Tiempo muerto
EL NACIMIENTO del euro ha de venir arropado de instrumentos pol¨ªticos europeos para fomentar el crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo. ?ste es el envoltorio social que Francia demand¨® ayer en Luxemburgo a sus socios, tras pedir un "periodo de reflexi¨®n" para pronunciarse sobre el Pacto de Estabilidad (que prev¨¦ sanciones contra los pa¨ªses con d¨¦ficit p¨²blicos excesivos, una vez en el euro, y que es de una rigurosa ortodoxia monetaria). El tiempo muerto solicitado por el nuevo ministro franc¨¦s de Econom¨ªa y Finanzas, Dominique Strauss-Khan, caus¨® nerviosismo en unos marcados que ya hab¨ªan apostado por una versi¨®n dura del Pacto de Estabilidad.Su participaci¨®n en el Ecofin era la primera comparecencia europea de Strauss-Kalm, y necesitaba marcar un tanto con vistas a los electores que en Francia han aupado a la victoria a los socialistas con un programa econ¨®mico menos ortodoxo. Es cierto que cualquier nuevo Gobierno necesita de un periodo para poner orden en sus ideas, pero en este caso tal pausa se contradice con un calendario que concierne a 15 pa¨ªses -no s¨®lo a Francia-, que tienen que poner irremediablemente en claro sus ideas en la cumbre de Amsterdam que celebrar¨¢n los jefes de Estado y de Gobierno los pr¨®ximos lunes y martes, so pena de acumular un nuevo retraso en sus deberes sobre la UEM. Jospin no podr¨¢ tampoco reservar sus propuestas europeas para su discurso program¨¢tico del d¨ªa 19 en la Asamblea Nacional francesa, ya que tendr¨¢ que explicitarias en Amsterdam, tras haber ratificado ayer Francia en el Ecofin su respeto al momento de la puesta en marcha de la UEM.
El Gobierno socialista franc¨¦s cobrar¨ªa una fuerte responsabilidad si hiciera zozobrar la nave del euro, para cuyo ¨¦xito se han esforzado tantos pa¨ªses -incluida Francia- durante mucho tiempo. No es factible renegociar las condiciones de creaci¨®n del euro, pero s¨ª se podr¨ªa releer el Tratado de Maastricht. Este tratado, en su mismo pre¨¢mbulo, contempla una Uni¨®n no s¨®lo monetaria, sino tambi¨¦n econ¨®mica, social y pol¨ªtica. Y esta ¨²ltima dimensi¨®n se ha olvidado en los ¨²ltimos anos, en aras de la eficacia econ¨®mica. No se trata de romper el Pacto de Estabilidad y otros aspectos del proceso, sino de completarlo, ya sea con un mayor contenido social, ya sea generando una autoridad pol¨ªtica -el Consejo de Estabilidad o un Gobierno econ¨®mico de Europa- que sirva de contrapeso a la r¨ªgida autonom¨ªa del futuro Banco Central Europeo.
Se incluyan o no estas matizaciones tan significativas para los ciudadanos, la agenda del Consejo Europeo del lunes y el martes pr¨®ximos ya se ha complicado. En Amsterdam se deb¨ªa ratificar el Pacto de Estabilidad y cerrarse la Conferencia Intergubernamental (CIG), que negocia la reforma del Tratado de la Uni¨®n. El proceso monetario y la CIG caminaban por separado. Ahora -y ¨¦sta es la virtud de la propuesta francesa- pueden unirse en la b¨²squeda de un impulso al crecimiento y al empleo. La dificultad consiste en encontrar la coherencia entre este est¨ªmulo y el objetivo de la moneda ¨²nica a fecha fija.
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