Aprender del modelo holand¨¦s
GUILLERMO DE LA DEHESAEl autor pone a Holanda como ejemplo de hacer econom¨ªa en base a un consenso pol¨ªtico y social y destaca los logros alcanzados: la reducci¨®n del gasto p¨²blico y de la presi¨®n fiscal, la reforma de la Seguridad Social y la alta moderaci¨®n salarial y flexibilidad laboral.
El modelo holand¨¦s consistente en hacer una pol¨ªtica econ¨®mica basada en altas dosis de consenso pol¨ªtico y social est¨¢ de moda en Europa por la simple raz¨®n de su ¨¦xito. Sus resultados han sido bastante espectaculares. Entre 1983 y 1996, el empleo en Holanda ha crecido a una media del 1,4% anual, frente a una media europea del 0,4%, y a pesar de la subida de la tasa de participaci¨®n o actividad de la poblaci¨®n en edad de trabajar, que ha pasado del 64% al 67,5%, en dicho periodo el desempleo ha ca¨ªdo del 12% en 1983 al 6,5% en 1995.Gracias al fuerte crecimiento del empleo, Holanda ha pasado de estar el n¨²mero 11 en t¨¦rminos de renta per c¨¢pita entre los 15 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea al n¨²mero 7. Todo ello se ha conseguido, adem¨¢s, reduciendo el d¨¦ficit p¨²blico al 2,6% del PIB, la inflaci¨®n al 1,9% y manteniendo la moneda pegada al marco alem¨¢n a lo largo del periodo.
Este tipo de pol¨ªtica econ¨®mica comenz¨® a mediados de los a?os ochenta, tras una profunda crisis en la que el d¨¦ficit fiscal alcanz¨® el 10% del PIB, el gasto p¨²blico el 65%, la presi¨®n fiscal m¨¢s del 50% del PIB y el desempleo el 11% de la poblaci¨®n activa.
Esta pol¨ªtica econ¨®mica de consenso entre el Gobierno, los partidos pol¨ªticos, empresarios y sindicatos ha tenido tres pilares fundamentales: una reducci¨®n del gasto p¨²blico y de la presi¨®n fiscal, una reforma de la Seguridad Social y una alta moderaci¨®n salarial y flexibilidad laboral.
La fuerte reducci¨®n del gasto p¨²blico, que ahora se sit¨²a en el 50% del PIB, no s¨®lo ha ido a minorar el d¨¦ficit, sino tambi¨¦n a financiar la reducci¨®n de las cotizaciones empresariales a la Segurrdad Social, que han pasado del 20% al 7%, con especial incidencia en los trabajadores menos cualificados y en los desempleados de larga duraci¨®n.
Al mismo tiempo, se han aumentado las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social del 21% al 32%, pero, a cambio, se ha reducido el tipo m¨ªnimo de imposici¨®n sobre la renta, que es el que afecta a buena parte de los trabajadores, del 14% al 7%, manteniendo el tope marginal en el 60% y reduciendo los tramos del impuesto a s¨®lo tres, con otro intermedio. Con estas medidas fiscales se ha reducido notablemente el coste del trabajo para las empresas y se ha aumentado el salario.
La reforma de la Seguridad Social ha consistido en hacerla m¨¢s eficiente y menos costosa. Las prestaciones por desempleo se redujeron del 80% al 70% del salario ya en 1985 (en Espa?a se hizo 10 a?os m¨¢s tarde); posteriormente, se ha aumentado el periodo de las prestaciones por desempleo, financiadas por los empresarios, y se han endurecido las condiciones para obtenerlas. Lo mismo se ha hecho con las prestaciones por invalidez a trav¨¦s de su reducci¨®n en 10 puntos y el endurecimiento de su definici¨®n legal. Por ¨²ltimo, se ha trasladado a las empresas la carga de sufragar las ausencias por enfermedad durante el primer a?o.
El problema de las pensiones de jubilaci¨®n, en principio, es menos acuciante. Holanda tiene un sistema muy desarrollado de fondos de pensiones individuales y de empresa que alcanzan unos activos totales de unos 43,5 billones de pesetas, es decir, el 90% del PIB (en Espa?a s¨®lo alcanzan el 3,5% del PIB).
