El PP y el 'Libro de estilo'
De ins¨®lita en la historia de las relaciones entre poder pol¨ªtico y prensa en las democracias cabe calificar la iniciativa de Nuevas Generaciones del Partido Popular de analizar p¨²blicamente el grado de cumplimiento por parte de EL PA?S de su Libro de estilo en lo referente a las informaciones sobre el Gobierno y su partido. Viniendo de donde viene, es decir, de los aleda?os del Gobierno, la iniciativa s¨®lo puede interpretarse como un intento de amedrentamiento a este peri¨®dico y a su colectivo redaccional.El que haya sido Nuevas Generaciones la patrocinadora de la iniciativa no resta gravedad al asunto. Ese an¨¢lisis p¨²blico se ha celebrado en la sede oficial del Partido Popular. Ello no puede significar otra cosa que el apoyo expl¨ªcito de los m¨¢ximos dirigentes del partido del Gobierno a la iniciativa llevada a cabo por sus alevines.
Pero si el Defensor del Lector ha decidido intervenir es por el pretencioso empe?o de Nuevas Generaciones del Partido Popular de erigirse en portavoz de los lectores de EL PA?S con el ¨²nico objetivo de defender al Gobierno y a su partido en la controversia informativa y editorial que mantienen con este peri¨®dico. No es que el Defensor de Lector tema que le quiten el puesto. Sinceramente, no cree que los lectores de EL PA?S est¨¦n demasiado contentos con estos portavoces ap¨®crifos e interesados que pretenden hablar en su nombre. En esta ocasi¨®n m¨¢s que en ninguna otra los lectores de EL PA?S agradecer¨¢n la intervenci¨®n del Defensor, porque, en realidad, lo que ha hecho Nuevas Generaciones es utilizarlos -su presidente, Pedro Calvo, se permite hablar de "intereses ajenos a los lectores" o de "intereses de los lectores que no parecen encontrar su sitio"- en su intento de cuestionar la independencia informativa del que es su peri¨®dico. Como constituye una treta claramente ofensiva para los trabajadores de EL PA?S afirmar que "su profesionalidad e independencia quedan fuera de toda duda" para atacar a continuaci¨®n "a aquellos que dirigen u orientan la informaci¨®n y la l¨ªnea editorial de este peri¨®dico". Est¨¢ claro que Nuevas Generaciones desconoce c¨®mo funciona EL PA?S. Pero hace algo peor: infravalora a sus periodistas y trabajadores, y menosprecia el criterio y el sentido cr¨ªtico de sus lectores.
La historia de la libertad de prensa es rica en formas de presi¨®n o coacci¨®n de los Gobiernos hacia los medios de comunicaci¨®n. Pero es la primera vez, que se sepa, que una organizaci¨®n pr¨®xima al poder intenta utilizar el Libro de estilo de un peri¨®dico como arma arrojadiza contra la independencia de su l¨ªnea informativa y editorial. En EE UU o en el Reino Unido, por hablar de dos pa¨ªses con una s¨®lida tradici¨®n. en las relaciones entre poder y prensa, es impensable que una organizaci¨®n pol¨ªtica, y m¨¢s si est¨¢ en el poder, critique p¨²blicamente a un peri¨®dico por haber publicado algo que no le gusta. Nuevas Generaciones dice haber constatado numerosas vulneraciones del c¨®digo interno de EL PA?S, tanto en el terreno informativo como en el de opini¨®n, "para llevar un ataque continuo al Gobierno". Pero, en lugar de demostrarlas e intentar corregirlas, si es que verdaderamente han existido, recurriendo a las instancias de que se ha dotado EL PA?S para estos casos -este departamento del Defensor del Lector, por ejemplo-, lo que hace es blandirlas como arma para desacreditar a este peri¨®dico. Los espacios Cartas al director, Fe de errores o la columna dominical del Defensor del Lector muestran que EL PA?S no reh¨²ye rectificar p¨²blicamente errores o reconocer vulneraciones de su Libro de estilo cuando se producen.
