Los tres tenores convierten su concierto en un homenaje a Miguel ?ngel Blanco
65.000 personas acudieron al espect¨¢culo l¨ªrico del Camp Nou
En Barcelona, la noche ten¨ªa que ser ayer de los tres tenores, pero Jos¨¦ Carreras, Pl¨¢cido Domingo y Luciano Pavarotti convirtieron su concierto en el Camp Nou en un acto de solidaridad con la familia de Miguel ?ngel Blanco, asesinado por ETA. Tres minutos antes del inicio del concierto, la aparici¨®n de lazos negros en las dos pantallas situadas a ambos lados del escenario puso en pie a las 65.000 personas del Camp Nou, que mostraron su solidaridad conplausos. Los tenores aparecieron, y Carreras anunci¨® que el concierto era para Miguel ?ngel Blanco y su familia.
El p¨²blico, puesto en pie, guard¨® un minuto de silencio. Los aplausos y el silencio dieron paso a la m¨²sica. El espect¨¢culo lleva ya muchos kil¨®metros a sus espaldas y Carreras, Domingo y Pavarotti conocen a la perfecci¨®n sus respectivos papeles. La organizaci¨®n, sin embargo, fue cercana al caos. Un buen n¨²mero de espectadores se encontr¨® a su llegada al Camp Nou con que les hab¨ªan cambiado las localidades sin aviso previo. Incluso se produjo un conato de revuelta cuando un sector situado al final de la improvisada platea del estadio se neg¨® con sonoras protestas a cambiar sus butacas por otras situadas m¨¢s lejos del escenario, aunque de precio m¨¢s caro. Nadie consigui¨® convencerles de que el cambio era para mejor y optaron por presenciar el concierto desde una alfombra roja delante de la primera fila de platea.El espect¨¢culo de los tres tenores no tiene secretos. Un gui¨®n confeccionado con precisi¨®n milim¨¦trica, en el que se empieza con canciones y arias de ¨®peras menos conocidas para ir, poco a poco, creando un cl¨ªmax que llega a su cenit hacia el final de cada una de las dos partes. All¨ª est¨¢n situadas estrat¨¦gicamente las arias m¨¢s populares, 'La donna ¨¦ mobile', de Rigoletto, de Verdi, y 'Nessum dorma', de Turandot, de Puccini.
Popurr¨ªs
Al final, los medleys, uno al final de cada una de las partes, provocaron el j¨²bilo del p¨²blico. En estos popurr¨ªs, los tenores se pasan las melod¨ªas fragmentadas y enlazadas uno a otro como si de un bal¨®n de f¨²tbol se tratara. Al final, los tres realizaron una jugada conjunta que confluye en el agudo final. El entusiasmo del p¨²blico crec¨ªa a medida que la pieza interpretada era m¨¢s popular y los aplausos interrump¨ªan cuando Domingo entonaba fragmentos de zarzuela.El concierto se cerr¨® con la interpretaci¨®n de L'emigrant. El p¨²blico encendi¨® mecheros llenando el Camp Nou de lucecitas y aplaudiendo a Domingo y Pavarotti cuando cantaban en catal¨¢n. El desfase, de d¨¦cimas de segundo, entre la emisi¨®n de la voz por los tenores y la audici¨®n del sonido por el p¨²blico, muy evidente a trav¨¦s de las pantallas situadas a ambos lados del escenario, provoc¨® m¨¢s de un mal¨¦volo comentario por parte del p¨²blico, que aseguraba que los tenores cantaban en play-back. El desfase, com¨²n en este tipo de conciertos masivos, es producto de la sincronizaci¨®n del sonido para que ¨¦ste llegue en el mismo momento a todos los espectadores, cercanos y alejados. La calidad global de la sonorizaci¨®n del concierto fue notable.
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