Primer juicio en Italia contra un grupo separatista acusado de un acto de terrorismo cometido en Venecia
Dos peque?os empresarios, tres electricistas, dos obreros, un estudiante y un licenciado en Ciencias Pol¨ªticas, El Intelectual, dicen las cr¨®nicas, son los primeros separatistas del Norte de Italia que comparecen ante el juez acusados de terrorismo y secuestro de personas. Se trata del comando de la llamada Serenissima Armata, que el pasado d¨ªa 9 ocup¨® el campanario de la catedral de San Marcos, en Venecia. Ayer, su entrada en el juicio fue aplaudida por cerca de un centenar de personas, mezcladas con muchos polic¨ªas.Una mayor¨ªa de los habitantes del noreste de Italia -hasta un 65%, seg¨²n alguna encuesta- aprueba la acci¨®n de este comando, cuyos integrantes, de edades comprendidas entre los 20 y los 50 a?os, amenazaron con un viejo fusil de repetici¨®n Baretta cargado con 70 balas al capit¨¢n de un transbordador para que desviara su curso hacia el Lido y les dejara en San Marcos, con el peque?o blindado utilizado en la aventura.
La juez instructora del caso no tuvo dudas. Se trata de "terrorismo", dijo, y, en consecuencia, los procesados podr¨ªan salir con una condena a 20 a?os de c¨¢rcel. Las investigaciones posteriores, que afectan ya a unas 39 personas, indican que ha existido un proceso organizativo desde 1983, acelerado en 1996, cuando la Liga Norte de Umberto Bossi pact¨® con Silvio Berlusconi y entr¨® en el Gobierno de Roma; que los conjurados levantaban actas de sus reuniones o las grababan; que hab¨ªan construido al menos dos carromatos de hierro, uno de ellos dirigible por control remoto y preparado para transportar explosivos.
Pero los proyectos del grupo se manten¨ªan en lo folkl¨®rico. Sus integrantes niegan ser terroristas, aunque reconocen que realizaron el asalto para provocar su detenci¨®n, sin calcular que las consecuencias penales pudieran revelarse desastrosas. Alguno de ellos ha admitido v¨ªnculos con enloquecidos movimientos cat¨®licos integristas de Verona que todav¨ªa combaten los efectos culturales de la invasi¨®n napole¨®nica y los fantasmas de la dominaci¨®n turca. Cinco eran ya seguidos por la polic¨ªa como presuntos autores de una serie de interceptaciones de las televisiones estatales registradas desde marzo para difundir consignas independentistas. Todos son grandes trabajadores, gente apreciada en sus pueblos v¨¦netos como simpatizantes de la Liga.
El senador Gianfranco Miglio, antes consejero de Bossi y hoy aliado de Berlusconi, les ha alabado como "patriotas que quieren una patria menos indecente". Bossi les ha tachado de agentes provocadores de los servicios secretos. Pero luego, sus ep¨ªgonos han acusado al ministro del Interior de haber torturado al comando.
Es un ejemplo del doble lenguaje de Bossi, que Massimo Cacciari, alcalde de Venecia, considera "t¨ªpico de toda estrategia revolucionaria". Cacciari ha dicho que "la acci¨®n terrorista representa una escalada" que no debe ser tomada a broma, porque "bastan 10 n¨²cleos de personas decididas para hacer ingobernable Italia".
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