El Madrid del m¨ªnimo esfuerzo
Dos genialidades bastaron para el triunfo del equipo de Capello ante la Real
Dos gestos personales ratificaron al Madrid en Anoeta. La jerarqu¨ªa de sus futbolistas m¨¢s carism¨¢ticos le sacaron del atolladero de un partido tumultuoso, ¨¢spero, determinado por la aglomeraci¨®n y resuelto por el ingenio particular de tres futbolistas singulares. Ra¨²l, Mijatovic y Roberto Carlos sacaron petr¨®leo de un pozo sin demasiada profundidad.El partido ten¨ªa un aspecto multitudinario. La concentraci¨®n de fuerzas resultaba sobrecogedora en el centro del terreno convirtiendo el jard¨ªn en un campo de maniobras dirigido con poco criterio. Los choques provocaban las primeras abolladuras en las carrocer¨ªas de ambos equipos. Seedorf y Redondo, carentes de bal¨®n, dilapidaron 45 minutos en un di¨¢logo permanente sin hallar su papel en el reparto. Sin punto de referencia, el Madrid navegaba sin rumbo, incapaz de congeniar dos pases sin que el bal¨®n encallara en la bota de un rival. La guerrilla dominaba sobre cualquier estrategia aunque en un par de pelotazos Mijatovic y Ra¨²l desentumecieron los m¨²sculos para preparar la jugada de la noche.
En esa confusi¨®n general la Real Sociedad estuvo a punto de encontrar el gol en los titubeos de IlIgner. Dos acciones con el pie del guardameta alem¨¢n le pusieron al Madrid los pelos como escarpias. Fernando Hierro se hart¨® de tanto cuchicheo bronco y alz¨® la voz: dos salidas de tono, es decir, de la cueva del ¨¢rea, reordenaron la conversaci¨®n. Llegado el momento de jugar Mijatovic y Ra¨²l sacaron la chistera. El montenegrino tir¨® de comp¨¢s y en un escorzo habilit¨® a Ra¨²l que regate¨® a Alberto como mandan los c¨¢nones: a lo largo y lejos de sus manos. Un toque de calidad que le devolv¨ªa al Madrid la jerarqu¨ªa del partido en acciones individuales.
Ra¨²l y Mijatovic encendieron la luz del encuentro a la vez que oscurec¨ªan a una Real Sociedad que hab¨ªa nacido gris sin m¨¢s razones que la voluntad y m¨¢s argumento que el coraje. Roberto Carlos reinagur¨® el partido con otro sombrerazo de calidad. El brasile?o rob¨® el bal¨®n en su ¨¢rea, combin¨® con Lasa, ¨¦ste con Ra¨²l que envi¨® de tac¨®n al hueco y all¨ª se encontraba de nuevo el brasile?o que en s¨®lo unos segundos atraves¨® todo el campo.
Con el partido a su merced y la Real Sociedad atrapada en su pobreza de recursos, el Madrid tras desperdiciar un tiro al larguero de Mijatovic, amnisti¨® a su rival; toda la grandeza de sus acciones ofensivas se empeque?ecieron en el ¨¢rea. A IIIgner le afect¨® el s¨ªndrome de Anoeta y se qued¨® a mitad de camino en un c¨®rner que Mutiu remat¨® con la oreja a la red. La Real Sociedad recobr¨® el coraz¨®n y someti¨® al Madrid a un forcejeo an¨ªmico poniendo a prueba su instinto de conservaci¨®n. La apuesta de Capello fue reforzar el, centro del campo con lo que el, tumulto volvi¨® al encuentro. Con Mijatovic en la ducha y Ra¨²l abandonado a su suerte el Madrid se hizo peque?o, regido ya por la contundencia de sus centrales y el pelotazo como ¨²nico argumento. La resistencia surti¨® efecto entre otras cosas porque la Real Sociedad ha suspendido hace tiempo la asignatura del abordaje.
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