Pero ?se han producido realmente las vulneraciones del Libro de estilo que se?ala Nuevas Generaciones? Seg¨²n la organizaci¨®n juvenil del PP, "hasta 26 noticias publicadas por el peri¨®dico violan el principio 1.2 del Libro de estilo, "referente a la veracidad de la informaci¨®n"; otras 19 violan el principio 1.3, sobre la independencia informativa, y "23 editoriales de ataque al Gobierno" cuestionan tambi¨¦n, a su juicio, "la moderaci¨®n e independencia editorial de la que este peri¨®dico dice caracterizarse". Pero ?c¨®mo sabe Nuevas Generaciones que tales noticias no son veraces ni independientes? ?Qu¨¦ m¨¦todos de investigaci¨®n y de contradicci¨®n le han llevado a esa conclusi¨®n? ?No se tratar¨¢ m¨¢s bien de meras afirmaciones de parte en una disputa muy concreta por intereses tambi¨¦n muy concretos en la que est¨¢ metido el partido del Gobierno? Llama la atenci¨®n, en todo caso, el nulo rigor de un an¨¢lisis que no distingue entre las normas aplicables a la informaci¨®n y a la opini¨®n. Finalmente, EL PA?S "no olvida su Libro de estilo para atacar al Gobierno" como ha dicho el presidente de la organizaci¨®n juvenil del PP, Pedro Calvo. M¨¢s bien sigue fielmente su letra y su esp¨ªritu -y, desde luego, la Constituci¨®n- al ejercer su leg¨ªtimo derecho a la cr¨ªtica pol¨ªtica.
Como afirma el director de EL PA?S, Jes¨²s Ceberio, "la credibilidad de un peri¨®dico se mide, afortunadamente, en los quioscos y no en los despachos pol¨ªticos. El veredicto que le interesa a EL PA?S es el de sus lectores, medido d¨ªa a d¨ªa a lo largo de casi 21 a?os. En este tiempo ha habido infinidad de errores, excesos, fallos profesionales e incumplimientos de nuestro Libro de estilo. A algunos les hemos hartado tanto que han dejado de comprarnos, y adem¨¢s me lo han hecho saber por carta. Pero son muchos m¨¢s los que conf¨ªan en la independencia y profesionalidad de quienes hacen el peri¨®dico y se han convertido en los guardianes m¨¢s exigentes de nuestro Libro de estilo. De ello da cuenta cada semana esta columna del Ombudsman.
Para Ceberio, "el presidente de las Nuevas Generaciones del PP y los autores de este presunto estudio est¨¢n en su derecho de criticar a EL PA?S, faltar¨ªa m¨¢s, pero para eso no hay por qu¨¦ inventarse paraguas acad¨¦micos. Prefiero pensar que ¨¦ste no es el informe que sobre las manipulaciones de EL PA?S iba a encargar el vicepresidente ?lvarez Cascos, seg¨²n anticip¨® ¨¦l mismo a, varios directivos de este peri¨®dico. Del vicepresidente pol¨ªtico -perd¨®n, vicepresidente primero- cabr¨ªa esperar al menos que seleccionase firmas de mayor empaque acad¨¦mico para desautorizarnos, porque el texto de referencia no pasar¨ªa un examen de secundaria. En fin, todo esto no es sino ruido de un partido que no se conforma con estar s¨®lo en el Gobierno. Tambi¨¦n quiere decidir qu¨¦ tenemos que ver en televisi¨®n y lo que podemos escribir en los peri¨®dicos. La historia del periodismo es rica en conflictos con los gobernantes, tambi¨¦n en democracia. Pero, por suerte para los ciudadanos, el destino de los peri¨®dicos no se decide cada cuatro a?os en las urnas, sino cada d¨ªa en los quioscos".
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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