Derecha y educaci¨®n
El autor atribuye al Gobierno la decisi¨®n de que la escuela p¨²blica desempe?e un papel marginal respecto a la ense?anza privada
La derecha espa?ola ha tenido corno una de sus obsesiones hist¨®ricas el control de la educaci¨®n. Una educaci¨®n entendida como adoctrinamiento, una escuela que, lejos de transformar la realidad social, se convierte en elemento de transmisi¨®n de un conjunto de valores que conforman lo correcto, una escuela fuertemente conservadora, con un acusado car¨¢cter confesional, autoritaria, sexista, profundamente intolerante, en la que preponderaba lo caritativo frente a lo solidario, anacr¨®nica, acient¨ªfica... Se consegu¨ªa as¨ª, desde la cuna, mantener el orden natural de las cosas. La educaci¨®n se cimentaba en la desigualdad. Obviamente, todo ello tuvo consecuencias para el desarrollo de nuestro pa¨ªs, aislado de las grandes corrientes cient¨ªficas, tecnol¨®gicas, industriales, y con porcentajes de analfabetismo de los m¨¢s elevados de Europa hasta la d¨¦cada de los setenta. El enorme esfuerzo en educaci¨®n del bienio republicano (1931-1933) se vino abajo a lo largo de la dictadura franquista, y no se empieza a modificar la situaci¨®n hasta la Ley General de Educaci¨®n de 1970. En 1978, la Constituci¨®n espa?ola consagra un modelo de escuela fruto del consenso y de la cesi¨®n por parte de todos. Es, sin embargo, la LODE la que pone las bases del actual sistema educativo, fundamentado en la existencia de tres tipos de centros: p¨²blicos, privados concertados y privados. Los dos primeros, sostenidos con fondos p¨²blicos, configuran la inmensa mayor¨ªa, y dentro de ellos se consagra un equilibrio, de forma que la escuela p¨²blica escolariza aproximadamente a un 70% de los alumnos y la privada concertada a un 30%.La modernizaci¨®n del sistema educativo contin¨²a con la Ley de Reforma Universitaria, y en 1990 se promulga la LOGSE, que sienta las bases de la reforma. Todas estas leyes concitaron el apoyo de la totalidad de los grupos parlamentarios, salvo el PP, que vot¨® en contra.
Llegados al poder, reviven la obsesi¨®n de la derecha por el control de la educaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de las luchas internas entre las diferentes familias -neoliberales, opusde¨ªstas, dem¨®cratas o cristianos-, se produce una coincidencia en el intento de ruptura del status quo constitucional, del modelo de escuela. Se entiende la educaci¨®n como mercanc¨ªa, y, como escasea la clientela, al disminuir el n¨²mero de alumnos por la acusada ca¨ªda demogr¨¢fica, hay que intervenir, de forma que las patronales de la ense?anza privada, en especial las grandes ¨®rdenes religiosas, no se vean afectadas. Falta la mayor¨ªa que permita modificar la legislaci¨®n (LODE y LOGSE), pero se dispone de los instrumentos normativos para hacerlas inviables.
Es por ello por lo que, m¨¢s all¨¢ de los globos sonda iniciales, el Ministerio de Educaci¨®n decide que la escuela p¨²blica debe jugar un papel suplementario, marginal, con respecto a la ense?anza privada; para ello se disminuye el n¨²mero de profesores en centros p¨²blicos, se incrementan las ratios, se modifican los criterios de admisi¨®n de alumnos, favoreciendo la libre selecci¨®n de ¨¦stos por los centros; se pretende rebajar las exigencias de calidad de estos centros, de especializaci¨®n de los profesores, y todo ello con la disculpa del necesario control del gasto p¨²blico, de favorecer la competitividad entre los colegios, incluso de posibilitar la libertad de elecci¨®n por las familias.
Desde soflamas neomercantilistas, lejos de aceptar la necesidad de un gran acuerdo, de un pacto por la educaci¨®n que venimos proponiendo y que alejase a la educaci¨®n de los vaivenes pol¨ªticos y presupuestarios, a trav¨¦s de un consenso que estabilizase nuestro sistema educativo, se ha optado por la confrontaci¨®n, por el deterioro de un sistema que ha dado un paso adelante important¨ªsimo desde 1982 hasta hoy. El ahorro financiero, el intento de transferir la educaci¨®n al menor coste posible prima sobre cualquier desarrollo normativo favorecedor de una mejor calidad. Adem¨¢s, esta calidad de la escuela p¨²blica continuamente es puesta en duda por los propios responsables encargados de fomentarla.
Se ha decidido convertir la educaci¨®n en un campo de batalla, se ha avanzado y llegado a acuerdos en pensiones, se buscan en sanidad, mientras que la educaci¨®n entendida como un servicio p¨²blico es constantemente agredida, marginando a la escuela p¨²blica, se detraen alumnos hacia los centros privados, se abarata el coste presupuestario, se potencia el gasto privado, y se va poco a poco volviendo a una escuela fundamentada en la desigualdad, la educaci¨®n de un ni?o espa?ol guardar¨¢ una relaci¨®n directa con las posibilidades econ¨®micas de sus padres, desde el nacimiento se volver¨¢n a establecer las diferencias.
Todo ello explica la profunda crispaci¨®n que est¨¢ viviendo la comunidad educativa, las concentraciones, manifestaciones, protestas, de padres, alumnos y profesores. Justifica, asimismo, las convocatorias de movilizaciones, paros y marchas anunciadas por los sectores progresistas. La derecha, obsesionada por el mercado y la rentabilidad inmediata, no quiere entender algo que para la UGT es evidente: la educaci¨®n, la formaci¨®n inicial es siempre una inversi¨®n de futuro, no un gasto.
Nuestro sindicato no acepta la ruptura del modelo de escuela que nos hemos dado, no va a claudicar en la exigencia de que la educaci¨®n se constituya como un pilar b¨¢sico del desarrollo y del futuro de nuestro pa¨ªs, va a luchar conjuntamente con la comunidad educativa que rechace la vuelta atr¨¢s hacia el conservadurismo social, hacia el anacronismo educativo, por una educaci¨®n en igualdad, que se fundamente en una financiaci¨®n adecuada, en una calidad e igualdad de oportunidades educativas para todos y en un sistema educativo solidario y homologable estatalmente.
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