Una muerte aberrante
Las graves figuras que nos hablan desde el v¨ªdeo son inquietantes en su suavidad, su sinceridad, su desdichado deseo de hacernos comprender que no eran locos, no se encontraban en las garras de ning¨²n loco mesi¨¢nico ni estaban en lo m¨¢s m¨ªnimo nerviosos respecto a su decisi¨®n, libremente adoptada, de cometer un suicidio colectivo o, como ellos dir¨ªan, de abandonar los "contenedores" f¨ªsicos con los que hab¨ªan estado revestidos y ascender al Nivel M¨¢s Que Humano. ( ... ) Algunos encuentran sorprendente que un grupo de gente t¨¦cnicamente competente, que se ganaba el sustento dise?ando p¨¢ginas de Internet para negocios, pudiera caer en las creencias aberrantes que mezclaban ciencia-ficci¨®n extravagante con elementos cristianos. ( ... ) Sin embargo, el conocimiento t¨¦cnico experto no es ninguna garant¨ªa frente a las creencias extravagantes. ( ... ) Y un profundo sentimiento de espiritualidad tampoco protege a los miembros de un culto de actos suicidas que son condenados por la mayor¨ªa de las religiones. ( ... ) Los cultos difieren de las fes m¨¢s difundidas en su falta de ra¨ªces profundas y en la glorificaci¨®n de la hybris. La resurrecci¨®n, la inanidad de la carne, la primac¨ªa del esp¨ªritu, el paso del plano f¨ªsico al celestial, son rasgos comunes a varias fes, pero el freno de seguridad crucial de la mayor parte de las teolog¨ªas es que el propio creyente no puede elegir el momento de la ascensi¨®n. S¨®lo la divinidad central puede hacerlo.
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