Los tres nuevos retos de Mandela
Despu¨¦s del fin del apartheid en Sur¨¢frica, el futuro de Zaire es el reto m¨¢s importante para ?frica a punto de doblar el umbral del siglo. El vicepresidente surafricano, Thabo Mbeki, se ha referido al renacimiento de todo un continente que para Franz Fanon, uno de los primeros te¨®ricos de la liberaci¨®n africana, ten¨ªa forma de rev¨®lver, y el Congo era el gatillo. La tecnolog¨ªa surafricana aplicada a la riqueza minera de Zaire (aunque hayan sido compa?¨ªas estadounidenses las primeras en acudir) la gigantesca capacidad hidroel¨¦ctrica del rebautizado r¨ªo Congo, los recursos agr¨ªcolas y el trampol¨ªn que para los productos manufacturados y el comercio surafricano se abren desde lugares como Lubumbashi (la capital de la regi¨®n zaire?a minera de Katanga) son formidables. "Puede que el rendimiento diplom¨¢tico directo de la mediaci¨®n en el Outeniqua no haya sido muy grande, pero ha sido todo un arranque", se?alan medios diplom¨¢ticos. Pero hay otros r¨¦ditos que Pretoria y sus aliados, con Uganda y Ruanda a la cabeza, pueden empezar a cobrar.Tres reg¨ªmenes autoritarios han sido los grandes perdedores con el desenlace de la crisis zaire?a: Kenia, Nigeria y Sud¨¢n. A pesar de gobernar con mano de hierro un pa¨ªs angl¨®fono, el presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, viejo aliado de Mobutu, ha quedado completamente aislado tras la protecci¨®n brindada a responsables del genocidio ruand¨¦s de 1994 (un brutal acontecimiento que se?alar¨¢ el fin de una ¨¦poca en ?frica).
El r¨¦gimen islamista manejado en la sombra por Hasan al Turabi en Sud¨¢n ha sido tachado por EE UU de patrocinador del terrorismo internacional.
Y hay otro perdedor del desenlace zaire?o: el dictador nigeriano Sani Abacha, al que Mandela "le tiene ganas", seg¨²n un diplom¨¢tico, tras su infructuosa mediaci¨®n en favor del activista ogoni Ken Saro Wiwa, ejecutado en noviembre de 1995. Nigeria, el otro gigante africano en ebullici¨®n, bajo una implacable dictadura militar, acaso sea un enemigo demasiado aguerrido y sin ning¨²n Kabila en el horizonte. Pero hay bofetadas que no se olvidan y que a Mandela, un encantador de serpientes, sin duda le gustar¨ªa devolver.
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