diferencia de precios se reducir¨¢ radicalmente.
Si van a cargo de los ayuntamientos, se producir¨¢ el colapso econ¨®mico de toda la administraci¨®n local, cuyos medios financieros en Espa?a son tan escasos y tan alejados del 25% del presupuesto estatal de que disfruta en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos. Si no lo paga nadie, crearemos unas periferias invivibles, con una inmensa carga antisocial. Lo cierto es que hay suficientes experiencias para asegurar que la mayor oferta de suelo urbanizable no ha comportado nunca una reducci¨®n de precios generalizada, al rev¨¦s de lo que suele ocurrir en otros mercados. Lo que ha comportado, siempre, es una facilidad para provocar inflaciones especulativas al margen de la racionalidad de las organizaciones urbanas. Es decir, enriquecer a unos oportunistas y hacer vivir peor a la mayor¨ªa.
Porque otra consecuencia inmediata de estas decisiones disparatadas es la descomposici¨®n de la ciudad. Despu¨¦s del terrible caos producido durante los a?os del franquismo, durante este periodo democr¨¢tico se hab¨ªa logrado recomponer con racionalidad el car¨¢cter urbano de algunas ciudades. Para esta recomposici¨®n, la distinci¨®n entre terreno urbanizable y terreno no urbanizable ha sido una base operativa indispensable. As¨ª se ha conseguido zurcir los espacios diseminados, concentrar las estructuras, rehabilitar los centros hist¨®ricos y establecer una cierta continuidad de centralidades. Se ha hecho una gran labor, pero todav¨ªa queda mucho que hacer. Y sin estas premisas urban¨ªsticas, las ciudades espa?olas volver¨¢n a repetir los episodios franquistas y los centros hist¨®ricos volver¨¢n a caer en la degradaci¨®n. Seguramente, para algunos pol¨ªticos del PP no es ning¨²n desastre volver a las im¨¢genes urbanas del franquismo y abandonar los centros a la m¨¢s triste marginaci¨®n.
Desgraciadamente -como una m¨²sica de fondo de las decisiones e indecisiones pol¨ªticas-, algunos arquitectos y urbanistas han hecho ¨²ltimamente diversos alegatos a favor del suburbio disperso y difuminado, en contra de la ciudad formalizada. No nos enga?emos: sus teor¨ªas, vestidas de poes¨ªa y de est¨¦tica inconformista, son el resultado de la aceptaci¨®n acr¨ªtica de la tendencia liberal hacia el abandono del control urbano. Preconizan una est¨¦tica de la libertad y de la espontaneida, pero, en realidad, apoyan el libertinaje del mercado y de la especulaci¨®n, de acuerdo con el deseo de sus clientes y el visto bueno de los pol¨ªticos de derechas.
Si estos prop¨®sitos se cumplen, las partes m¨¢s activas y m¨¢s pobladas de Espa?a se convertir¨¢n en escenarios ca¨®ticos, construidos sin orden y sin ning¨²n respeto hacia el paisaje. Pero lo grave es que esta desordenada construcci¨®n no se har¨¢ solamente con viviendas unifamiliares y colectivas o con residencias tur¨ªsticas. Uno de los principales ocupantes ser¨¢ la industria, que es mucho m¨¢s destructiva y que presenta evidentes secuelas de contaminaci¨®n. El control del medio ambiente pasa por diversas medidas, pero una de las indispensables es la adecuada localizaci¨®n territorial de la industria. La aceptaci¨®n de una anarqu¨ªa territorial comportar¨¢ una nueva degradaci¨®n del ambiente.
En resumen, si estas decisiones se concretan tal como anuncian los medios de comunicaci¨®n, el Gobierno del PP habr¨¢ logrado arruinar a los municipios, destruir la calidad social de las ciudades y producir un nuevo desastre ecol¨®gico. En compensaci¨®n, habr¨¢ enriquecido a unos cuantos terratenientes y a algunos promotores, aunque sea s¨®lo a corto plazo, el suficiente para mantener sus votos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.