La pol¨ªtica laboral ha tenido como objetivo buscar un modelo intermedio de equilibrio entre el modelo brit¨¢nico, basado en la competencia, en la descentralizaci¨®n de la negociaci¨®n salarial en las empresas y en una alta flexibilidad de contratar y despedir, y el modelo corporativista alem¨¢n, con un alto grado de seguridad en el empleo, negociaci¨®n salarial muy centralizada y participaci¨®n sindical en las decisiones empresariales. El modelo holand¨¦s intenta combinar la flexibilidad del brit¨¢nico con la protecci¨®n del alem¨¢n. La flexibilidad se ha obtenido a trav¨¦s del desarrollo del trabajo a tiempo parcial, que ya representa el 35% del empleo total, y de la expansi¨®n de las empresas de trabajo temporal, que representan el 3,5% de las horas trabajadas. Con ello, se permite que las empresas puedan ajustar su mano de obra con mayor facilidad a los cambios constantes en la demanda y la oferta en los mercados.
La moderaci¨®n salarial se ha conseguido a trav¨¦s de un sistema de negociaci¨®n colectiva muy coordinado, aunque no est¨¦ tan centralizado como el alem¨¢n. Como se sabe por la experiencia europea de las ¨²ltimas d¨¦cadas, los sistemas de negociaci¨®n colectiva que han sido m¨¢s eficientes han sido aqu¨¦llos muy centralizados y / o coordinados y aqu¨¦llos que han funcionado muy descentralizadamente, con la negociaci¨®n salarial determinada en las empresas. Los que peor resultado han dado han sido los sistemas semidescentralizados por sectores y / o territorialmente y con poco grado de coordinaci¨®n, como ha sido el caso del espa?ol.
En Holanda, el sistema es te¨®ricamente sectorial, pero en la pr¨¢ctica ha funcionado centralizadamente a trav¨¦s de un consenso entre las c¨²pulas de los empresarios y de los sindicatos con el Gobierno sobre un porcentaje de "crecimiento salarial razonable", que luego se aplica de forma descentralizada por sectores y empresas. Se han conseguido as¨ª unos aumentos salariales y unos costes laborales unitarios menores que los de otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
Como todo modelo de pol¨ªtica econ¨®mica, no es ni mucho menos perfecto y ha tenido y tiene sus problemas. A pesar de ser un modelo basado en el consenso, ¨¦ste no se ha conseguido sin una fuerte oposici¨®n; por un lado, por la fuerte reducci¨®n del gasto p¨²blico y por la moderaci¨®n salarial, ya que el porcentaje de la renta de los trabajadores en el valor a?adido del total del sector productivo ha ca¨ªdo de un m¨¢ximo del 91% en 1981 al 81% en 1990, y, por otro, por haber mantenido una elevada progresividad del impuesto sobre la renta. Para la obtenci¨®n del clima de consenso ha sido determinante el recuerdo de los duros a?os de crisis econ¨®mica a principios de los a?os ochenta.
Algunos expertos y pol¨ªticos consideran muy elevada la cifra del 35% de empleo a tiempo parcial; sin embargo, ha ayudado enormemente a los j¨®venes y a las mujeres a conseguir empleo, que de no ser as¨ª no hubieran encontrado.
Finalmente, la reducci¨®n de las prestaciones por desempleo y de reducci¨®n de las cotizaciones a la Seguridad Social no ha tenido a¨²n un efecto como el que se esperaba en la reducci¨®n del desempleo de larga duraci¨®n.
En todo caso, los ¨¦xitos del modelo holand¨¦s superan con mucho sus problemas y lo hacen enormemente atractivo paraquellos pa¨ªses de Europa continental que, en principio, rechazan el modelo norteamericano e ingl¨¦s.
Salvando las distancias, ya que Holanda es un pa¨ªs m¨¢s peque?o y mucho m¨¢s cohesionado que Espa?a, ser¨ªa conveniente, para un pa¨ªs como el nuestro, que acaba, por fin, de volver a iniciar una etapa de consenso entre los interlocutores sociales, tomar algunas de las ideas del modelo holand¨¦s en los pr¨®ximos acuerdos que se alcancen entre patronales, sindicatos y, en su caso, el Gobierno. Tambi¨¦n ser¨ªa positivo que dichos acuerdos fuesen anuales, ya que el nivel de desempleo espa?ol requiere un proceso, pr¨¢cticamente continuo, de reforma del funcionamiento de nuestro mercado laboral.
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