Helmut Kohl, en apuros
Aunque el mundo se derrumbe en torno suyo, Kohl no cambiar¨¢ ni una coma su discurso sobre la moneda ¨²nica: la introducci¨®n del euro tiene que respetar tanto los criterios de convergencia como el calendario. ( ... ) En el exterior, los resultados de las elecciones francesas pueden poner en duda los acuerdos. ( ... ) El ministro de Finanzas, Theo Waigel, famoso por la estricta interpretaci¨®n del Tratado de Maastricht ( ... ), no sabe, sin embargo, c¨®mo llenar los agujeros que encuentra en los presupuestos. ( ... ) El presupuesto para 1998 presenta a¨²n m¨¢s dificultades. Al no convencer al Bundesbank de la revaluaci¨®n de las reservas de oro ( ... ), el Gobierno ha tenido que buscar otras soluciones. Para 1997 ha renunciado a subir los impuestos. As¨ª que va a recortar los gastos sociales y a acelerar las privatizaciones. ( ... ) Para el a?o pr¨®ximo, el Gobierno quiere realizar su reforma fiscal. ( ... ) Pero esta reforma no solucionar¨¢ todos los problemas; al bajar la presi¨®n fiscal se corre el riesgo de aumentar el d¨¦ficit p¨²blico. El de 1998 es un a?o electoral. La renovaci¨®n del Bundestag se celebrar¨¢ en oto?o, seis meses despu¨¦s de conocerse la lista de pa¨ªses cualificados para el euro. Ya proclamado canciller de la unidad alemana, Kohl quisiera coronar su vida pol¨ªtica con un t¨ªtulo de canciller de la unidad europea. Lo tendr¨¢ cada vez peor para convencer a sus compatriotas, cuya hostilidad al euro tiene tendencia, a transformarse en euroescepticismo general.
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