Kabila ordena el asalto de Kinshasa
ENVIADO ESPECIAL, La suerte de Kinshasa parece ya echada. El jefe rebelde, Laurent Kabila, de regreso ayer a su cuartel general en Lubumbashi, se ha olvidado del plazo de 8 a 10 d¨ªas dado el lunes y ha endurecido su tono. Mobutu tiene ahora dos alternativas: abandonar el poder inmediatamente con garant¨ªas para su seguridad y la de su familia biol¨®gica o esperar a ser expulsado con humillaci¨®n del pa¨ªs. Ni hay alto el fuego ni par¨®n para las fuerzas de la Alianza para la Liberaci¨®n del Congo-Zaire, que avanzan hacia el aeropuerto de N'Djili, a 20 kil¨®metros de Kinshasa. La radio rebelde ha pedido calma a la poblaci¨®n.
El enviado especial del presidente Clinton, el embajador de EE UU ante la ONU, Bill Richardson, viaj¨® ayer de urgencia a Lubumbashi en un desesperado intento de ¨²ltima hora para impedir el temido ba?o de sangre. Richardson asegur¨® que su misi¨®n ahora es lograr "un aterrizaje suave" [entrada sin violencia] de los rebeldes en la capital. Tras fracasar estrepitosamente en la negociaci¨®n cara a cara a bordo del Outenqua al no lograr la anunciada dimisi¨®n de Mobutu, sus posibilidades reales son casi nulas.Tras la decisi¨®n de Kabila de acelerar su avance, queda muy poco espacio para las soluciones milagrosas. Una gran fuerza rebelde de 4.000 hombres, bien armados y con la moral alta, al mando de Guilleume Mulele (hijo del asesinado Pierre Mulele, uno de los antimobutistas hist¨®ricos de los a?os sesenta) se dirige hacia el aeropuerto internacional de Kinshasa, su primer objetivo en esta ciudad. El propio Kabila ha anunciado que ya est¨¢n a menos de 60 kil¨®metros. Es decir, a un d¨ªa de marcha.
Por la carretera que une el c¨¦ntrico mercadillo del marfil con el desvencijado aeropuerto de N'Djili pasaron ayer varios camiones de la Divisi¨®n Especial Presidencial, el ¨²nico cuerpo militar del que Mobutu puede esperar cierta resistencia, cargados con misiles tierra-tierra tipo Grad, los c¨¦lebres ¨®rganos de Stalin de la II Guerra Mundial. Su misi¨®n es impedir la ca¨ªda del aeropuerto. La batalla que pueda haber en sus alrededores dar¨¢ la medida de la resistencia que ofrecer¨¢n en el resto de la ciudad. Algunos destacados mobutistas que se hallan, junto a sus mujeres e hijos, refugiados en el Hotel Intercontinental tienen una versi¨®n mucho m¨¢s optimista del env¨ªo de refuerzos: "Son para el contraataque de Kenge y Kikwit", dicen con una falsa ilusi¨®n en la cara.
Mobutu, que ayer regres¨® por avi¨®n a Kinshasa, se ha encerrado con sus ¨ªntimos en el palacio del campo Coronel Tshatshi, desde donde se divisa una maravillosa vista del r¨ªo Zaire, el mismo que probablemente tendr¨¢ que atravesar hacia el exilio esta semana.
Uno de los elementos m¨¢s llamativos de la dura rueda de prensa de Kabila en su feudo de Lubumbashi es su oferta de dar seguridad a Mobutu y a toda su familia biol¨®gica. Eso quiere decir que el jefe de los rebeldes deja adrede fuera de la lista de personas a las que garantiza la vida a todo el entorno del dictador.
En la capital, bajo un manto de aparente calma, hay un creciente nerviosismo. "He notado, entre los locales y los extranjeros, una gran preocupaci¨®n. El panorama ha dado un vuelco en 24 horas", asegur¨® ayer un diplom¨¢tico europeo. "Mobutu ha perdido la ¨²ltima oportunidad de marcharse con dignidad. Podr¨ªa haber dimitido [a bordo del Outeniqual y acusar a Kabila de impedir cualquier soluci¨®n negociada. El ¨²nico que no parece darse cuenta que todo est¨¢ perdido es ¨¦l". Los embajadores de la Uni¨®n Europea mantuvieron ayer una reuni¨®n de emergencia para ultimar todos los planes de evacuaci¨®n de los occidentales a¨²n presentes en la capital por si ¨¦stos fueran necesarios. Las tropas de EE UU, Francia y Reino Unido, situadas en Congo, est¨¢n en m¨¢xima alerta.
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