"?ETA, aqu¨ª tienes mi nuca!"
Los vecinos de Ermua reciben los restos mortales de Miguel ?ngel con gritos contra la banda y HB
La ¨²ltima vez que ETA habl¨® fue el s¨¢bado, y sus dos palabras de plomo fueron difundidas por las radios, las televisiones y los peri¨®dicos. Ayer, los vecinos de Ermua (Vizcaya) -todos menos los asesinos, sus c¨®mplices y la v¨ªctima, callada para siempre- ejercieron su derecho a r¨¦plica. Salieron a la calle y dijeron: "HB, lo tienes que pagar. Basta ya, queremos paz. No son vascos, son hijos de puta. Pena de muerte a les asesinos. HB, fuera de Euskadi...". Cuando lleg¨® el ata¨²d con el cuerpo de Miguel Angel Blanco -concejal del PP hasta que ETA le quit¨® el esca?o y la vida-, los hombres y las mujeres que hasta entonces hab¨ªan resistido el llanto se partieron en l¨¢grimas. Hab¨ªan jurado que lo esperar¨ªan y all¨ª estaban, fieles al vecino que llegaba tarde y muerto. Entonces, todos se echaron al suelo, las rodillas en tierra, las manos detr¨¢s de la cabeza, y corearon: "?ETA, aqu¨ª tienes mi nuca! iETA, aqu¨ª tienes mi nuca!".
?Qui¨¦n ha dicho que los pol¨ªticos, sus guardaespaIdas, los agentes del tr¨¢fico, las abuelas y sus nietos, los hombres como trinquetes y las mujeres de una vez...? ?Qui¨¦n ha dicho que los ch¨®feres de las funerarias y los periodistas no lloran?Ayer, en Ermua, a eso de las cinco y diez de la tarde, lloraron todos. Hubo incluso quien no conoc¨ªa le experiencia. "He llorado por primera vez, abrazado a mi madre y a mi hija, desconsoladamente". No son ni las diez de la ma?ana, y Javier San lldefonso ya estaba en la calle esperando las noticias de San Sebasti¨¢n.
Javier, de 44 a?os, due?o de una tienda, tiene ojeras y la voz ronca. El s¨¢bado por la ma?ana fue a la manifestaci¨®n de Bilbao, cuando todav¨ªa era posible la esperanza. Ayer, al conocer la noticia irreversible, se arranc¨® el lazo azul y se puso, junto a un grupo de vecinos voluntarios, a recortar tiritas de lazos negros y a ensartarlos con alfileres. Los deposit¨® sobre la tapa de una caja de cart¨®n fue ofreci¨¦ndolos en la puerta del Ayuntamiento.
"No es mentira que nos pueda tocar a cualquiera. Nadie est¨¢ vacunado contra el tiro en la nuca... Bueno, s¨ª, ellos s¨ª est¨¢n a salvo. No me pida que le diga el nombre, pero cr¨¦ame. Yo he o¨ªdo a un ni?o de 12 a?os decirle a otro: a mi padre no le va a pasar nunca nada, porque es de HB", dice.
Desde que amaneci¨® hasta que el cad¨¢ver de Miguel ?ngel Blanco lleg¨® a Ermua (17.600 habitantes), los vecinos dedicaron la jornada a esperar. Javier San Ildelfonso cuenta su vida y la de sus vecinos serenamente, sin aspavientos pero con mucho dolor, advirtiendo que la muerte de Miguel ?ngel no es sino el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una pesadilla diaria: el sometimiento de muchos a la amenaza de unos cuantos.
La muerte, de cerca
En el relato de Javier San lldefonso se resumen la mayor¨ªa de las opiniones de los vecinos. "La muerte de Miguel ?ngel", cuenta Javier, "va a servirle, sobre todo, a los j¨®venes. Yo, hasta ayer, tem¨ªa por mi hija. Me obsesionaba el peligro de que la captaran esos desalmados y que un d¨ªa nos diera el disgusto. Pero esta ma?ana, cuando se ha despertado y le he dicho que Miguel Angel se hab¨ªa muerto, se ha tapado y se ha puesto a llorar. Los j¨®venes de Ermua y del Pa¨ªs Vasco no van a olvidar f¨¢cilmente haber tratado a la muerte tan de cerca. Hoy s¨¦ que he salvado a mi hija".Ya son las doce. En la iglesia de Santiago, un cura joven, I?aki Mart¨ªnez, nacido en Bilbao y desde hace cuatro a?os destinado en Ermua, ha empezado su homil¨ªa. Fuera, Javier sigue contando: "Ellos se sirven del miedo que infunden, de las amenazas. En la ¨²ltima huelga convocada por HB,, un chaval de 16 a?os, hijo de un amigo m¨ªo, vino a la tienda y me dijo que cerrara. Cuando le respond¨ª que no, me llam¨® fascista. Luego me amenaz¨® con publicar una lista con el nombre de mi negocio entre los que no hab¨ªan ido a la huelga. Yo le dije que encantado. ?Qu¨¦ mejor propaganda que digan que mi comercio estuvo abierto? Anoche, les propuse a otros comerciantes que pongan en la puerta un cartel que diga si votas HB, no entres. Me dijeron que no, que no ten¨ªamos que parecer-nos a ellos. Ten¨ªan raz¨®n". lloras despu¨¦s, sin embargo, un grupo de vecinos hizo p¨²blico un comunicado pidiendo que no se compre en las tiendas de simpatizantes de HB. Esta petici¨®n se difundi¨® por todo el Pa¨ªs Vasco, con la proclama: "Todos juntos podemos hundirles tanto como ellos nos han hundido a nosotros".
