Contra la verborrea

Siento un cierto remordimiento por haber aceptado escribir sobre ciclismo cuando me he pasado a?os lamentando que escritores y comentaristas (sobre todo los televisivos) inundasen de verborrea ret¨®rica e inasequible al desaliento ese espect¨¢culo esencialmente visual que es una etapa. Por eso valoro especialmente las pausas y los silencios en las transmisiones televisivas.Dentro de esta ret¨®rica se han hecho famosos t¨¦rminos o frases que nos horrorizaban a los aficionados como la deleznable "la multicolor", de la que suprimo la parte supersticiosa, mientras estoy tocando madera.

Tambi¨¦n existieron locutores que nos ilustraban sobre los sublimes atardeceres y los maravillosos paisajes espa?oles, olvidando hablarnos de los "esforzados de la ruta" (vaya frasecita tambi¨¦n de aquella ¨¦poca) y su situaci¨®n en la carrera, que era lo ¨²nico que nos interesaba a los fan¨¢ticos y a cualquiera que quisiera estar enterado de lo que suced¨ªa en la etapa.

Es evidente que la mayor parte de este lirismo vacuo ha desaparecido, y eso que salimos ganando, pero lo que s¨ª contin¨²a es un exceso de locuci¨®n in¨²til, de palabras de relleno que se las, lleva el aire. Quiero y admiro mucho, como ¨¦l sabe, a Perico Delgado y respeto a sus compa?eros comentaristas, pero_ agradecer¨ªa que para evitar una afon¨ªa como la que yo padezco por no callar ante mis pr¨®jimos, descansasen sus gargantas en etapas como las tres ¨²ltimas, donde casi llegaron a batir el r¨¦cord Guinness de mantenimiento de la palabra contra viento y marea, no vaya a ocurrirles como a ese entra?able compa?ero suyo del que le¨ªmos en esos r¨®tulos pintados sobre el asfalto la an¨®nima rima "Camargo, eres un petardo".