La muerte del miedo
A partir del 6 de julio, M¨¦xico vive un momento de euforia, tan feliz como la entrada de Francisco 1 Madero a la ciudad capital en 1911, tras la ca¨ªda de Porfirio D¨ªaz y treinta a?os de dictadura. El reino del PRI fue a¨²n m¨¢s largo. Creado en 1929 por el jefe m¨¢ximo de la Revoluci¨®n, Plutarco El¨ªas Calles, el PRI ha sobrevivido a momias pol¨ªticas tan venerables como el Partido Comunista de la URSS o la dictadura de Francisco Franco en Espa?a. Creado por Calles para poner fin a las disensiones entre las facciones revolucionarias y a la secuela de levantamientos, golpes y asesinatos que siguieron al triunfo de las armas revolucionarias, el partido oficial termin¨® victimado por lo mismo que exorciz¨® hace setenta a?os: los cr¨ªmenes pol¨ªticos, la corrupci¨®n, el fin de la omert¨¢ siciliana entre sus miembros, todo ello sazonado por calaveras dignas de un grabado de Jos¨¦ Guadalupe Posada, brujas y adivinas dignas de Macbeth, excavaciones f¨²nebres dignas de Dr¨¢cula, amor¨ªos de telenovela y desapariciones a la Hitchcock.Ahora, el PRI ha perdido la jefatura de gobierno del Distrito Federal (la entidad urbana m¨¢s grande del mundo), la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara de Diputados y dos Estados m¨¢s, que se suman a los cuatro ya gobernados por el Partido de Acci¨®n Nacional (PAN). M¨¢s de la mitad del pa¨ªs es gobernada, actualmente, por la oposici¨®n. La paradoja para nosotros los mexicanos es que la anormalidad del pasado pri¨ªsta ya nos parec¨ªa lo normal, en tanto que la actual normalidad democr¨¢tica nos parece lo anormal. Vamos a tener que acostumbrarnos a la normalidad y expulsar la anormalidad autoritaria al cementerio de la historia.
El PRI y algunos de sus aliados del sector privado trataron, sin embargo, de explotar esta paradoja durante la campa?a electoral. Si la "normalidad" pri¨ªsta era interrumpida, advirtieron, el resultado ser¨ªa la ingobernabilidad, el caos, hasta la intervenci¨®n de los Estados Unidos. Ocomo dir¨ªa un ¨¦mulo progresista del PRI, Luis XV de Francia, "despu¨¦s de m¨ª, el diluvio".
Bueno, despu¨¦s del 6 de julio el antiguo r¨¦gimen mexicano, como la bruja maligna de El mago de Oz, se ha esfumado y, en vez de sumir a M¨¦xico en el caos, ha tra¨ªdo consigo no s¨®lo la esperanza renovada, sino una situaci¨®n objetiva mucho m¨¢s sana y estable. La bolsa de valores, la inversi¨®n extranjera, la fortaleza del peso contra el d¨®lar, la confianza en las grandes empresas mexicanas: en vez de desplomarse, todos estos signos han mejorado espectacularmente. La democracia engendra confianza.
Cuidado con el optimismo excesivo, advierten algunos. El viejo PRI es un dinosaurio herido, pero a¨²n puede dar coletazos. Cierto, pero poco probable. El PRI no puede desviar la confianza generada por el proceso electoral y encauzarla hacia una renovaci¨®n del miedo. En vez de lamentarse, como una Niobe pol¨ªtica, de sus derrotas, el PRI debe penar seriamente sobre su futuro. ?Lo tiene? Dada su base territorial y su organizaci¨®n nacional, la respuesta debe ser afirmativa. Pero el PRI, no puede eximirse a s¨ª mismo de un autoexamen en profundidad. Su falta de escr¨²pulos pol¨ªticos, su vaguedad ideol¨®gica, su oportunismo de anguila, le han permitido al PRI posar, sucesivamente, como una formaci¨®n revolucionaria, nacionalista, socialista, estatista, populista y neoliberal. ?Cu¨¢l ser¨¢, despu¨¦s del 6 de julio, la cara verdadera del PRI? Quiz¨¢s, despu¨¦s de usar tantas m¨¢scaras, el PRI ya no tenga rostro. Lo que s¨ª tiene son muchos miembros inteligentes, preocupados y honestos. A ellos les toca reformar a su partido despu¨¦s de un encierro espiritual que le permita ocupar su nueva posici¨®n como un partido m¨¢s, no un partido ¨²nico.
Otra bandera del miedo alzada durante la campana consisti¨® en advertir que la democracia traer¨ªa inestabilidad a M¨¦xico y una respuesta negativa de parte de los Estados Unidos. Este argumento del miedo tambi¨¦n desapareci¨® el 6 de julio. El apoyo tradicional de Washington a los reg¨ªmenes autoritarios de M¨¦xico en nombre de la seguridad nunca fue una postura c¨®moda. C¨ªnica, quiz¨¢s, pero c¨®moda no. Los resultados electorales facilitan enormemente la pol¨ªtica del Gobierno de Clinton hacia M¨¦xico. Su trato con un sistema democr¨¢tico ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil, aunque m¨¢s complejo. Las acciones diplom¨¢ticas del presidente Zedillo ser¨¢n tan estrechamente vigiladas por el nuevo Congreso como las del presidente Clinton lo son por el suyo. Es decir, las relaciones de M¨¦xico con los Estados Unidos se parecer¨¢n cada vez m¨¢s a las relaciones de los Estados Unidos con M¨¦xico. M¨¢s vigiladas, m¨¢s criticadas, m¨¢s negociadas.
Pero, despu¨¦s de todo, esto es lo normal en una democracia. O como cantar¨ªa Judy Garland, ?viva, viva, la bruja del miedo ya se muri¨®!.
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