Guilherme resucita al Rayo
El gol del brasile?o aleja al conjunto de Vallecas de la promoci¨®n
Estaba muerto el Rayo Vallecano. Y no por culpa del Logro?¨¦s, un equipo de Segunda en todos los sentidos. Que es incapaz de asustar a nadie. Y que ayer fue vulgar con avaricia. Estaba en las ¨²ltimas el Rayo porque ense?¨® su peor cara. Y porque decidi¨® acercarse al suicidio a lomos de un f¨²tbol deplorable. Horroroso. Pero apareci¨® Guilherme, que para eso est¨¢, y le resucit¨®.Quiz¨¢ fueran el p¨¢nico, la tensi¨®n y dem¨¢s afecciones psicol¨®gicas las que convirtieron el partido en un may¨²sculo desprop¨®sito. El Rayo fue presa de su ansiedad; el Logro?¨¦s, de sus limitaciones. S¨®lo un gran futbolista pod¨ªa sacar al Rayo del infierno. Y un gran futbolista le sac¨®. Se llama Guilherme. Durante muchos minutos Cota intent¨® dibujar el f¨²tbol del Rayo. Mal asunto. Porque se trata de un futbolista de enormes virtudes, pero poco relacionadas con la precisi¨®n. El oxidado juego del Rayo no encontr¨® mejor agarradera que el patad¨®n, con KIimowicz: hart¨¢ndose de saltar con Voro en busca de los balones que al aire volaban. Tantos y tan maltratados.
El otro recurso de los de Vallecas fue el disparo lejano. Casi todos sus jugadores lo intentaron, como si fuera aqu¨¦lla la ¨²nica manera de salir en los papeles. Pero el que mejor lo hizo fue el riojano Tejera, que la mand¨® al larguero en el minuto 23.No hubiera resultado extra?o que del sin sentido aqu¨¦l sacara tajada un equipo tan de Segunda como el Logro?¨¦s. Pero Guilherme caz¨® un bal¨®n de espaldas a la porter¨ªa y merced a una magn¨ªfica volea lo incrust¨® en la red. El resultado, independientemente de si fue justo o no, que lo fue, se antoj¨® de todo punto l¨®gico. El Rayo, tan cerca del infierno, bastante tiene con apaciguar su p¨¢nico con victorias innegociables. Cierto es que se dej¨® el f¨²tbol en el vestuario. Y que apel¨® a la furia, el arrojo y dem¨¢s atributos sudorosos para escaparse moment¨¢neamente del infierno. De donde le sac¨®, por supuesto, Guilherme. Qui¨¦n si no.
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