Berisha, en la cuerda floja
Pese a que anteanoche desmintiera su dimisi¨®n, el presidente alban¨¦s, Sali Berisha, ha quedado seriamente tocado en la arena diplom¨¢tica. Cuando el ministro griego Theodoros Pangalos anuncio en la noche del s¨¢bado a sus colegas que la televisi¨®n de su pa¨ªs hab¨ªa dado por buena la renuncia de Berisha, sus colegas "dieron palmas con las orejas", seg¨²n uno de los asistentes.Seguramente en la modestia de la resoluci¨®n de intervenci¨®n aprobada ayer influy¨® la sospecha euronorteamericana de que el presidente electo sea la salida y no el problema. Al cabo, se ha impuesto el pragmatismo de los pa¨ªses como Espa?a y Francia que no se alinearon ni con daneses, alemanes y suecos, partidarios de forzar la renuncia del presidente, ni con Grecia, que se preguntaba: "?Acaso no ser¨¢ peor el vac¨ªo que puede dejar?"
As¨ª, el ministro espa?ol Abel Matutes pudo decir que Berisha, "en estos momentos,es uno de los interlocutores, uno de los actores" de la crisis. No el ¨²nico, por supuesto, pero "es l¨®gico que tenga un papel". Porque los problemas que supone su continuidad se contrapesan en cierta medida con los que acarrea su eventual desaparici¨®n de la escena. "Esta cuesti¨®n deben dilucidarla los propios albaneses", reiter¨® Matutes, aparcado por el momento el sue?o mayoritario de que su dimisi¨®n pacificase inmediatamente el pa¨ªs. La realpolitik, que estaba en la base de las presiones para que renunciase, se inclina ahora por asumir su continuidad, visto que ha logrado "calmar la situaci¨®n" en la zona de Tirana, como resalt¨® Malcolm Rifkind.
Pero si el presidente alban¨¦s sigue, sigue d¨¦bil. Hasta el presidente de turno de la UE, Hans van Mierlo, brome¨® en p¨²blico a su costa: "El presidente no ha dimitido todav¨ªa", dijo. Se refer¨ªa a su anuncio de que s¨®lo se retirar¨¢ si pierde las elecciones de junio. "No se sorprendan, esto que parece evidente para ustedes no lo es en otras partes del mundo", corrigi¨®. El propio Van Mierlo adujo que cada vez que telefonea a Berisha, pide luego hablar con, su primer ministro, Bashkim Fino, para verificar lo tratado. "Ser¨ªa impensable hacerlo con Chirac y Jupp¨¦", compar¨®.
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