Para que la memoria habite
NECROL?GICASEn Sevilla, la hermosa ciudad que le vio hacerse muchacho (hab¨ªa nacido en ?vila en 1938) y que model¨® alguno de sus rasgos de car¨¢cter m¨¢s identificativos, me ha llegado la noticia; la muerte, de madrugada, del amigo que ha sido para m¨ª durante largos a?os como un hermano muy querido, Santiago Rold¨¢n, El Curri. Y es bajo el luminoso cielo sevillano, acaso hoy. premonitoriamente encubierto, donde escribo estas torpes l¨ªneas.Me refiero a los rasgos de car¨¢cter, al modo de ser, y cualquier semblanza, por apresurada y breve que quiera ser, ha de comenzar por ello, pues el itinerario personal, la trayectoria profesional y la obra toda de Santiago Rold¨¢n est¨¢n marcados, determinados por una mezcla de vitalismo y campechan¨ªa, de fuerza f¨ªsica y cordialidad efusiva que ha derrochado con el sabor de lo aut¨¦ntico, de lo entra?able. Una combinaci¨®n de la que se nutre, por una parte, su destacad¨ªsima tarea como gestor p¨²blico con capacidad de iniciativa y con actitud abierta, por todos reconocidas: en el decanato de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona en la segunda mitad de los a?os setenta, en el rectorado de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo durante una buena parte de los ochenta, brillando entonces intensamente sus virtudes humanas y su capacidad de arrastre para crear buen ambiente de trabajo convivencia, o al frente, en fin, de la vasta y no poco impresionante labor realizada, ante el reto de la Barcelona ol¨ªmpica, en el ¨¢mbito de la obra p¨²blica. Una combinaci¨®n que tambi¨¦n alimenta, por otro lado, su trabajo como estudioso, profesor y divulgador en el campo de la econom¨ªa, con repetidas, con incesantes muestras de inventiva, de empuje, de ambici¨®n intelectual: tensi¨®n creadora y altura de miras que, adem¨¢s de algunos t¨ªtulos sobresalientes en la investigaci¨®n sobre la gestaci¨®n del capitalismo novecentista en Espa?a, le permitieron hacer una no poca singular obra de divulgaci¨®n, siendo el m¨¢ximo animador (desde su nacimiento, hace ahora algo m¨¢s de treinta a?os, has ta sus ¨²ltimas y todav¨ªa recientes comparecencias) del trabajo colectivo plasmado bajo la firma de Arturo L¨®pez Mu?oz en las p¨¢ginas de Triunfo, primero; Cuadernos para el Di¨¢logo, despu¨¦s, y EL PA?S, por ¨²ltimo, destinatarios principales de una tarea en la que probablemente Rold¨¢n ha puesto m¨¢s talento y entusiasmo que en ninguna otra, y con la que quiz¨¢s m¨¢s ha disfrutado.
Ese gozo que se transparentaba en sus gestos de hombre apuesto, nunca engre¨ªdo ni empavonado, y que transmit¨ªa con risa f¨¢cil y contagiosa, la imagen que siempre nos acompa?ar¨¢ en la memoria del amigo fraternal que hoy, sin tristes adioses, se ha ido a donde -es nuestra responsabilidad- no habite en el olvido, parafraseando a uno de sus poetas preferidos, cuyos poemas, por cierto, ¨¦l recitaba con saber y sentimiento emocionantes.-
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