La cuarta del plural
Esta cr¨®nica es hoy una miscel¨¢nea. Relata cosas que se han escuchado, sucesos melanc¨®licos, divertidos o in¨²tiles, y alguna pizca de lectura fascista. La vida misma.La cuarta persona del plural. Expresi¨®n utilizada por Juan Cueto para definir el modo de escribir de Manuel Vicent, del que dijo que escribe como Dios cuando Dios no era ¨²nico. Al d¨ªa siguiente de tal invento un locutor inmobiliario caz¨® en la radio el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa del pronombre personal: durante dos horas habl¨® de sus cacer¨ªas y de s¨ª mismo simulando ser otro, con lo que consigui¨® ser a la vez la primera, la segunda y la tercera persona. Del singular, por supuesto. El singular tiende a ser fascista.
Mamporros. Un dato para la vieja melancol¨ªa: Cristina Almeida, sudorosa, ha salido del Congreso y exhibe un brazo al parecer mordido por un accidente; adem¨¢s, dice, tiene el alma dolorida porque ha sido obligada en el hemiciclo a actuar de "mamporrera" -lo dice ella- en la ley del f¨²tbol, ali¨¢ndose con la derecha. Un autor teatral estren¨® en Londres hace a?os, sin ¨¦xito; el Times public¨® la siguiente cr¨ªtica: "?Por qu¨¦?" A veces esa pregunta vale m¨¢s que mil palabras. La diputada nos puso en la boca ese interrogante que parece un reproche y es sobre todo una perplejidad.
De lo mismo. Hablando de lo mismo, el escritor chileno Luis Sep¨²lveda cont¨® la otra noche que hab¨ªa visto en su pa¨ªs una inscripci¨®n posmoderna y gloriosa: "La izquierda y la derecha unidas jam¨¢s ser¨¢n vencidas". Cuando la gente se lava las manos empieza el fin de la historia.
M¨¢s f¨¢bulas. Sep¨²lveda cont¨® m¨¢s f¨¢bulas, no todas pol¨ªticas. Vio, por ejemplo, detr¨¢s de una carreta: "Si interrumpo el paso, cont¨¢ctenme en mi E-mail". Y otra: "En la catedral de Francfort hay esqueletos de Goethe que corresponden pr¨¢cticamente a todas las edades del autor de Fausto". Y otra: "El otro d¨ªa vi en Internet que en vocablo Asno viene una s¨ªntesis de Platero y yo". Mario Benedetti, que estaba all¨ª, cont¨® una regocijante ocurrencia de su compatriota Juan Carlos Onetti, que ten¨ªa, al final de su vida, un solo diente: "?Que no tengo un a dentadura bella? La tengo, pero se la regal¨¦ a Mario Vargas Llosa". Fem¨¢n G¨®mez y Haro Tecglen, la pareja: "?Que si nos queremos m¨¢s? Que nos quieran m¨¢s las se?oritas". Fern¨¢n G¨®mez: "M¨¢s que qu¨ªmica debemos tener f¨ªsica". Haro: "Estamos perdiendo la identidad: Manolo V¨¢zquez es Carvalho, Elvira Lindo es Manolito Gafotas y yo ya soy el ni?o republicano".
Kilos de oro. Ahora que viene la feria conviene hablar de la repercusi¨®n exterior: el 14 de junio le dan a Javier Mar¨ªas en Dubl¨ªn el premio Impac, el m¨¢s importante de Europa, por Coraz¨®n tan blanco. Veinticuatro kilos, como se dice. Y el mismo d¨ªa le entregan a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, en Italia, el premio Scanno, que ya le dieron a Mario Vargas Llosa y a Oswaldo Soriano. Dos kilos. Dos kilos de oro. Esta semana ha estado rodeado de carvalhistas en la Casa de Am¨¦rica, convocados por Planeta. En silencio, como si fuera un cocinero, sin bigote, porque se lo afeit¨® al morir Mastroianni, parec¨ªa un espectador melanc¨®lico que recordaba los a?os de Sitges, cuando ten¨ªa que escribir de muebles para dormir.
Recorte. La vida nos pasa a veces recortes. He ah¨ª uno: "Ten¨ªamos los liberales una hero¨ªna averiada, que era Mariana Pineda, vestida de Marisol, que otros llaman Pepa Flores y est¨¢bamos hu¨¦rfanos y escalandrados, descalabrados y abantos por falta de una mujer de tron¨ªo, de tron¨ªo de trono, para llevarnos a la boca, (no de morder sino de hablar, conste, porque los liberales hablamos y no mordemos) (...). El caso es que, entre timos y tocomochos, llegamos a este siglo maldito, del que lo mejor que puede decirse es que se acaba, y nos tropezamos con una hero¨ªna absurda de la izquierda, una tal Dolores, creo que Ib¨¢rruri, fach¨®n donde los haya y persona de aupa, y, frente a semejante mujer¨®n est¨¢bamos los liberales sin comemos una rosca, o sea, sin nombre que llevarse al cargador". Un recorte. En primera persona del plural.
La feria. Cada uno hablar¨¢ seg¨²n le vaya. Lo hermoso es saber que quedan much¨ªsimos libros por escribir, much¨ªsimos lectores por nacer, muchas esperanzas que ser¨¢n dichas en la cuarta persona del plural. El singular, y la primera persona del plural, conducen al fascismo.
Babelia
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