Tejedores de historia
BELISARIO BETANCUREl autor present¨® el lunes con este texto el seminario El horizonte de Iberoam¨¦rica ante el siglo XXI de los cursos de verano de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo.
Nuestros sue?os no son un¨ªvocos y se expresan con lenguajes contradictorios, en ocasiones violentos, lo que conduce a la existencia de movimientos guerrilleros delirantes. En todos los conflictos armados de Am¨¦rica Latina en los ¨²ltimos a?os, han obrado factores o agentes subjetivos, personales, y factores o agentes objetivos, impersonales. Los primeros son los representantes del establecimiento -entre ellos, los Gobiernos- y los que se levantan en armas para combatirlos a fin de reemplazarlos o al menos de lograr reivindicaciones ideol¨®gicas y mejoramientos concretos en la calidad de vida de la comunidad. Los segundos, los factores o agentes objetivos -como la dependencia, las carencias de infraestructura social, la violaci¨®n de los derechos humanos-, sirven de caldo de cultivo, a los movimientos guerrilleros.La respuesta m¨¢s id¨®nea a tales movimientos consiste en el di¨¢logo que represente la recuperaci¨®n del valor ontol¨®gico del lenguaje. As¨ª se puso en pr¨¢ctica en Colombia, en el Gobierno que presid¨ª entre los a?os 1982-1986, con ¨¦xitos y fracasos. As¨ª lo prosiguieron mis sucesores, los presidentes Barco, Gaviria y Samper, tambi¨¦n con ¨¦xitos y fracasos. Y hace dos semanas, entre el Gobierno del presidente Samper y la guerrilla de las FARC, se produjo por el di¨¢logo y con la cooperaci¨®n internacional, la devoluci¨®n de un grupo de 70 militares que permanecieron en cautiverio durante m¨¢s de nueve meses. Avances m¨¢s profundos se al canzaron en los procesos de re conciliaci¨®n en Am¨¦rica Central promovidos por el Grupo de Contadora -Colombia, M¨¦xico, Venezuela y Panam¨¢-, que naci¨® por iniciativa colombiana con la misma filosof¨ªa de buscar respuestas simult¨¢neas a las situaciones creadas por los agentes subjetivos y los agentes objetivos en la regi¨®n centroamericana.
Y as¨ª, tejiendo con paciencia durante largos a?os el hilo de la reconciliaci¨®n, se hizo en Guatemala en un proceso ejemplar que ya ha culminado.
Mis vivencias en los a?os ochenta en el Grupo de Contadora en busca de la paz para Centroam¨¦rica y en busca de la paz para Colombia pueden sintetizarse en una metodolog¨ªa o dec¨¢logo que se ha venido complementando y decantando con vivencias y reflexiones espec¨ªficas sobre los procesos de paz de El Salvador y Guatemala. En las ¨²ltimas semanas del pasado mes de marzo, la Sociedad Interamericana de Prensa reuni¨® en Panam¨¢ a protagonistas de los acuerdos de paz en Guatemala. Pues bien, para el antiguo comandante guerrillero Rodrigo, Asturias (hijo del Premio Nobel Miguel ?ngel Asturias), Manuel Conde-Orellana, representante del Gobierno, y Rosalina Tuy¨², representante de las comunidades ind¨ªgenas mayas, es necesario que haya continuidad y coherencia en todo proceso y que se abran siempre espacios a la sociedad civil, puesto que la ruptura que la guerra crea tiene que llenarse con un cemento de participaci¨®n general, incluidas las minor¨ªas ¨¦tnicas. El dec¨¢logo de la paz as¨ª complementado es ¨¦ste:
1. El punto de partida en busca de la paz en todo proceso de negociaci¨®n debe ser la voluntad pol¨ªtica de las partes en conflicto, de llegar a esa paz. Tal voluntad pol¨ªtica significa que ninguna de estas partes o agentes subjetivos suspender¨¢ unilateralmente las negociaciones, en el entendido de que todo alzamiento armado es una decisi¨®n pol¨ªtica tanto como lo es toda dejaci¨®n de las armas.
2. Existencia de un mediador, o varios mediadores, objetivos y acordados por las partes que hagan las convocaciones, resuelvan las dificultades del proceso y busquen los recursos necesarios para la negociaci¨®n.
3. Es constructiva la mediaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica en pa¨ªses de mayor¨ªa cat¨®lica, por la credibilidad que ostenta y por la facilidad de comunicaci¨®n con las. partes en conflicto.
4. Formaci¨®n de un grupo de pa¨ªses amigos del respectivo proceso, que coadyuven en las dificultades.
5. Acuerdo inicial sobre humanizaci¨®n de la guerra, aunque la guerra contin¨²e, y respeto a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario.
6. Confidencialidad de los temas tratados en las distintas audiencias de las negociaciones, lo cual no excluye la- informaci¨®n confidencial que ha de darse internamente por las partes en conflicto. Todo lo cual debe contar con el conocimiento y participaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n para establecer con ellos instancias de confidencialidad e instancias de publicidad, y con conocimiento de los partidos pol¨ªticos y de la sociedad civil.
7. Lugar de las negociaciones por fuera del escenario del conflicto, en pa¨ªses amigos o en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, para alejar la negociaci¨®n de las vicisitudes cotidianas de la guerra.
8. Negociadores con capacidad para comprometer inmediatamente a las partes en conflicto, sin perjuicio de que cada una de ellas haga internamente las consultas que considere necesarias, e incluso promueva la creaci¨®n de comisiones internas de negociaciones parciales y di¨¢logos regionales de puertas abiertas, siempre ad referendum de la instancia de los negociadores nacionales.
9. Tanto los representantes de los Gobiernos como los representantes de los alzados en armas deben tener representaci¨®n autorizada de sus respectivas fuerzas militares.
10. Dado que en todo conflicto armado en Am¨¦rica Latina obran agentes subjetivos o personales -los guerrilleros-, pero tambi¨¦n agentes objetivos o impersonales -las carencias de infraestructura social, por ejemplo-, se requiere la creaci¨®n, en el respectivo pa¨ªs; de una agencia de la ONU, para que verifique el cumplimiento de los acuerdos y racionalice los recursos aportados por la comunidad internacional para la reconstrucci¨®n.
El tercer milenio presenta expectativas estimulantes para Am¨¦rica Latina y es un desaf¨ªo para sus dirigentes. Churchill preven¨ªa a sus contempor¨¢neos sobre el peligro de no dar la talla ante la historia, cuando recordaba a aqu¨¦l que tuvo la desgracia de ser un gran hombre en ¨¦poca de peque?eces. Hoy se corre el riesgo de ser peque?os en una ¨¦poca que convoca a la grandeza. En el horizonte latinoamericano ante el siglo XXI, materia de este seminario, trataremos de verle de cerca la cara a la met¨¢fora de la grandeza de Iberoam¨¦rica.
Belisario Betancur fue presidente de Colombia entre 1982 y 1986.
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