Remedo de universidad
EL ENORME aumento de la demanda de estudios unversitarios en nuestro pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os ha propiciado la aparici¨®n de nuevas universidades a lo largo y ancho del territorio espa?ol. Primero se trat¨® de universidades p¨²blicas, creadas para cubrir claras necesidades educativas en determinadas ¨¢reas, de acuerdo con los requisitos entonces vigentes para la puesta en marcha de nuevos centros. Despu¨¦s, tras la entrada en vigor de la LRU, nacieron una serie de universidades privadas cuya creaci¨®n estaba prevista y regulada en dicha ley. Por ¨²ltimo, la transferencia generalizada de las competencias universitarias a las comunidades aut¨®nomas, beneficiosa por muchos motivos, ha facilitado el surgimiento de numerosas demandas, en ocasiones de claro perfil populista, de universidades por iniciativa de municipios, regiones o grupos sociales, que ven en la creaci¨®n de una universidad la oportunidad de paliar sus problemas econ¨®micos o demogr¨¢ficos.A las autoridades auton¨®micas les resulta muchas veces dif¨ªcil resistir esas presiones y acaban cediendo, incluso dejando en un segundo plano los requerimientos acad¨¦micos de calidad en la ense?anza y en la investigaci¨®n que son exigibles a una instituci¨®n que quiera llamarse universidad. En ese sentido, ya resulta preocupante que el preceptivo informe de la Comisi¨®n Acad¨¦mica del Consejo de Universidades, integrada por los rectores de todas las universidades existentes, no sea vinculante y sea finalmente la decisi¨®n de los responsables pol¨ªticos de las comunidades aut¨®nomas la que prevalezca, incluso en contra de un dictamen negativo.
Ahora, por fin, en los proyectos de las universidades cat¨®licas de ?vila y Murcia se entremezclan rasgos de los casos anteriores. Con una salvedad importante: tal y como est¨¢n transcurriendo los hechos, y a tenor de las declaraciones de sus promotores -los obispos respectivos-, se deduce que lo que se pretende es ignorar la legalidad y obviar la aplicaci¨®n de la LRU aduciendo una inveros¨ªmil potestad contenida en los acuerdos con la Santa Sede; es decir, en un convenio internacional. Se trata, como paladinamente admiten, de evitar los engorrosos tr¨¢mites y controles que involucran al Consejo de Universidades, e incluso a las autoridades auton¨®micas, para crear verdaderas caricaturas de universidad, sin los niveles m¨ªnimos exigibles. Si ya el proceso de proliferaci¨®n de universidades tiene rasgos preocupantes que exigen una reflexi¨®n en profundidad, si prospera esta nueva modalidad, se crear¨ªa un precedente que podr¨ªa tener consecuencias dram¨¢ticas para el futuro de la instituci¨®n universitaria. Esperemos que la cordura prevalezca sobre la demagogia.
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