Los ¨²ltimos 35 d¨ªas
Estamos en la recta final. El 17 de junio en Amsterdam se definir¨¢ el perfil institucional de Europa y con ¨¦l, el destino, al menos inmediato, de la construcci¨®n europea: seguir avanzando hacia la Europa pol¨ªtica o quedarnos varados en su espacio econ¨®mico. Encerrados en el euro, olvidamos que toda pol¨ªtica est¨¢ condenada al fracaso si no dispone del adecuado marco institucional y normativo para llevarla a cabo. Y que la Conferencia Intergubemamental es nuestra ¨²ltima oportunidad para forjarlo. Sobre todo, teniendo en cuenta que, apenas concluya, se iniciar¨¢n las negociaciones para la incorporaci¨®n a la Uni¨®n Europea de los pa¨ªses de Europa central y oriental, lo que incrementar¨¢ notablemente la complejidad de su ya dif¨ªcil funcionamiento.Las modificaciones que la Conferencia introduzca en el Tratado de Maastrichit tienen que responder a las necesidades de hoy, que se traducen en unos objetivos a conseguir, m¨ªnimos pero imperativos. Por lo que toca al Parlamento se trata de establecer un procedimiento electoral uniforme, con la instituci¨®n de una lista europea junto a las listas nacionales y la creaci¨®n de circunscripciones europeas. Tambi¨¦n, simplificar la toma de decisiones; extender el ¨¢mbito de la codecisi¨®n al m¨¢ximo con el fin de sustraerla a los intereses y arbitrariedades de los Estados; y otorgar al Parlamento para todos los gastos las facultades que tiene en los de condici¨®n no obligatoria, acabando con la distinci¨®n entre ¨¦stos y los obligatorios.
En una organizaci¨®n como la UE en la que una misma instancia -el Consejo de Ministros- acumula la funci¨®n legislativa y la ejecutiva desde la ambigua consideraci¨®n de ser, al mismo tiempo, parte- -en cuanto Estado- y todo -en cuanto Uni¨®n- es esencial que exista un ¨®rgano -la Comisi¨®n- que intervenga como guardi¨¢n de los Tratados y garante del inter¨¦s comunitario. De aqu¨ª la importancia de resistir a algunos Estados miembros que quieren reducirla a una Supersecretar¨ªa general, cancelando o mermando su capacidad de proposici¨®n, que posee en exclusiva, y limitar sus competencias gestoras confiando a estructuras paralelas la responsabilidad ejecutiva de numerosos sectores. En el primer pilar, tambi¨¦n, ha de crearse un cap¨ªtulo sobre el empleo, incorporando el protocolo social al Tratado y lanzando programas comunitarios para incentivar el empleo, que es el modo m¨¢s eficaz de luchar desde Europa contra el paro.En el segundo pilar, y en lo relativo a la pol¨ªtica exterior, dominio reservado a quienes tienen que tomar la decisi¨®n, habremos de conformamos con peque?os aditamentos -el establecimiento de una troika que tenga como ejecutivo al Secretario General del Consejo, la instauraci¨®n de la abstenci¨®n constructiva, la creaci¨®n de una c¨¦lula de an¨¢lisis...- y con la esperanza de que los Estados atemperen su desconfianza en el papel negociador de la Comisi¨®n. En los temas de seguridad, en cambio, el m¨ªnimo se sit¨²a en hacer buena la propuesta alemana que parece contar con el apoyo de Francia, Espa?a, y el Benelux de integrar la Uni¨®n Europea Occidental en la UE.
El m¨ªnimo del tercer pilar se sit¨²a en conseguir para las personas la misma libertad de movimiento que tienen ya los capitales, los bienes y los servicios. Para ello hay que incorporar el Convenio de Schengen al Tratado, comunitarizando gran parte de su contenido y abriendo un t¨ªtulo nuevo, en el primer pilar, que bajo la denominaci¨®n de "Libertad, Seguridad y Justicia" organice la libre circulaci¨®n de personas y su seguridad y regule los temas de la inmigraci¨®n, control de fronteras exteriores, visados, aduanas, derecho de asilo ... Con lo que quedar¨ªa s¨®lo en el tercer pilar la cooperaci¨®n judicial en materia penal y policial.
Piedra angular de toda la construcci¨®n europea es el de los Derechos Humanos, hasta ahora s¨®lo marginalmente contemplado. No parece posible la adhesi¨®n de la UE al Convenio del Consejo de Europa ni por razones t¨¦cnicas ni por consideraciones de legitimidad constitucional, pero cuanto menos ha de establecerse, de forma expl¨ªcita, el control judicial por el Tribunal de Luxemburgo de todos los Derechos Humanos que se recogen en dicho convenio.
S¨®lo nos quedan 35 d¨ªas para lograr imponer esos m¨ªnimos a los que se resisten los Estados y por los que batalla la Comisi¨®n, y en su nombre el comisario Oreja. ?Qu¨¦ puede hacerse? Pedir el alineamiento de los Estados con la posici¨®n del Parlamento Europeo, como hicieron Italia y B¨¦lgica cuando ratificaron el Tratado de Maastricht, tal vez sea la petici¨®n m¨¢s a nuestro alcance.
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