La fiesta tiene remedio
Merece la pena ver toros en Madrid. Es la reserva con que cuenta la fiesta. No es que todo el monte sea or¨¦gano, que tambi¨¦n en esta plaza se cuelan toros inv¨¢lidos o de escasa presencia m¨¢s de una vez. Tampoco falta un sector de p¨²blico, m¨¢s numeroso que hace a?os, que da en jolgorios triunfales aceptando casi todo y cometiendo excesos. O desconocimientos. Pero se reparten por cualquier lugar de Las Ventas muy buenos aficionados, atentos y exigentes, que saben ver al toro y al torero sin hacer caso a voceros c¨®mplices de los desaprensivos. Afortunadamente existe, como siempre existi¨®, la contestaci¨®n p¨²blicamente manifestada. Ahora se ubica en el tendido 7, que no tolera el abuso o la mentira, y pregunta: "?A qui¨¦n defiende la autoridad?".La autoridad est¨¢ llamada a establecer las normas, vigilar y proteger la fiesta, aunque a veces se haya empe?ado en dictar preceptos complacientes con unos y displicentes con los espectadores. Es la autoridad que a veces ejerce la presidencia de las corridas con escaso acierto. La buena ley de 1991 se fundament¨® en este principio: "Los espectadores tienen derecho a recibir el espect¨¢culo en su integridad" (art¨ªculo 8). Es decir, a que el toro sea ¨²til para la lidia, ni claudique ni se caiga, ¨ªntegro en defensas, tambi¨¦n en la casta. El espectador tiene derecho a presenciar, completos, los tercios y a que se cumplan los preceptos reglamentarios.
En 1994 el Senado puso freno a disposiciones del Reglamento del 92 que pod¨ªan ser aprovechadas para el fraude y, aunque el cumplimiento de la moci¨®n tuvo inesperados problemas, desde finales de 1996 volvieron las aguas a su cauce.
En esto aparece la CAPT, organizaci¨®n que acoge a toreros, ganaderos y empresarios en busca de la autorregulaci¨®n. Su primera iniciativa p¨²blica y sonada fue convocar una "huelga", olvid¨¢ndose (?o no?) de que el inicial respeto s¨®lo podr¨ªan conquistarlo defendiendo la fiesta ¨ªntegra y los derechos de los aficionados. A estas horas deben estar arrepentidos y deseosos de poner remedio a sus deslices. Saben de sobra lo que tienen que hacer, que coincide, seguro, con las siguientes sugerencias.
Reconociendo que los males de la fiesta no han nacido por generaci¨®n espont¨¢nea, sino que hay culpables que no son precisamente los aficionados, las buenas intenciones pueden concretarse en compromisos escritos con firma y sello de los toreros, ganaderos y empresarios. Veamos:
1. Los participantes (toreros, ganaderos y empresarios) velar¨¢n por una fiesta sin mixtificaciones, con denominaci¨®n de origen, que recupere sus virtudes consustanciales.
2. Los firmantes renuncian a Satan¨¢s, a sus pompas y a sus obras, no volviendo a caer en ning¨²n fraude. Los ganaderos no manipular¨¢n ni permitir¨¢n que nadie manipule las astas de los toros. Los empresarios no comprar¨¢n toros con defensas recortadas ni las recortar¨¢n ellos. Los toreros se negar¨¢n a participar en festejos con reses cuyos pitones hayan sido fraudulentamente retocados.
3. Los ganaderos se comprometen a recuperar la casta del toro, que tan gravemente se ha visto reducida a lo largo de muchos a?os de selecci¨®n (?).
4. Los ganaderos criar¨¢n toros fuertes, volviendo al aut¨¦ntico, que no es el de la justa fuerza, de frecuencia modulada, inv¨¢lido permanente.
5. Los empresarios no adquirir¨¢n toros ni los toreros permitir¨¢n ser anunciados con ganader¨ªas de reconocida fama de criar animales d¨¦biles. Se negar¨¢n tambi¨¦n a cualquier tratamiento drogado de las reses.
6. Los toreros colaborar¨¢n con la presidencia de los festejos para que el espect¨¢culo sea completo, realiz¨¢ndose los tres tercios sin recortes.
7. Los toreros, ganaderos y empresarios que cometan cualquier fraude ser¨¢n denunciados por la misma asociaci¨®n, que les dar¨¢ de baja, con publicidad y prohibici¨®n de ejercer su profesi¨®n en el coso donde se produjo la falta, durante tres a?os.
8. La autoridad, que no ser¨¢ presionada, contar¨¢ con la colaboraci¨®n de los sectores de la fiesta, que acatar¨¢n las normas que se aprueben.
Estoy seguro de que toreros, ganaderos y empresarios est¨¢n deseando defender la fiesta y correr¨¢n a completar un documento m¨¢s riguroso que el perge?ado, lo firmar¨¢n entusiasmados y dormir¨¢n tranquilos.
Juan Antonio Ar¨¦valo es senador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.