Tudjman, un jefe tribal de los Balcanes
El presidente croata vuelve a confirmar en las urnas su poder autocr¨¢tico
Franjo Tudjiman se considera un moderno l¨ªder europeo, pero le traicionan a veces su sinceridad y su pasi¨®n por los genes sin contaminar. A finales de mayo, despu¨¦s de escuchar con creciente irritaci¨®n un serm¨®n del embajador estadounidense y otros diplom¨¢ticos occidentales, que le amenazaban con retrasar la reintegraci¨®n a Croacia del ¨²ltimo territorio en manos serbias si Zagreb no cumpl¨ªa sus compromisos multi¨¦tnicos, respondi¨® a sus interlocutores: "Nadie razonable puede esperar que los croatas acepten de nuevo el regreso de los serbios". La actitud del presidente croata, reelegido el domingo para un nuevo mandato hipotecado por sus 75 a?os y un c¨¢ncer de est¨®mago, es t¨ªpica de un hombre mercurial.Para Carl Bildt, el saliente plenipotenciario en Bosnia,Tudjman deber¨ªa comparecer ante el Tribunal de La Haya. Muchos de quienes le han votado el domingo, por el contrario, pese a criticar su nepotismo, la corrupci¨®n de su partido y el hecho de que su c¨ªrculo familiar m¨¢s pr¨®ximo controle negocios en todos los campos, creen que el hombre que lleg¨® a la presidencia en una exacerbada oleada nacionalista ha representado una esperanza para los croatas.
Cuando declar¨® la independencia de Yugoslavia en 1991 a Tudjiman le falt¨® tiempo para resucitar la bandera y la iconografia del r¨¦gimen nazi de Ante Pavelic -exterminador de decenas de miles de serbios, jud¨ªos y gitanos en el campo de Jasenovac- y patrocinar una purga administrativa de la minor¨ªa serbia en Croacia. Con ello hizo el juego a Slobodan Milosevic, su equivalente en Belgrado, que ya hab¨ªa inducido la paranoia en los suyos evocando las atrocidades del r¨¦gimen genocida de Pavelic. Por su enemigo Milosevic, otro arquetipo de jefe tribal balc¨¢nico con quien en 1992 y en plena guerra conspir¨® abiertamente para repartirse Bosnia, Tudjman siente una especie de fascinaci¨®n, patente en las muchas horas que los dos pasaron junto a una botella durante las est¨¦riles conversaciones de Ginebra de 1993.
Menos sutil que el cabecilla serbio, Tudjiman ha repetido innumerables veces a quien ha querido escucharle que Bosnia deber¨ªa ser parte de Croacia.Una parte, con capital en Mostar, lo es en la pr¨¢ctica. S¨®lo baj¨® el diapas¨®n despu¨¦s de que Estados Unidos le retorciera la mano en 1994 para forzarle a firmar una federaci¨®n entre los croatas y los musulmanes del pa¨ªs vecino. A cambio, Washington le ofreci¨® patrocinio y respetabilidad internacionales y la ayuda militar suficiente para que el Ej¨¦rcito croata reconquistara en 1995 la gran mayor¨ªa del territorio ocupado por los serbios.
Una de las claves personales del aut¨®crata que por voluntad popular seguir¨¢ dirigiendo los destinos de Croacia es su nacimiento, en 1922, en el mismo pueblo, Zagorje, cuyo hijo m¨¢s famoso ha sido Josip Broz, Tito. Como muchos yugoslavos, Tudjman luch¨® con los partisanos, se hizo comunista y escal¨® tanto como para que Tito le hiciera el general m¨¢s joven del pa¨ªs, en 1961.
El viraje de general comunista a disidente nacionalista, doblemente encarcelado en los a?os setenta y ochenta, le llev¨® a articular la amargura croata frente a los serbios en su movimiento tentacular nacionalista y catolic¨®n, la Uni¨®n Democr¨¢tica. Desde la jefatura del Estado, Tudjiman ha moldeado a su gusto las personas y las instituciones.
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