Sonrisas, canap¨¦s, aut¨®grafos y... ipetardo!
A pesar del jam¨®n, los invitados al palco de Canal + vieron 'la corrida del siglo' con la misma desilusi¨®n que los dem¨¢s
Era la corrida del siglo, dec¨ªan algunos, y acab¨® siendo el petardazo del a?o. Tambi¨¦n, no vayan a creer, para los invitados al palco de Canal +, m¨¢s com¨²nmente llamado palquipl¨²s. Aunque al principio todo fueron sonrisas, frotamiento de manos y aplausos, los pobres invitados, aunque no lo dec¨ªan, acabaron hartos. Hartos de ver firmar aut¨®grafos -y de entregarlos y de devolverlos- a Suker y a Mijatovic. Hartos de ver salir toros que parec¨ªan carromatos sin ruedas -"Con cuatro corridas como ¨¦sta acaban conmigo", dijo al final Pascual Sala-. Y hartos casi de jam¨®n, g¨¹isqui, pechuga vilaru¨¢, tortilla y pasteles. Los canap¨¦s fueron abundantes pero, hacia el noveno toro que sali¨® al ruedo, algunos ped¨ªan el resop¨® con ojos fam¨¦licos.Y es que dos horas cuarenta minutos de corrida del siglo es mucha corrida. Sobre todo para el santo -tanto en el ¨¢rea como en el Joy Eslava- Pedja Mijatovic. El serbio estrenaba zapatos: acabados en forma cuadrada, con una cruz en plata. Ol¨ªan a 20.000 duros, pero al pobre le mataban. "Qu¨ªtatelos, hombre", le animaba la presentadora, Cristina T¨¢rrega. Que no, que no. Que s¨ª. Que no. Al final se los quit¨®, con el mismo disimulo que si le estuvieran haciendo un no-penalti. (Y, por cierto, menos mal que est¨¢ prohibido jugar al f¨²tbol con reloj: el peluco del serbio, un Rolex Daytona, cuesta 1,8 millones... Aunque si se piensa que el precio equivale s¨®lo a un par de entrenamientos ... )
Pero, en fin, al principio todo iba seg¨²n y c¨®mo. Se?oras y caballeros, se hab¨ªan saludado finamente, buenas tardes por all¨¢, a ver si tenemos suerte por aqu¨ª... Rom¨¢n, el camarero de Bruselas, repart¨ªa claveles entre las damas. Rinc¨®n se iba a la boca de riego a citar, y las coladas del samuel se cantaban cual tiro a las nubes en el Bernab¨¦u: "?Uyyyyyy!" (ayer hab¨ªa mucho merengue).
Para entonces, Mar¨ªa Calleja, la relaciones p¨²blicas del palco, hab¨ªa logrado sentar a sus invitados. Arriba del todo, Miguel ?ngel Aguilar y Pascual Sala, ex presidente del CGPJ. En las filas del medio, Gregorio Mara?¨®n, consejero de PRISA; Ele Ju¨¢rez -director general de Sogecable- y esposa; Piedad Aguirre, hermana de la ministra, y Jos¨¦ Federico de Carvajal y se?ora. Abajo, en la delantera, Vicente Cebri¨¢n, junto a una de sus hijas y el apoderado Manuel Lozano.
Y mientras Luis Espada empezaba a practicar el pa?olazo verde, Cristina T¨¢rrega pululaba -de blanco inmaculado, despojada de unos rulos que debieron marcarle a sangre y fuego, ondulada de bucles, wonderbr¨¢ y sonrisas interminablemente incre¨ªbles, o viceversa-. Y entre toro y toro, aut¨®grafos. Muchos aut¨®grafos. Firmaron bastantes Joan Manuel Serrat y Javier V¨¢zquez, pero la palma fue para la pareja discoteca m¨¢s c¨¦lebre de la Liga-de-las-estrellas-y-la-prensa-del-cuore: Davor Suker y Pedja Mijatovic. Entre tejo tejo a T¨¢rrega, serbio y croata s dieron un atrac¨®n a escribir. En todo tipo de soportes: 69 tarjetas 14 pa?uelos, 133 papeluchos, 2,42, entradas... Al pobre Serrat, cul de pro, entre que lo sentaron junta la delantera blanca, que ¨¦stos no paraban de darle a la pluma y que ¨¦l es de los que les gusta el toro toro, le dieron la tarde. Pero e cantante lo llev¨® con su elegancia habitual: "Siempre se ven cosas, pesar de todo", dijo al final con su mejor sonrisa.
Para entonces, el palco en pleno clamaba al cielo que acabar aquel sinvivir; Suker y Mijatovic se hab¨ªan aliguerado ya hac¨ªa rato con destino a Joy, que deb¨ªa estar casi cerrando; Serrat y Javier V¨¢zquez aguantaban codo con codo el aburrimiento; Gregorio Mara?¨®n sacaba su pa?uelo pidiendo otro sobrero; Carvajal y esposa desfilaban calle Alcal¨¢ arriba.. Con el t¨®pico por montera, Javier V¨¢zquez resum¨ªa as¨ª la cosa "Corrida de expectaci¨®n, corrida de decepci¨®n". Moraleja. Mejor desconfiar de la corrida del siglo .O bien: donde est¨¦ un buen partido del siglo..
Babelia
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