Grietas en la alianza electoral entre socialistas y comunistas franceses
Las relaciones entre socialistas y comunistas franceses empiezan a agriarse. Han bastado dos semanas de campa?a para que afloren las diferencias pol¨ªticas y personales entre ambos partidos de la izquierda, pese a la "declaraci¨®n conjunta" del pasado d¨ªa 29 y a que siga abierta la posibilidad de un gobierno de coalici¨®n en caso de victoria electoral. Dentro del propio Partido Socialista (PS) se escuchan voces disonantes en cuanto al programa econ¨®mico. La derecha, por su parte, ha decidido concentrar sus ataques sobre las propuestas econ¨®micas de Lionel Jospin.
El l¨ªder socialista sabe que, para obtener una mayor¨ªa parlamentaria, la izquierda necesita ganar con cierta amplitud. El mapa de circunscripciones trazado por el ex ministro gaullista Charles Pasqua en 1988 dar¨ªa la victoria a los conservadores aunque obtuvieran menos del 50% de los votos. "A partir del 50,5%, vencemos. Por debajo, imposible", reconoci¨® el viernes el ex primer ministro socialista Laurent Fabius. S¨®lo contando con todos los votos comunistas (estimados en torno al 10%) en la segunda vuelta, y con una fuerte movilizaci¨®n del electorado tradicionalmente izquierdista, podr¨ªa el PS acercarse al crucial 50,5%. "El PS nos necesita, pero no nos ofrece otra cosa que vaguedades. Espera que nos echemos en sus brazos sin pedir nada a cambio", se?al¨® ayer un candidato comunista que hac¨ªa campa?a en la regi¨®n parisina.El Partido Comunista (PC) critica el "hegemonismo" del PS, cree que Jospin est¨¢ demasiado dispuesto a adaptarse a las condiciones del tratado de Maastricht y percibe una cierta "tentaci¨®n centrista" entre los dirigentes socialistas. Lo cierto es que el PC se encuentra en plena transformaci¨®n y que su primer secretario, Robert Hue, encuentra a¨²n serias resistencias internas a su plan para renovar el partido. Hue est¨¢ en una posici¨®n inc¨®moda: tiene un brazo tendido hacia Jospin, y otro hacia los sectores duros del PC.
Por otra parte, la desconfianza comunista respecto al PS (el programa com¨²n de 1981 acab¨® de mala manera en 1984) no es gratuita. "Jospin fue durante a?os el encargado de coordinar las relaciones con el PC y, como en su d¨ªa Fran?ois Mitterrand, s¨®lo est¨¢ dispuesto a abrazar a los comunistas para estrangularlos", reconoce un estrecho colaborador del primer secretario socialista.
Hue critica igualmente la bipolarizaci¨®n de la campa?a (que ha marginado a comunistas y ultraderechistas) y el "personalismo" de Jospin. El l¨ªder socialista envi¨® el viernes una "carta a los franceses", como respuesta a la remitida d¨ªas antes por el presidente Jacques Chirac, en la que (siempre en primera persona) declaraba asumir "los errores pasados" y promet¨ªa que no se repetir¨ªan.
El PS tambi¨¦n muestra diferencias internas. Sobre todo, en lo referente a la econom¨ªa. Michel Rocard, ex primer ministro y ex primer secretario del PS, critic¨® p¨²blicamente la promesa de crear 700.000 puestos de trabajo ("yo habr¨ªa fijado un objetivo m¨¢s modesto", dijo) y consider¨® que la reducci¨®n de la jornada laboral a 35 horas semanales era "insuficiente". "Para crear empleo de forma perceptible, hace falta bajar a las 32 horas", explic¨®. En lo tocante a privatizaciones, parece haber tantas posiciones como candidatos socialistas.
El primer ministro y jefe de la coalici¨®n presidencial", Alain Jupp¨¦, asegur¨® el viernes que es necesario centrar en la econom¨ªa las cr¨ªticas contra los socialistas. Tras afirmar el martes que el programa socialista hab¨ªa "estallado en pleno vuelo", Jupp¨¦ anunci¨® que "todas las incongruencias de Jospin" deb¨ªan "quedar al descubierto".
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