Cesaria Evora, camino de la leyenda

Hasta que lleg¨® ella la mayor¨ªa no hab¨ªa o¨ªdo hablar de Cabo Verde: Cesaria Evora coloc¨® en el mapa aquellos islotes olvidados en el Atl¨¢ntico. Y no hace mucho que una agencia de viajes madrile?a ofertaba entre sus destinos el archipi¨¦lago.Evora sali¨® al escenario risue?a y entre las ovaciones de un p¨²blico que demostr¨® reconocer sus canciones a los primeros acordes. Parece que quedaron atr¨¢s los tiempos en que la bebida le estropeaba el ¨¢nimo. Lo que no perdona son sus cigarrillos. As¨ª que mientras los m¨²sicos tocaban un instrumental, guiados con maestr¨ªa por el cavaquinho de Bau, ella se sent¨® y encendi¨® un rubio americano.Ya no es aquella Cesaria Evora un poco torpe que cant¨® por primera vez en Espa?a, aunque sigue teniendo ese punto de fragilidad y autismo en un mundo que no es el suyo.

Lo que Edith Piaf para la canci¨®n francesa o Billie Holiday para el jazz, eso es Cesaria Evora para la morna. Emociona al cantar descalza alguna de esas canciones que hablan de la ausencia y la distancia. Present¨® su espl¨¦ndido ¨²ltimo disco e interpret¨® los cl¨¢sicos Sodade, Angola, y el siempre conmovedor Mar azul. Al final, la colonia caboverdiana que acude fiel a sus conciertos gritaba su nombre: Cize. Dentro de muchos a?os, cuando haya dejado de cantar, se seguir¨¢ recordando a la mujer que un d¨ªa abandon¨® San Vicente para que el mundo supiera de aquellas islas y se dejara llenar de nostalgia.