Maki Mart¨ªnez, el cura, ya va por la mitad del serm¨®n. Se atraganta. Le resulta dif¨ªcil hallar las palabras justas, dar consuelo sin llamar a la venganza: "Hay que sacar los esp¨ªritus malos, tener nobleza". Luego, en la sacrist¨ªa, reconoce que en los ¨²ltimos d¨ªas se han acercado hasta ¨¦l varios simpatizantes de HB: "Sufr¨ªan tensi¨®n interior".
La tensi¨®n que tienen que sufrir d¨ªa a d¨ªa los que, por una raz¨®n u otra, son se?alados con el dedo de HB. Por ser de otra regi¨®n, militaren el, PP o en el PSOE, no cerrar un comercio o, simplemente, ser distinto a ellos. Lo cuenta Javier, y algunos de sus compa?eros de cuadrilla asienten al tiempo: "Y luego est¨¢ el cuento del ser vasco o no ser vasco. Mire, mi bisabuelo fue alcalde de Ermua y mi abuelo tambi¨¦n, pero yo no soy m¨¢s de aqu¨ª que alguien que un d¨ªa llegara de otro sitio y lleve ya un mont¨®n de a?os trabajando en este lugar. Yo soy m¨¢s de Ermua que la torre, pero el padre de Miguel ?ngel tambi¨¦n. No hay derecho a la discriminaci¨®n. Ellos dicen: ?es que no est¨¢ integrado! Y yo les respondo: claro, como no os vota a vosotros..."
Las charangas se han reunido en el ¨¢tico del edificio consistorial. Hay expresi¨®n de tristeza y de cansancio. Deciden suspender las fiestas, que tendr¨ªan que haber empezado la semana pr¨®xima. Ayer en Ermua y por un asesinato, pero hace unas semanas en San Sebasti¨¢n por la quema de una librer¨ªa o un ano antes por cualquier otro atentado, los vascos que se sit¨²an frente a HB, ven la situaci¨®n demasiado parecida a la de los ¨²ltimos a?os del dictador Franco.
A San lldelfonso tambi¨¦n le parece as¨ª: "Ayer baj¨¦ a Eibar a manifestarme. Con el dolor y la tristeza no me di cuenta, pero luego, echando cuentas, me acord¨¦ de que yo no me manifestaba desde el proceso de Burgos. Entonces le gritaba a Franco para que no matara a unos cuantos presos, entre ellos algunos etarras. Ayer, f¨ªjese c¨®mo son las cosas, me manifestaba para pedirle a ETA que no matara a una persona inocente".
No hay nadie de HB en el pueblo. Desde que el s¨¢bado, un grupo de vecinos intentaran incendiar la sede de HB -s¨®lo consiguieron chamuscar la puerta-, no se ha visto al ¨²nico concejal ni a los militantes que todos conocen. Va a ser dif¨ªcil la vuelta.
Iron¨ªa amarga
"Yo estoy de acuerdo con el acercamiento de los presos" a Euskadi, explica Juan A., un amigo de Javier con un regusto de iron¨ªa amarga. "Empezar¨ªa con una especie de plan piloto. Coger¨ªa a dos de los m¨¢s lejanos, dos que est¨¦n en Almer¨ªa o en C¨¢diz, y me los traer¨ªa a Mondrag¨®n: uno al zulo, el otro a la m¨¢quina donde los transportaron... "Son las cinco de la tarde y el cortejo f¨²nebre ya viene por la autopista. El ambiente es cada vez m¨¢s tenso. Han llegado unos cuantos pol¨ªticos -Isabel Tocino, Ram¨®n J¨¢uregui, el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza, Carlos Garaicoetxea, Javier Arzallus...- y la gente los aplaude a rabiar.
"Mi hija me ha preguntado esta ma?ana, todav¨ªa llorando: pap¨¢ , ?de qu¨¦ ha servido la manifestaci¨®n de Bilbao, los lazos azules?", se conf¨ªa finalmente Javier, mientras el cad¨¢ver del amigo se acerca ya a la boca del pueblo. "Yo le he respondido que de mucho. Ha servido para unirnos, para tener claro qui¨¦nes son los asesinos y qui¨¦nes los dem¨¢s".
Javier est¨¢ ahora arrodillado en el suelo, con las manos detr¨¢s de la cabeza, llorando como todos, gritando: "iETA, aqu¨ª teneis mi nuca!". La novia y la hermana de Miguel ?ngel se asoman al balc¨®n y se funden en el aplauso. Javier mira de reojo y dice: "Nos tendr¨ªan que matar a todos. Y no lo van a conseguir".
La lluvia no dej¨® de caer durante la tarde y la noche en Ermua, pero los vecinos segu¨ªan en la calle, segu¨ªan acerc¨¢ndose a la capilla ardiente de Miguel Angel, esperando el amanecer. El ministro Mariano Rajoy, como representante gallego del Gobierno, lleg¨® anoche a la capilla ardiente y continuaba velando el cad¨¢ver bien entrada esta madrugada. Todas las casas del pueblo luc¨ªan un cresp¨®n negro; una se?al de luto a la que se sum¨® por la noche el domicilio de Jon Cano, el ¨²nico concejal de HB de Ermua, quien, a t¨ªtulo personal, hab¨ªa pedido a ETA que no ejecutara su ¨²ltima amenaza, informa Pedro G. Damborenea.
El vicepresidente del Gobierno Francisco ?lvarez Cascos remach¨® anoche que la inmensa mayor¨ªa est¨¢ por la paz; que los violentos son muy pocos. "Los que estamos dispuestos a defender un ideal, estamos dispuestos a hacerlo a costa de nuestra vida", afirm¨®. A?adi¨® que ETA "podr¨¢ cargarse a m¨¢s personas, pero no va a poder cambiar el derecho de un pueblo". Los sindicatos del pueblo han convocado para hoy un paro general de 24 horas.
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