El amo del deporte mundial
El presidente del COI no da muestras de aflojar: el movimiento ol¨ªmpico le pide que siga cuatro a?os m¨¢s
La comisi¨®n ejecutiva del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), el aut¨¦ntico "cerebro" del m¨¢ximo organismo del deporte mundial, le pidi¨® por unanimidad esta misma semana a Juan Antonio Samaranch que siguiera como presidente otros cuatro a?os. Era la tercera vez que esto suced¨ªa. Elegido en 1980, poco antes de los Juegos de Mosc¨², en unos momentos grav¨ªsimos para el olimpismo, ha logrado llevar el movimiento que fund¨® el bar¨®n Pierre de Coubertin hace m¨¢s de 100 a?os a unas cotas de prosperidad impensables entonces. Su autoridad es ya indiscutible, aunque vivi¨® momentos muy dif¨ªciles y amargos. Pero ha encaminado un negocio billonario hasta m¨¢s all¨¢ del siglo XXI y ¨¦l mismo, si la salud le respeta como hasta ahora, entrar¨¢ tambi¨¦n como su l¨ªder en el nuevo milenio ?Por qu¨¦ ha logrado este poder tan enorme? La frase m¨¢s simple lo resume todo: porque lo ha hecho bien. Pero se pueden a?adir muchos matices.Franco Carraro, miembro del COI y recientemente elegido presidente de la Liga Profesional del F¨²tbol italiano, dio una interpretaci¨®n muy a tono con lo sucedido la ¨²ltima semana en Lausana. A las puertas del Museo Ol¨ªmpico, mientras dentro herv¨ªan a¨²n como en una olla a presi¨®n, los intereses de las 11 ciudades candidatas a ser sede de los Juegos del 2004, se?al¨®: "La mejor s¨ªntesis es ¨¦sta. Despu¨¦s de 1976, con el fracaso, econ¨®mico de los Juegos de Montreal, y de 1980, en Mosc¨², con el boicoteo, casi nadie quer¨ªa organizar unos Juegos. Los ?ngeles se present¨® sola para 1984 y encima hubo otro boicoteo. Y para 1988 s¨®lo fueron Se¨²l y Nagoya. Ahora, no hay m¨¢s que mirar el l¨ªo que est¨¢ ah¨ª montado para reconocer que todo ha cambiado y ha sido gracias a Samaranch".
Carraro es italiano y conoce al presidente del COI desde 1964. Le admira y le entiende como latino. Por eso no se sorprendi¨® nunca de su ascensi¨®n imparable hasta la cima del olimpismo. Pero no todos, ni a¨²n ahora, lo han entendido. El propio Samaranch confes¨® bien poco despu¨¦s de su elecci¨®n en Mosc¨², que la oposici¨®n de Alemania, hab¨ªa sido y era brutal. No s¨®lo porque derrot¨® al candidato germano en la votaci¨®n, sino porque no se pod¨ªa digerir que un espa?ol al canzara un puesto as¨ª. Pero all¨ª mismo tambi¨¦n dijo que hab¨ªa logrado el sue?o de su vida, mandar en el deporte, y un hombre valioso, si est¨¢ feliz, porque tiene salud y mala memoria para los malos momentos es capaz de todo. Por eso ha podido dominar tambi¨¦n el repetido acoso ingl¨¦s, que sigui¨® al saj¨®n. Los s¨®lidos argumentos de su gesti¨®n han podido incluso con libros que han tratado de desprestigiarle a ¨¦l y al movimiento ol¨ªmpico. Pero se han desprestigiado en su propio concepto, porque resulta rid¨ªculo asombrarse ahora de que el olimpismo es un gran negocio. Precisamente por eso no ha desaparecido. Y eso ha sido gracias a Samaranch.
Aunque ha habido errores de bulto en un mundo tan complicado y con vicios arrastrados del pasado (corrupciones o corruptelas inclu¨ªdas) a Samaranch, que ha ido limando poco a poco esas aristas, dif¨ªcilmente se le podr¨¢ pillar en un gran fallo. ?l es ya el ¨²nico amateur.
Naim Suleymanoglu, el halter¨®filo que ha hecho historia en su deporte con r¨¦cords y t¨ªtulos, sobre todo sus tres oros ol¨ªmpicos, lo ha dicho tambi¨¦n en Lausana, donde estuvo para apoyar la misi¨®n imposible de Estambul: "Los deportistas le debemos todo, porque gracias a su visi¨®n del, deporte moderno supo acabar con el trasnochado amateurismo. Yo no s¨¦ a¨²n si seguir¨¦ compitiendo. Se anunci¨¦ que lo dejar¨ªa, pero quiz¨¢ vaya a Sydney. Sin embargo, ser¨ªa por m¨¢s gloria. Con el dinero que he ganado, tengo para vivir holgadamente el resto de mi vida. Y eso se lo debo a Samaranch, porque en otros tiempos hubiera sido dif¨ªcil recibir lo que me ha dado mi pa¨ªs, como premio a mis ¨¦xitos".
Si esto ha ocurrido en un deporte tan particular y limitado como la halterofilia, parece obvio que s¨®lo con el cambio al profesionalismo y la entrada de las m¨¢ximas estrellas en el espect¨¢culo, los Juegos Ol¨ªmpicos se han convertido en una empresa que se mide por billones de pesetas. Mil millones de d¨®lares (700 de derechos de televisi¨®n y 300 de patrocinios) se barajar¨¢n para el 2044, cerca de 150.000 millones de pesetas.
Carlos Ferrer, el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol y tambi¨¦n miembro del COI, uno de los muchos que ha llevado Samaranch a su entorno, no lo duda: "El poder viene de que el olimpismo se ha desarrollado desde 1980 prodigiosamente y ¨¦l lo ha llevado con mano maestra adapt¨¢ndolo al mundo moderno. Por ejemplo, eliminando las ficciones que hab¨ªa sobre el amateurismo para que puedan ir los mejores. Y ha sabido encauzar la pasi¨®n del mundo por deporte".
Samaranch tambi¨¦n ha tenido suerte con el fin de la guerra fr¨ªa, pero se movi¨® antes lo indecible para capear los temporales pol¨ªticos. E incluso se adelant¨® a acontecimientos, tomo al dar el espaldarazo ol¨ªmpico del regreso a Sur¨¢frica antes de la decisi¨®n pol¨ªtica del fin del apartheid. Y ha cambiado todo tipo de normas internas y externas del COI, lo que ha agilizado un gigante que amenazaba con quedarse paral¨ªtico.
Uno de sus mas directos colaboradores, Jos¨¦ Sotelo, que le conoce a la perfecci¨®n, lo refleja: "Tiene un control sobre los asuntos ol¨ªmpicos alucinante. Sabe c¨®mo tocar los hilos y puede hacer que una persona se motive tanto en su trabajo que vaya al fin del mundo con tal de cumplirlo. Sabe d¨®nde quiere ir, tiene la mano del jefe pero tambi¨¦n el encanto de un amigo. Y con eso se tiene todo el poder".
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