Ullrich domin¨® la 'crono' al estilo Indur¨¢in
Olano todav¨ªa se sostiene en el podio- Excelente actuaci¨®n de Pantani y Virenque
Hablemos del "efecto Indur¨¢in", pero cambiemos el apellido. En ti¨¦ndase como una necesidad de introducir una doble lectura a la hora de interpretar una contrarreloj: pongamos a Ullrich (como hac¨ªamos con Indur¨¢in) en un lado y al resto en el otro. Es una correcci¨®n obligada. Ullrich hizo su contrarreloj, la que todo el mundo divisaba por el horizonte, y pulveriz¨® las diferencias en la general. El resto del mundo anduvo en, un pa?uelo discutiendo por un pu?ado de segundos. Ullrich no necesita mirar atr¨¢s, pero sus colegas deben utilizar la calculadora y especular. En ese pelot¨®n secundando Abraham Olano, todav¨ªa en el podio a un segundo de distancia de Riis. Olano hizo lo previsto: una contr¨¢rreloj ambigua. Pero, cuidado, era quiz¨¢s la mejor contrarreloj posible en sus circunstancias. Olano nos descubre un nuevo personaje, un corredor indomable, un tipo con narices, un hombre de un valor excepcional. Su actuaci¨®n tuvo un extraordinario m¨¦rito.Qu¨¦ decir de la carrera de Ullrich. La potencia, la explosi¨®n de vitalidad de un hombre joven, la confianza de quien se siente el m¨¢s fuerte. Ullrich funcion¨® bajo el peso de la ley del maillot amarillo. Es el due?o de la carrera. Marc¨® la mejor referencia desde el principio y explot¨® con fuerza en la parte m¨¢s exigente del recorrido. En esos 14 kil¨®metros de ascensi¨®n obtuvo gran parte de su bot¨ªn, casi dos minutos sobre Virenque, algo m¨¢s sobre Olano y Riis (que sufri¨® un pinchazo), m¨¢s de minuto y medio sobre un excelente Pantani en su terreno. Mediada la contrarreloj, quedaba sentenciada la jornada. Luego se limit¨® a una aceleraci¨®n regular. Sus diferencias en la general son ya incontestables.
Qu¨¦ decir de los dem¨¢s, de quienes participan en la lucha por el podio. Cuidado con Pantani, que viaja de menos a m¨¢s con la tranquilidad de ¨¢nimo de quien ha llegado al Tour sin responsabilidades. ?Y Riis?. Notable su actuaci¨®n, pero ya no puede tener dudas: pasa a la condici¨®n de subalterno de Ullrich. Est¨¢ Virenque, uno de los hombres fuertes, que hizo la contrarreloj de su vida, beneficiado en buena parte (los ¨²lti mos 15 kil¨®metros al menos) por la presencia de Ufirich, que le adelant¨® para servirle de referencia durante el tramo final, precisa mente el que peor se adecuaba a sus condiciones. S¨®lo por el mero hecho de no perder la rueda de Ullrich, Virenque logr¨® ganarle tiempo,a Olano y al mismo Riis. No olvidemos a Casagrande, un caso parecido al de Pantani. Y est¨¢ Olano.
Qu¨¦ decir de Olano. Es dif¨ªcil, porque nadie est¨¢ interesado en hacerlo, establecer cu¨¢l es su merma de forma. No sabemos con claridad si Olano est¨¢ a un 80% o a un 60%. No sabemos con clari dad si la merma ser¨¢ progresiva, moderada o se ha estabilizado. Ech¨¢varri prohibi¨® terminante mente que se ofrecieran los datos de los an¨¢lisis practicados el jueves. No quiere ver a Olano luchando contra un ¨ªndice anal¨ªtico. Ech¨¢varri piensa que Olano mere ce que se respete la valent¨ªa del corredor, su derecho a combatir, su capacidad para sufrir, que se le d¨¦ la oportunidad de experimentar sensaciones sin la esclavitud de vivir sometido a unos d¨ªgitos. Olano no est¨¢ bien, pero no tiene miedo.
El espa?ol hizo su carrera. Ya advirti¨® que no estaba en disposici¨®n de pelear con Ul1rich. Despreci¨® la tecnolog¨ªa al uso y se embarc¨® a la aventura con -una bicicleta cl¨¢sica, mientras hombres como Ullrich, Riis o Pantani hicieron el oportuno cambio terminado el puerto. Su carrera fue sostenida, muy parecida a la de Riis, a quien super¨® en dos segundos a lo largo del descenso a pesar de la diferencia de bicicleta. Pero no tuvo pegada, no tuvo capacidad para acelerar y establecer diferencias.
La contrarreloj puso en evidencia, la relaci¨®n de fuerzas y en ese sentido no hay grandes sorpresas. Ullrich hace ya su carrera, camino de Par¨ªs. Virenque y Pantani son los dos hombres fuertes en la monta?a: apar ecen como los principales candidatos al podio. Riis tendr¨¢ dificultades para moverse. Escart¨ªn, Casagrande, Dufaux y Jim¨¦nez son los colocados. ?Y Olano? ?D¨®nde ponemos a Olano en la general?
Olano sabe que sufrir¨¢ en los Alpes, pero lo acepta. Carece de libertad de movimientos porque no dispone de otra maniobra que la puramente defensiva. No puede atacar, ni siquiera responder a los ataques. Debe explorar d¨ªa a d¨ªa sus sensaciones y encomendarse a su impresionante voluntad. El panorama describe un verdadero calvario. Pero ser¨¢ la oportunidad de conocer al verdadero Olano, al hombre que se ha hecho a s¨ª mismo contra la opini¨®n general: era un chico gordito y se hizo ciclista, era el hazmerreir de sus compa?eros cuando era corredor aficionado porque se entrenaba m¨¢s que nadie y obten¨ªa peores resultados, pero sigui¨® adelante, tuvo que pagar de su bolsillo para correr y corri¨®, lleg¨® a profesionales con categor¨ªa de gregario pero supo ganarse un cartel como rodador, luego convenci¨® como contrarrelojista, m¨¢s tarde como candidato a ser l¨ªder. Y fue hasta campe¨®n del mundo. Siempre tuvo que superar un pero (pero no es Indur¨¢in, por ejemplo). Nunca fue un diamante en bruto. Nadie le apunt¨® en su lista. Nadie le descubri¨®-. La vida no ha sido f¨¢cil para este ciclista. No lo ser¨¢ este Tour. Pero es su camino. Y lo conoce a la perfecci¨®n: otra vez frente a la incredulidad general. Olano terdr¨¢ que volver a mover monta?as.
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