Javier Tomeo afronta los d¨ªas plet¨®ricos de su tard¨ªa e intensa carrera literaria
El escritor estrena en la Com¨¦die-Fran?aise y publica 'Los misterios de la ¨®pera'
El plan es el siguiente: el 2 de abril, estreno en la Com¨¦die-Fran?aise. Le ponen El castillo de la carta cifrada, una vieja novela que ha encantado a dos hombres: Roland Bertin, soci¨¦taire de la legendaria compa?¨ªa teatral, que ser¨¢ el protagonista, y a Felix Prader, director suizo, que ya mont¨® Amado monstruo en Berl¨ªn. El 15 de abril, estreno en Espa?a de El crimen del cine Oriente, una pel¨ªcula de Pedro Costa, emparentada con una novela suya y para la que escribi¨® una suerte de pregui¨®n. Mientras, en las librer¨ªas aparece Los misterios de la ¨®pera, su ¨²ltima novela, y el Od¨¦on, el otro gran teatro de Par¨ªs, prepara su nueva temporada contando con otro texto suyo, Di¨¢logo en re mayor.
?Una novela? Apenas... Si Javier Tomeo no llama obra de teatro a su ¨²ltimo texto debe de ser por la necesidad de tocar madera. Al fin y al cabo, el m¨¢s traducido autor dram¨¢tico de la Espa?a contempor¨¢nea sigue sosteniendo con mucha flema qu¨¦ jam¨¢s ha escrito eso. "Aunque esta vez", matiza, puede que me haya dejado influir inconscientemente por el ¨¦xito de mis cosas en los escenarios y haya escrito pensando decididamente en el teatro".Su novela es un di¨¢logo entre dos protagonistas: una soprano perdida en los pasillos de un teatro y un llamado Juez que aparenta el prop¨®sito de interrogarla. Tomeo no gasta mucha saliva en informar al lector qu¨¦ ha reunido a esos dos all¨ª, tal como no la gasta el tel¨®n cuando de pronto se abre descubriendo una escena cualquiera. Las acotaciones a ese di¨¢logo son extremadamente austeras y se limitan a ce?ir los movimientos verbales de los protagonistas. El teatro, finalmente, como ¨¢mbito -tambi¨¦n moral- del ¨¦xito o la fortuna parece ser uno de los temas centrales del texto.
"En realidad", explica el autor, "ya me da igual lo que sea. Mientras el texto sea claro, me da igual. A m¨ª lo que me gusta es la claridad. Necesito toda la energ¨ªa del lector y no puedo distraerle con arabescos". La claridad de Tomeo es l¨¦xica y sint¨¢ctica, pero dudosamente conceptual. "Ah, claro, ni yo mismo conozco muy bien el fondo de lo que cuento. Pero siempre he comparado mi estilo al papel transparente de un caramelo. Si hay dificultad, que sea a la hora de desentra?ar el sabor del caramelo. Tambi¨¦n a m¨ª me cuesta".
Hay varias razones que tal vez expliquen su ¨¦xito en el mundo. La extraterritorialidad de sus narraciones, el relieve de su lengua, f¨¢cilmente traducible, su vinculaci¨®n con una cierta -y no demasiada nutrida- tradici¨®n grotesca espa?ola...
"La extraterritorialidad es perfectamente deliberada. Yo no necesito un paisaje concreto para escribir, o para apoyar lo que escribo. Si uno escribe una historia portentosa no importa que la sit¨²e en un lugar determinado. Pero si uno escribe una historia normal, es mejor utilizar c¨®digos que pueden estar al alcance com¨²n de un catal¨¢n y de un escandinavo. Mi lengua es austera, es verdad. Un cr¨ªtico franc¨¦s dec¨ªa que buena parte de los escritores espa?oles son m¨¢s bien oradores. Oradores que se escuchan a s¨ª mismos. Es lo mismo que Juan Mars¨¦ ha llamado 'literatura sonajero'. Suena y suena, pero no hay demasiado dentro".
Babel
No es habitual, y por eso cabe ahora subrayarlo, que Tomeo incluya alguna digresi¨®n inmediata sobre el mundo en lo que escribe. Y Los misterios de la ¨®pera incluyen una referencia a Babel que presagia un escaso apego del autor por la efervescencia ling¨¹¨ªstica. "No considera, pues, que el hecho de que en un mismo pa¨ªs se hablen distintos idiomas pueda considerarse una especie de bendici¨®n divina, tal como intentan hacemos creer algunos fil¨®logos bien intencionados", dice. un p¨¢rrafo del libro, aludiendo al pensamiento de uno de los protagonistas."Tiene raz¨®n, no son frecuentes en lo que escribo esos excursos. Pero me iba bien: al protagonista le molesta que la soprano cante El crep¨²sculo de los dioses en castellano y de ah¨ª pasa a Babel con facilidad. El protagonista piensa como yo: los ¨²nicos que se sienten satisfechos con la existencia de muchas lenguas son los fil¨®logos".Cuando la fot¨®grafa lo encara, Tomeo empieza a mostrarse inquieto. "Jam¨¢s comprar¨ªa un libro de un tipo que tuviera mi cara", dice con sonrisa forzada. S¨®lo se relaja, pero ser¨¢ un instante, hablando de lo que ahora le ocupa: "Es la historia de un hombre que se retira a una granja y empieza a hablar con los animales: con las gallinas, con las cabras, con las vacas, con todos los animales que le rodean... Como usted comprender¨¢, eso produce una gran extra?eza en el pueblo"..
Babelia
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