Nuevo intento

TONY BLAIR, el nuevo ocupante del n¨²mero 10 de Downing Street, parece decidido a desterrar las dilaciones en las medidas pol¨ªticas que considera necesarias. S¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s de asumir su cargo de primer ministro, con la fuerza que le otorga el inmenso respaldo electoral cosechado, se lanza a afrontar uno de los retos perennes desde hace d¨¦cadas para los gobernantes del Reino Unido: buscar la paz en Irlanda del Norte.El Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA), que se ha visto tambi¨¦n reforzado en las elecciones, ha aceptado la oferta del Gobierno laborista para emprender conversaciones p¨²blicas y oficiales sin las condiciones previas de un alto el fuego por parte de los terroristas del IRA.

El proceso de paz en el Ulster, que estaba pr¨¢cticamente muerto, entra as¨ª en una v¨ªa de reactivaci¨®n similar a la vivida despu¨¦s de la Declaraci¨®n de Downing Street de 1993, que condujo ocho meses m¨¢s tarde al alto el fuego del IRA. La negociaci¨®n qued¨® rota en febrero de 1996, tras un atentado con bomba en Londres que caus¨® dos muertos. S¨®lo cabe esperar que esta vez el proceso de negociaci¨®n corra mejor suerte que entonces. Pero todas las reservas son justas. No es f¨¢cil adivinar qu¨¦ razones pueden llevar esta vez al sector duro del IRA y a los elementos m¨¢s radicales del unionismo en el Ulster a abandonar su continuo sabotaje de las conversaciones.

Los primeros pasos estar¨ªan destinados a crear el ambiente adecuado para dicha negociaci¨®n. S¨®lo es posible si el IRA y las bandas unionistas ponen fin a su reciente escalada de violencia. Hace dos a?os, y por primera vez en d¨¦cadas, hubo una oportunidad de alcanzar una v¨ªa hacia la reconciliaci¨®n en Irlanda del Norte. Que se frustrara se debi¨®, ante todo, al inter¨¦s de los m¨¢s radicales y violentos. Har¨¢ falta valor y paciencia para que esta vez el proceso vaya m¨¢s lejos. Pero la mera esperanza de la paz en el maltratado Ulster lo merece.