Nadie discute la monarqu¨ªa en Marruecos, seg¨²n su primer ministro
Nadie discute en Marruecos la monarqu¨ªa como instituci¨®n imprescindible para efectuar una transici¨®n pol¨ªtica hacia la democracia. As¨ª lo ha asegurado el primer ministro y responsable de Asuntos Exteriores marroqu¨ª, Abdelatif Filali, en el transcurso de un encuentro mantenido con periodistas espa?oles en Rabat.En opini¨®n de Filali, existen elementos comunes entre Marruecos y Espa?a sobre la transici¨®n democr¨¢tica, el m¨¢s importante de los cuales es este consenso sobre la monarqu¨ªa, que en el reino alau¨ª nadie ya discute y que se puso de manifiesto en el refer¨¦ndum constitucional de 1996 y en el pacto suscrito entre el Gobierno y los partidos de la oposici¨®n el pasado marzo, en el que se han comprometido a celebrar unas elecciones limpias, a?adi¨® el jefe del Ejecutivo.
El primer ministro recalc¨® la importancia de Espa?a en Marruecos y sobre todo en la seguridad y estabilidad en el Mediterr¨¢neo occidental, por lo que abrog¨® en favor de un eje entre Madrid y Rabat. Filali, que no hizo ninguna alusi¨®n a Francia, a?adi¨® que har¨ªa esta propuesta al presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en la cumbre que ambos Gobiernos celebrar¨¢n en Madrid a principios de junio.
Marruecos solicitar¨¢ en esta reuni¨®n que Espa?a intensifique e institucionalice su presencia econ¨®mica y financiera, ocupando de esta manera un lugar preponderante en las inversiones que se est¨¢n programando, especialmente en la zona norte del pa¨ªs, donde se reclaman unas inversiones estimadas en 15.000 millones de dirhams (m¨¢s de 230.000 millones de pesetas), para llevar a t¨¦rmino proyectos de infraestructura y desarrollo a medio plazo.
Abdelatif Filali se mostr¨® muy pesimista sobre Argelia, y a?adi¨® que las elecciones del pr¨®ximo 5 de junio, las primeras tras el golpe de Estado de 1992, no servir¨¢n para arreglar las cosas. Recalc¨® que las fuerzas pol¨ªticas que propugnan la violencia en el vecino pa¨ªs van a continuar con la lucha y no van a aceptar el resultado de las urnas, por lo que se hace imprescindible buscar una soluci¨®n pol¨ªtica.
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