'Tamagotchi'
Una sobrina me cuenta que en su colegio m¨¢s de la mitad de los ni?os tienen ya un tamagotchi, la mascota virtual, esa especie de cibercachorro inventado en Jap¨®n y que arrasa ahora en toda Europa. Me pone al corriente tambi¨¦n de perversos casos de malos, tratos. Por ejemplo, para alimentarlo debes presionar el bot¨®n A hasta que aparece en la pantalla el icono de un tenedor y un cuchillo. Puedes darle comida o golosinas, presionando el bot¨®n B. Pues bien, una ni?a le prest¨® a un compa?ero de aula su tamagotchi bajo el juramento de cuidarlo como si fuera suyo. ?l le hab¨ªa pedido para salir, ella se lo estaba pensando, y cre¨ªa que la mascota ser¨ªa un primer v¨ªnculo de cari?o. Hasta entonces, el tamagotchi era una criatura en "fase ni?o", sana, juguetona y alegre. En el chequeo de salud, la pantallita mostraba corazones oscuros, signo de felicidad. Pero una vez lo tuvo en sus manos, el chaval, sin saber el porqu¨¦, urdi¨® una terrible maldad. A la hora de alimentarlo, escogi¨® la opci¨®n "caramelos" y presion¨® el bot¨®n B hasta provocarle el empacho. No atend¨ªa sus llamadas de aseo y auxilio.Cuando se lo devolvi¨®, el tamagotchi era un gordinfl¨®n, rodeado de excrementos y profundamente deprimido. En la pantalla aparec¨ªa una calavera. La ni?a intent¨® salvarlo con inyecciones virtuales, mientras lloraba l¨¢grimas reales del tama?o de uvas verdes. Si lograra salvarlo, jugar¨ªa con ¨¦l d¨ªa y noche para hacerle feliz y para que perdiera aquel horrible sobrepeso. Ya era tarde. Seg¨²n el manual, los tamagotchi no mueren, sino que regresan a su planeta. Pero ella supo que s¨®lo era un consuelo. Por 2.500 pese as, hab¨ªa adquirido tambi¨¦n la idea del mal y la muerte. Presionando los botones A y C, aparecer¨ªa un nuevo huevo. Lo cuidar¨ªa ella sola. No lo compartir¨ªa con nadie. Y menos a¨²n con un hombre enamorado.
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