Relato de una pesadilla'
Diecisiete d¨ªas de terror en manos de los interrogadores de Israel
VIOLACI?N DE LOS DERECHOS HUMANOS"Para George, un estudiante palestino de 20 a?os, la pesadilla empez¨® con su detenci¨®n en un puesto de control entre Jerusal¨¦n y Bel¨¦n. Fue llevado primero a la c¨¢rcel de Jerusal¨¦n conocida como el Complejo Ruso y, tres d¨ªas m¨¢s tarde, al centro de interrogatorios de la c¨¢rcel de Ashkelon. Durante los siguientes 17 d¨ªas en diciembre de 1995, George sufri¨® lo que miles de palestinos han sufrido a manos de la polic¨ªa secreta, lo que Israel llama oficialmente "presi¨®n f¨ªsica moderada" y los grupos de derechos humanos, tortura. Le dejaron sin dormir en posturas contorsionadas y dolorosas con una bolsa maloliente cubriendo la cabeza, le amenazaron, golpearon y zarandearon hasta que se desmay¨®.Israel, por supuesto, no es ¨²nico entre sus vecinos en utilizar la coerci¨®n f¨ªsica para extraer informaci¨®n. La Autoridad Palestina de Yasir Arafat ha sido acusada de torturar a algunos prisioneros hasta la muerte, denuncias de tortura son frecuentes en algunos pa¨ªses ¨¢rabes, entre ellos Siria e Irak, y casos de brutalidad policial se dan en todas las sociedades.Pero entre sus vecinos, y a diferencia de las democracias occidentales cuyos valores y leyes comparte, Israel es el ¨²nico que ha intentado codificar y justificar legalmente el uso de la violencia en los interrogatorios, y el Tribunal Supremo israel¨ª ha condonado regularmente la pr¨¢ctica.
George, un hombre alto, atractivo y de voz dulce que dice que estaba estudiando para ser contable, describe la pesadilla. Explica que fue detenido en diciembre de 1995, poco antes de que las fuerzas israel¨ªes fueran a retirarse de Belen, su ciudad. Seg¨²n activistas de los derechos humanos, olas de detenciones e interrogatorios precedieron cada retirada israel¨ª, posiblemente para reunir la mayor informaci¨®n posible.
George cuenta c¨®mo varias veces durante el interrogatorio, un israel¨ª grande y musculoso que dijo llamarse "Comandante Itai" y que hablaba perfectamente ¨¢rabe, le cogi¨® y le zarande¨® de manera violenta para que su cabeza se moviera de forma incontrolable, caus¨¢ndole un dolor terrible en el cuello y la espina dorsal. Despu¨¦s de dos minutos, Itai paraba un momento y enseguida volv¨ªa a su tarea. Tras cada sesi¨®n de zarandeo, y hubo siete, fue llevado a un m¨¦dico, un jud¨ªo etiope, para ver si pod¨ªa resistir m¨¢s. Recuerda haberse desmayado tres veces, y una vez tuvieron que llamar al m¨¦dico, que le dio un analg¨¦sico.
Transcurridos cinco d¨ªas de interrogatorios, George dice que Itai le colg¨® por las esposas de una barra en la pared, lo que le provoc¨® un inmenso dolor. Cuenta que chillaba, mientras Itai se re¨ªa y soltaba tacos, gritando "?vas a morir aqu¨ª!". Dice que Itai llevaba una alianza y que una vez le oy¨® hablar por tel¨¦fono con su mujer y decirle que llegar¨ªa puntual.
Las preguntas trataban sobre los supuestos contactos de George con el Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina, una guerrilla marxista que rechaza la paz con Israel y tiene su sede en Siria, sobre los planes de ese grupo, sobre la gente que conoc¨ªa... George no fue acusado de ser miembro del Frente, algo ilegal en Israel. Entonces, como ahora, neg¨® que tuviera algo que ver con el grupo.
Los fines de semana, cuando los interrogadores de Ashkelon descansaban, George era llevado al Complejo Ruso, donde otros le segu¨ªan interrogando.
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