LOS DA?OS DEL TABACO

Andrew J. Schindler, presidente del -grupo tabaquero Reynolds, puede decir con toda justificaci¨®n que las desgracias nunca vienen solas. En plena ofensiva de las fuerzas antitabaco de todo EE UU para acorralar a la. industria, y cuando los directivos tienen que desayunar un sapo ahumado cada d¨ªa, la hermosa casa de vacaciones de Schindler, situada en una isla privada de la costa de Carolina del Norte, ha quedado convertida en cenizas por un incendio provocado, muy probablemente, por una colilla. Los da?os ascienden a 750.000 d¨®lares (108 millones de pesetas), y adem¨¢s de la mansi¨®n de Schindler, hay otras casas afectadas. La isla Figure Eight es tan exclusiva que no tiene servicio de bomberos y el fuego se vio ayudado por un fuerte viento, con lo que las tareas de extinci¨®n se complicaron. Reynolds, la segunda empresa m¨¢s importante de tabaco en EE UU, se aferra a que todav¨ªa no se ha establecido oficialmente que la causa del incendio haya sido un cigarrillo mal apagado, pero un trabajador que estaba haciendo reparaciones en la casa de Andrew Schindler ha confesado que fum¨® en el rato del bocadillo, y que despu¨¦s tir¨® la colilla encendida por los alrededores de la mansi¨®n. La vegetaci¨®n seca, tras varias semanas sin lluvia, y el alto componente de madera en la estructura de la casa se encargaron de lo dem¨¢s-